Para los sobrevivientes de ataques sexuales, el legado de Kobe Bryant es complicado
- Share via
Cuando Shirley Alvarado del Águila fue a trabajar, el 27 de enero pasado, les dijo a sus colegas que no quería hablar sobre Kobe Bryant, quien había muerto el día anterior en un accidente de helicóptero, junto con su hija de 13 años y otras siete personas.
Estaba frustrada de que la estrella del baloncesto fuera idolatrada por un público que, al parecer, olvidaba que había sido arrestado y acusado de violación en 2003. Alvarado del Águila trabaja para una organización que atiende a sobrevivientes de violación y violencia doméstica, y estaba enojada de que quienes hablaban del tema eran atacados en línea. Así, desactivó sus cuentas en las redes sociales.
También le preocupaba la mujer que, casi 17 años antes, afirmó que Bryant la había agredido: qué pensaba, cómo estaría manejando la situación.
La estrella de la NBA negó en su momento la acusación de violación y dijo que el encuentro sexual había sido consensuado, aunque entendió que la mujer se sentía de manera diferente. Se presentaron cargos por delitos graves, pero fueron retirados después de que la mujer declinó testificar. A través de los años, y tras su muerte, sus entusiastas fanáticos optaron por centrarse en los logros del deportista, dentro y fuera de la cancha.
Pero en la semana posterior a la muerte de Bryant, un coro de mujeres y hombres acudió a las redes sociales para decir que se sienten alienados y preocupados de que se haya omitido un elemento importante en el discurso en torno al querido Laker de Los Ángeles. Creen que ignorar el presunto ataque de 2003 perjudica a todos los sobrevivientes de delitos sexuales, y a uno en particular: la mujer que afirmó haber sido atacada por él.
Alvarado del Águila, quien sufrió abusos sexuales cuando era niña y más tarde se vio sometida a violencia sexual, reconoció que la muerte de Bryant desató emociones diametralmente opuestas. Por un lado, comentó, “lo siento por su familia. No puedo imaginar por lo que están pasando. Cuando alguien muere, a todos se nos permite procesarlo y llorarlo a nuestra manera”.
Pero agregó: “Los sobrevivientes deben asegurarse de que nuestras historias no sean borradas una y otra vez para levantar el legado de los hombres poderosos”.
A través de su abogado, la mujer que presentó cargos declinó hacer comentarios después de la muerte de Bryant. Ella no habla públicamente acerca de los eventos que modificaron su vida. Con el correr de los años, fue calumniada y amenazada.
Un entrenador de culturismo suizo que supuestamente ofreció matarla por $3 millones de dólares fue acusado de incitación al asesinato, entre otros delitos. Después de que se retiraron varios cargos, no contestó uno por robo mayor y fue sentenciado a tres años de prisión.
Un estudiante de Iowa que dejó amenazas de muerte en su contestador automático fue sentenciado a cuatro meses de prisión. Un hombre de Long Beach acusado de enviarle 70 amenazas de muerte cargadas de insultos a la mujer y al fiscal del caso fue sentenciado a nueve meses en un campo de prisioneros federal.
Patricia Giggans, directora ejecutiva de Peace Over Violence, la línea directa de violencia sexual y doméstica más antigua del país, aseguró que nunca olvidaría el cargo por ataque presentado contra Bryant y el odio que generó en algunos fanáticos. “Esa joven fue vilipendiada en los medios y entre los fans”, remarcó Giggans, a quien le preocupa que las mujeres que denuncian hoy en día corren el riesgo de enfrentar un rencor similar, o peor.
De hecho, según Stacy Malone, directora ejecutiva del Centro de Derechos de las Víctimas, si la sociedad no incluye esta “acusación creíble” de violación como parte del discurso acerca de Bryant, corre el riesgo de contribuir al silenciamiento de las víctimas. “¿Y no estaremos dando un paso atrás?”, se preguntó.
En los años transcurridos desde la acusación de violación, y especialmente luego de que se retiró del baloncesto profesional, Bryant se convirtió en un defensor de las mujeres y abanderado de las féminas en los deportes. Los fanáticos en todo el mundo han llorado su muerte; inundaron las calles en torno al Staples Center con flores, publicaron tributos, compartieron su dolor, pintaron murales en su honor.
Pero el debate va más allá de un jugador de baloncesto.
A menudo hay una tensión en torno a las celebridades que tienen pasados complicados, especialmente cuando se trata de acusados de violencia doméstica o agresión sexual, expuso Dana White, una sobreviviente de agresión sexual que trabaja con una organización nacional que se enfoca en la juventud LGBTQ. Hay un equilibrio entre mostrar respeto por quienes murieron, reflexionó White, y cuidar y apoyar a los sobrevivientes.
“La capacidad de mantener múltiples verdades sobre cualquier persona, ya sea una celebridad o alguien con quien estuvimos conectados personalmente, es un acto de amor y respeto, para poder ver a ese ser por lo que era”, agregó White. “Creo que la rendición de cuentas, por otro lado, habla de un amor y respeto más amplio por la comunidad. Tenemos que hacer las dos cosas”.
Así como los sobrevivientes no son sinónimo de lo que les sucedió, añadió Savannah Shange, profesora asistente de antropología en la Universidad de California en Santa Cruz, Bryant no debe ser reducido al daño que supuestamente causó. Su potencial para la transformación y el crecimiento debe sopesarse junto con sus defectos, consideró.
Shange señaló que Bryant se había disculpado con su acusadora. “Una disculpa no es suficiente, pero es el comienzo del proceso de responsabilidad”, observó. “Y es importante reconocer que Kobe nos dio un ejemplo de cómo luce ese comienzo”.
Después del mortal accidente, las redes sociales abundaron en sentimientos conflictivos: de simpatía y duelo, sí, pero también de dolor y enojo.
@abroshar tuiteó sobre cómo la muerte de Bryant había sido “dolorosa, de muchas formas extrañas”. Ella escribió sobre el día en que conoció a la hija del hombre que la había violado, sobre lo dulce que era la niña y cuánto amaba el violador a su pequeña.
”... Lo único en lo que podía pensar era ‘lo diferente que él es con las personas a quien valora’”, escribió. “¿Qué se supone que debo hacer con estos sentimientos?”.
En el largo hilo de mensajes, @deedropsbeats confesó que la muerte de Bryant la entristeció, pero que también pensaba en la mujer que lo acusó de violación. “¿Es porque Kobe se disculpó oficialmente con la acusadora y las personas a quienes lastimó”, escribió, “... que la gente rápidamente lo perdonó y siguió adelante?”.
Y también se expresó la heredera de Disney, Abigail Disney, quien provocó una respuesta furiosa cuando tuiteó el miércoles: “No he dicho nada sobre Kobe hasta ahora porque sentí que necesitaba pasar algo de tiempo antes de sumarme. Pero sí, es hora de que caiga el martillo. El hombre era un violador. Acéptenlo”.
John-Lancaster Finley, un asociado de políticas de la Coalición contra el Asalto Sexual de California, ve la muerte de Bryant a través de una lente diferente. En Facebook, escribió acerca de cómo en la infancia, “cada niño pequeño (especialmente los chicos negros) fingíamos ser Kobe en algún momento”.
A Finley, quien es negro y sobreviviente de agresión sexual, cualquier conversación sobre Bryant le resultó difícil y detonante. Además, reconoció que pugna por conciliar el complicado legado de Bryant con lo que él calificó como la disposición de algunos a “linchar” a la estrella de la NBA por sus acciones pasadas, junto con una “total falta de respeto” por su familia doliente. “No me enojaré con nadie que no quiera involucrarse con esto”, cerró su mensaje. “Esta situación es realmente difícil, y Dios sabe que tampoco estoy preparado para ello. Sólo pido un poco de compasión, un poco de paciencia y amabilidad. La muerte de Kobe me está golpeando fuerte y no significa que no me importen los sobrevivientes [de abusos]”.
Bryant tenía 24 años y ya estaba casado con Vanessa Laine Bryant, modelo y bailarina, cuando fue a un resort en la ciudad de Edwards, Colorado, en las Montañas Rocosas, mientras esperaba que le practicaran una cirugía. Una recepcionista del lugar, de 19 años de edad, le dio un recorrido por la propiedad, y más tarde fue a la habitación de Bryant en el hotel, donde alegó que la violó.
Después de que se retiraran los cargos, en septiembre de 2004, Bryant emitió un comunicado, ese mismo día: “Aunque realmente creo que ese encuentro entre nosotros fue consensuado, ahora reconozco que ella no vio y no ve ese incidente de la misma manera que yo”, declaró Bryant. “Después de meses de revisiones, de escuchar a su abogado e incluso con su testimonio en persona, en este momento entiendo cómo siente que no dio su consentimiento para ese encuentro”.
La demanda civil presentada por la querellante se resolvió por vía privada, fuera de los tribunales, unos meses después.
Los atletas profesionales, especialmente los varones, a menudo son divinizados por el público, explicó Derek Van Rheenen, profesor de educación en la Universidad de California en Berkeley, que estudia la intersección de los deportes y la sociedad.
El deporte funciona como una religión en muchos sentidos, dijo; los fanáticos son como discípulos que se entregan a un equipo o atleta. Y en un mundo donde el público ha perdido la fe en los sistemas políticos, legales, económicos y educativos, el deporte es un escape. Tiene sentido que la gente esté molesta porque algunos han sacado a la luz una era oscura en la vida de Bryant, observó.
Los sobrevivientes que revelaron sus sentimientos después de la muerte de Bryant han sido castigados y, en algunos casos, amenazados, dicen.
Heather, una residente del condado de Sonoma, de 52 años, descubrió esto de primera mano. Por eso pidió que se le identifique sólo por su nombre de pila al referirse a Bryant.
Cuando se enteró del accidente, relató Heather, sintió como si la hubieran dejado sin aliento. También pensó en su familia y en el dolor indescriptible que sufrió cuando su propia hermana murió de forma inesperada. Y se acordó de la mujer que dijo que Bryant la había violado.
Heather fue agredida sexualmente hace tres décadas. Ella soportó el agotador proceso de llevar a su atacante a la corte, quien finalmente se declaró culpable de conducta sexual criminal.
La noche del accidente, mientras saltaba de un canal de TV a otro en su sala de estar, escuchó a los periodistas usar la frase “él tuvo sus altibajos”, para describir la vida de Bryant. “Simplemente no podía dejar de pensar: ¿cómo pueden usar eso como eufemismo por una presunta violación?”, dijo Heather. Entonces tuiteó sobre cómo tal descripción “minimizaba” la experiencia de la mujer. Las respuestas amenazantes comenzaron casi de inmediato.
Sentada sola, la noche de la muerte de Bryant, con sólo sus perros como compañía, relató Heather, se sintió abrumada por el dolor y lloró.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.