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Inmigrante oaxaqueña triunfa y se convierte en miembro clave de la oficina del alcalde de Los Ángeles

A sus 53 años de edad, Alma Cruz Mórales no necesitó de universidad, currículo, trajes de marca o contactos especiales para formar parte de la oficina del alcalde, en Los Ángeles.

Su voz determinante, su trabajo comunitario de más de 16 años y su sabiduría sobre las necesidades de los vecindarios más rezagados, fueron la carta de presentación para ser nombrada hace unas semanas coordinadora de Salud para Todos, un programa de la oficina de Asuntos Migratorios del alcalde Eric Garcetti.

“Antes de llegar a Estados Unidos en 1989, yo había estudiado sicología y trabajaba en la Secretaría de Comercio, pero como todo inmigrante quise venir a este país a buscar el sueño de prosperar”, dice Mórales.

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“Pedí un permiso de seis meses en mi trabajo y se me convirtió en décadas”, sostiene la señora con la sonrisa sencilla que le caracteriza.

A sus 28 años de edad, la inmigrante se mudó a Koreatown, en el sur centro de la ciudad y se registró en la escuela para aprender inglés.

“Ya venía yo con la cosquilla del activismo. Recuerdo que un día una maestra me preguntó que si quería trabajar con un equipo de promotoras comunitarias y le dije que sí. Tomé los cursos y empecé a trabajar en Planned Parenthood, donde educábamos a las adolescentes latinas a prevenir embarazos”, señaló.

Con el tiempo, Mórales empezó a entrenar a otras mujeres en la misma función.

El primer paso como líder

No obstante, para Mórales su primer paso como líder fue en la Iglesia Blessed Sacramented, en Hollywood, donde un día llegó para escuchar una junta sobre la vivienda económica y en lugar de ello se puso a recibir a la comunidad “y el resto es historia”, sostiene.

En el 2001 Mórales llegó a LA Voice PICO, una organización comunitaria de fe que ayuda a los residentes de los vecindarios más pobres de Los Ángeles a luchar por la mejora de sus comunidades.

“En LA Voice vi esperanza, gente determinada a trabajar. Aquí no le decíamos qué hacer a la gente sino que la empoderábamos a tomar control. Entonces mi misión fue crear líderes”, dice Mórales.

Entre los trabajos más grandes de los que Mórales se enorgullece está la lucha por las viviendas asequibles, las campañas para la ciudadanía de los residentes, la abogacía por el derecho a las licencias de manejar para indocumentados y para que sus autos no fueran incautados así como la concientización para el voto local y nacional.

Bajo su cinturón de esfuerzos se encuentra también una lucha para que los residentes de Ramona Gardens tuvieran acceso a comida saludable, un proyecto en el que varios vendedores ambulantes de esas viviendas públicas pudieran vender sin ser molestados por las autoridades y la lucha por la aprobación de la Proposición 47, que fue aprobada en el 2014 y reduce varios delitos mayores a menores.

El legado

En su experiencia, Mórales asegura que toda persona está capacitada para hacer el cambio en su comunidad si lo desea.

“Yo tenía las de perder; mujer, latina, inmigrante, sin el idioma, sin la escuela de aquí, pero gracias a una persona que confió en mí, pude hacer mucho”, dice Mórales

“Mi mayor orgullo fue haber desarrollado líderes que luchan por su comunidad. Le doy gracias LA Voice por formarme y le pido a la gente a que su una para seguir luchando”, sostiene.

Mórales agrega que sigue de cerca los problemas de la comunidad y que espera que en su nueva posición, pueda ayudar a mucha más gente.

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