El uso de macanas y otras armas por agentes del LAPD parece violar las reglas
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Cuando el humo del incendio de un automóvil cercano se esparcía, llegaron las macanas de la policía. Deon Jones sintió un latigazo en la espalda y el hombro mientras corría. Al mirar hacia atrás, vio a un policía de Los Ángeles apuntarle con un arma táctica a la cara.
El dolor fue repentino y abrasador. Un zumbido llenó sus oídos. En el hospital, un médico le dijo al manifestante de 28 años que se habría quedado ciego si el proyectil de la policía hubiera golpeado una pulgada más a la derecha, y muerto si hubiera golpeado una pulgada más arriba, en la sien. En cambio, tenía dos huesos rotos en la cara, una lesión en la cabeza y puntos de sutura en la mejilla.
“Estamos protestando contra la brutalidad policial”, destacó Jones, “y luego siendo brutalizados por la policía mientras protestamos”.
Una revisión del Times de docenas de instancias de la fuerza policial durante las protestas por el asesinato bajo custodia policial de George Floyd descubrió que los manifestantes sufrieron desde una serie de lesiones a manos de la policía de Los Ángeles, debido a pequeños hematomas por golpes de macanas y caídas a medida que avanzaban las líneas policiales y hasta lesiones graves en sus genitales y cabezas por balas de espuma y ‘bean bags’ que se lanzan a las multitudes, a veces desde corta distancia. Hasta la fecha, no ha habido una evaluación formal de cuántos manifestantes resultaron heridos.
Muchas de las heridas de los manifestantes provienen de incidentes en los que la policía parecía haber violado sus propias políticas sobre cómo se pueden usar armas como macanas y municiones “menos letales”, después de que declararon ilegales las grandes reuniones y estaban sujetas a dispersión, según la revisión. Otras, incluidas algunas de las lesiones más graves en los genitales de los hombres, parecían ser el resultado de usos prohibidos, como cuando los oficiales apuntaban proyectiles directamente a la línea del cinturón de un hombre.
Desde la golpiza a Rodney King hace casi tres décadas, el Departamento de Policía de Los Ángeles ha puesto límites cada vez más a la forma en que los oficiales usan la fuerza, desde manejar macanas y linternas hasta disparar armas y utilizar cierta fuerza física.
Se introdujeron armas conocidas como ‘bean bags’ y proyectiles de espuma para reducir los tiroteos de la policía. Pero ahora hay pedidos de activistas de Black Lives Matter y otros para restringir su uso después de la respuesta de los agentes a las protestas, y preguntas adicionales sobre la utilización de macanas.
Ed Obayashi, un experto de la fuerza policial, dijo que los videos de protesta subrayaron cómo el uso de macanas puede descontrolarse rápidamente y provocar lesiones graves.
“Después de un golpe, es un presagio de que habrá víctimas”, señaló.
Los testigos de los hechos dicen que la policía a veces respondía a las botellas de agua y otros escombros que les arrojaban, a los incendios y actos de vandalismo que ocurrían a su alrededor. Pero en otras ocasiones, los oficiales parecían estar arremetiendo contra manifestantes pacíficos simplemente por estar en la calle.
“Estábamos parados, y realmente ya no nos querían allí”, dijo Matt McGorry, un actor que fue golpeado con macanas y un disparó en el estómago con un proyectil, y cuyos videos están entre los más vistos en línea. “Simplemente venían tras la gente, incluso cuando las personas levantaban la mano. Se lanzaban sobre las rodillas de la gente como si trataran de pegar un jonrón”.
La policía y los líderes de la ciudad, incluido el alcalde Eric Garcetti y el jefe de policía de Los Ángeles, Michel Moore, dijeron que las acciones de los agentes de policía que se enfrentaron con los manifestantes en las últimas semanas están bajo revisión. Josh Rubenstein, un portavoz de LAPD, expuso que el departamento ha comprometido a 40 investigadores de asuntos internos a la única tarea de revisar tales interacciones y evaluar si ocurrieron violaciones de políticas o conductas más graves.
Se han lanzado más de 50 investigaciones sobre quejas del comportamiento de la policía durante las protestas, incluidas 28 que alegan fuerza excesiva. Siete empleados del departamento de policía fueron removidos de actividades de campo en espera de los resultados, reveló el departamento el miércoles. Moore ha dicho que presenció a los oficiales usando macanas de una manera que no aprobó, aunque no está claro si están entre los asignados a tareas de escritorio.
El reconocimiento de los fracasos es una evolución en el tono de los primeros días de protesta, cuando Garcetti y Moore elogiaron repetidamente a los oficiales del departamento por su “moderación”. Y aún mantienen que, en general, la fuerza policial se desempeñó admirablemente.
Garcetti y Moore han lamentado en repetidas ocasiones el hecho de que más de dos docenas de policías resultaron heridos, incluido uno con fractura de cráneo, pero no han intentado contabilizar públicamente las lesiones de los manifestantes a manos de la policía.
Según los informes del Times, hubo un número significativo, incluidos muchos de una confrontación policial violenta con una gran reunión de manifestantes cerca del Grove en el distrito de Fairfax el 30 de mayo.
La policía dice que una protesta pacífica en el Parque Pan Pacific se salió de control cuando las personas en la multitud, ya sean manifestantes o infiltrados interesados en incitar al caos, comenzaron a dañar tiendas, prender fuego a vehículos y poner en peligro a otros ciudadanos y oficiales. Los manifestantes dicen que la policía generó problemas acumulando equipo antidisturbios y luego encerrando a la gente en áreas confinadas sin escape.
El Centro Médico Cedars-Sinai, a unas dos millas de distancia, trató a varios pacientes con heridas de balas tácticas, dijo el Dr. Sam Torbati, director médico de la sala de emergencias del hospital. La mayoría de los pacientes tenían lesiones como hematomas y laceraciones y fueron dados de alta después de recibir tratamiento, comentó.
Los funcionarios del hospital no proporcionaron cifras totales de tales lesiones.
El vicejefe Robert Arcos, que supervisa las operaciones del Departamento de Policía de Los Ángeles, dijo que los oficiales estaban utilizando balas de esponja y espuma en objetivos específicos, incluidos los que arrojaban proyectiles a la policía, y no simplemente para dispersar o hacer retroceder a las multitudes. Pero reconoció que se están estudiando muchas quejas de fuerza excesiva.
La política del departamento para tales armas requiere que se usen sólo en individuos que presenten una amenaza clara e inmediata y que estén específicamente dirigidas, y al menos a cinco pies de distancia. Obliga a los oficiales a apuntar primero al ombligo o la línea del cinturón de las personas, y luego a sus brazos y piernas si los disparos iniciales no son efectivos. Se supone que los agentes no deben apuntar a las cabezas o cuellos de la gente, tampoco usar las armas en respuesta a amenazas verbales o “mero incumplimiento”. No deben disparar las armas a los individuos que huyen.
Los manifestantes dijeron que fueron tiroteados a quemarropa, que las armas se dispararon indiscriminadamente contra multitudes y personas que huían, y que apuntaban a las cabezas y los rostros de la gente.
Arcos expuso que las macanas generalmente se usan para expulsar a las personas del área después de las órdenes de dispersión, o para golpear a los individuos en los casos donde los oficiales se enfrentan con “comportamiento agresivo o violento”.
“Sé que hay imágenes de video que no parecen respaldar eso, pero existe más contexto que tenemos que mirar, por ejemplo, el video en el cuerpo de esos oficiales”, comentó.
Los manifestantes revelaron que las macanas se usaban para golpear a quienes protestaban y que se resistían pasivamente a las órdenes de dispersión, además de momentos en que la gente intentaba dispersarse pero no lo hacían tan rápido como los oficiales querían que lo hicieran.
Durante la misma protesta en Fairfax donde Jones recibió un disparo en la cara, Eric Schuh también resultó herido. El proyectil que lo golpeó le arrancó uno de sus dientes, rompió varios más y le abrió el labio.
Schuh, de 28 años, relató que estaba tratando de ayudar a alguien que había caído en la multitud cuando escuchó una bala zumbar por su oído. Dijo que levantó las manos e intentó agacharse detrás de un automóvil, pero ya era demasiado tarde. Vio al oficial de policía apuntar su arma directamente hacia él, expuso.
“Al segundo siguiente estaba mirando hacia abajo y la sangre salía de mi boca como un grifo, y recuerdo sentir un dolor intenso, intenso”, detalló Schuh, quien vive en Long Beach.
El amigo de Schuh, Danyel Norman, de 32 años, fue golpeado en la garganta segundos antes que Schuh, señaló. Aterrorizados, salieron corriendo a un callejón que estaba lleno con otros que tenían heridas similares, dijo Norman.
Estaban “todos en el suelo ayudándose unos a otros”, relató, cuando la policía comenzó a disparar al callejón.
Suzee Dunn, de 30 años, escritora y productora, expuso que fue testigo de cómo la policía acorralaba multitudes en espacios reducidos, sólo para comenzar a disparar proyectiles violentamente mientras golpeaba a las personas en el intestino y en las piernas con macanas. A ella le dispararon en la pierna.
“Era un caos masivo y una locura y la gente sufrió en todas partes”, dijo.
Peter Murphy, de 32 años, gerente de una tienda local, comentó que la policía no mostró ninguna restricción con sus macanas.
“Empujaban a las personas con sus macanas, las golpeaban con ellas en sus costillas, y luego las usaban para pegarles con toda su fuerza”, reveló.
Dijo que fue testigo de cómo la policía disparaba proyectiles al azar contra grandes multitudes de manifestantes que huían.
“La multitud comenzó a dispersarse, a moverse y a apartarse, y las balas de goma seguían siendo disparadas. Incluso mientras las personas se retiraban, aún así eran impactadas”, señaló. “Parecía que la intención era lastimar a la gente en lugar de simplemente dispersarlas”.
Días después, Ben Montemayor, un cineasta de 28 años, fue alcanzado por un proyectil policial en Hollywood.
Un oficial de LAPD había encontrado un letrero que decía “Defund the Police” (Dejen de financiar a la policía) lejos de Montemayor y un amigo, y lo empujó al suelo, relató Montemayor. Cuando fue a ayudar a su amigo a levantarse, sintió un dolor intenso, dijo, y se dio cuenta de que le habían disparado en la ingle.
Uno de sus testículos se hinchó al doble de su tamaño habitual, y el otro también resultó herido. En un hospital cercano, lo llevaron a cirugía de emergencia para salvar sus testículos y su futura capacidad de tener hijos, reveló.
Algunos expertos médicos han argumentado durante años que la policía da la impresión equivocada de tales armas cuando se refieren a ellas como “menos que letales” o sugieren que son un enfoque suave para la aplicación de la ley. Los golpes de macana pueden causar lesiones duraderas, y los proyectiles podrían ser mortales.
Un análisis de 2017 de 1.984 personas heridas por balas de goma o plástico encontró que el 3% murieron y el 15% resultaron heridos permanentemente por el impacto, quedando con pérdida de visión, lesiones en la cabeza o amputaciones de extremidades.
“Si disparas a un montón de personas en la multitud, alguien recibirá un golpe en el ojo o en la cara o en el escroto o algo así y tendrá discapacidades permanentes”, señaló el Dr. Rohini Haar, autor principal del estudio y médico de urgencias.
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