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Hermanitos cruzan la frontera solos para ver a su madre, ahora reciben la ‘green card’

Dos hermanitos se armaron de valor y decidieron salir de su natal Guatemala, para cruzar la frontera a Estados Unidos y ver a su madre.

Los rostros de Arleth Pocop Pineda, de 14 años de edad y José, de 12, ahora dibujan felicidad al recibir la tarjeta que los acredita como residentes permanentes, con vía a la ciudadanía.

De acuerdo al abogado Eric Price, quien manejó sus casos, ellos recibieron asilo político el 17 de mayo del 2017, tras llegar al país como menores no acompañados, cruzando el Rio Grande por Texas, en el 2015.

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Los menores cuentan que en Guatemala ambos estaban al cuidado de su abuela paterna, quien los maltrataba y los tenía viviendo en un ambiente donde siempre había gente alcoholizada a su alrededor.

Encima de esto, los niños recibían una pobre alimentación a pesar de que su mamá, Vanessa Pineda, enviaba un promedio de 600 dólares al mes para su manutención, agrega el abogado.

Entonces, la progenitora se las ingenió para traerlos a Estados Unidos con la ayuda de una amiga, la cual recogió a los niños de la casa de su abuela con el pretexto de que iban a una fiesta, pero nunca volvieron.

En lugar de la supuesta fiesta, viajaron al norte solo con lo que traían puesto.

Los niños cruzaron a Estados Unidos y una patrulla de migración los detectó. Para entonces, los niños estaban completamente solos con otros migrantes desconocidos para ellos.

Los hermanitos dicen que tenían miedo, pero también muchas ganas de ver a su mamá y se convirtieron en inseparables durante toda la travesía.

Para la madre, el tener a sus hijos a su lado, es un sueño hecho realidad.

Tras el logro de sus residencias, Alrleth ve aún más cerca la posibilidad de llegar a convertirse en una dentista, mientras que José quiere ser futbolista y policía.

No obstante, para ganar la residencia los niños tuvieron que mostrar que durante su estancia en este país, han tenido méritos académicos y premios por excelente conducta y asistencia.

Ahora, con la “green card” en la mano, podrá definir en tierra firme su destino en Estados Unidos y eventualmente ayudar a su mamá a obtener una residencia permanente.

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