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Encuesta: Angelinos apoyan prohibición de perforaciones de pozos petroleros en sus vecindarios

Liliana González, de 40 años de edad, vive a unas cuadras de un pozo petrolero en Wilmington.

La señora y sus dos hijos menores de 10 años de edad se quejan de tener problemas respiratorios así como están cansando del constante cimbrar de su apartamento debido a las perforaciones.

“Mi hogar ideal sería permanecer en Wilmington, en la propiedad que me heredaron mis padres y sin temor a la contaminación que los pozos provocan”, dice la madre de familia.

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González no está sola en sus deseos, una nueva encuesta revela que la comunidad angelina rechaza la excavación de pozos petroleros por lo menos cerca de 1500 pies cuadrados de sus hogares, escuelas, parques y hospitales.

La encuesta de Stand Together Against Neibhorhood Drilling (STAND-LA), una organización comunitaria dedicada a terminar la excavación en las comunidades urbanas, destaca que de unos 1,200 electores que fueron sondeados para el estudio, 79 por ciento dijo apoyar una prohibición y que les gustaría ver una pared de contención como medida de seguridad alrededor de todas las operaciones de extracción de petróleo activas.

De acuerdo a STAND-LA, cientos de miles de angelinos viven dentro de una milla de un pozo de petróleo. En Wilmington, por ejemplo, el ayuntamiento ha autorizado la operación de más de 540 pozos.

La organización remarca que alrededor de 580 mil angelinos viven dentro de cinco cuadras de un pozo activo y en algunos casos a unos 30 pies de distancia. Agrega también que 91 por ciento de las personas que viven cerca de los pozos son gente de color y de bajos recursos.

El informe de la Fundación Liberty Hill, una organización de justicia ambiental, revela que simplemente en el condado de Los Ángeles existen unos 5,194 pozos activos. La ciudad de Los Ángeles no se queda atrás, esta cuenta con unos 1071 pozos en total.

Las operaciones petroleras en Los Ángeles comúnmente emplean productos químicos tóxicos que se sabe que causan enfermedades respiratorias, cáncer y otros problemas de salud.

“Aún sigo sorprendido sobre cómo estas excavaciones reciben más consideración y protección de nuestros oficiales electos más que nuestros residentes que viven en esas áreas”, dijo sostiene Kelvin Sauls, pastor activista de la Iglesia Metodista Homan United, que se localiza cerca de un pozo petrolero en West Adams.

“La perforación del barrio sigue siendo una contradicción con la visión que proclaman las autoridades municipales en proteger a todos los angelinos, independientemente del color o su piel o el tamaño de sus ingresos”, agregó Sauls.

Durante la encuesta, el desastre que recientemente vivieron miles de familias en la comunidad de Porter Ranch por una fuga de gas, fue un tema que los participantes tuvieron en mente. Un 82 por ciento de estos sostuvo estar preocupado de algunos químicos que puedan estar escapándose de las instalaciones de petróleo o gas en los vecindarios.

En respuesta al alto porcentaje de residentes preocupados, Niki Wong, una organizadora de Redeemer Community Partnership, otra organización en contra de las perforaciones, sostuvo:” Los angelinos están viviendo encima de una red muy antigua de oleoductos y gasoductos, a través de los cuales las compañías petroleras han bombeado regularmente ácidos altamente corrosivos y productos químicos durante décadas”.

Wong agregó que todos aquellos que viven a unos pasos de los pozos no pueden esperar a que ocurra lo mismo que sucedió en Porter Ranch.

Respecto al estudio, las autoridades de la ciudad se han quedado calladas.

A principios de este año, el Concejo de Ciencia y Tecnología (CCCT) de California dio a conocer un estudio ordenado por el estado, sobre la perforación en Los Ángeles . El estudio encontró que la proximidad a la extracción de petróleo es el mayor contribuyente al riesgo inherente para la salud en las zonas urbanas.

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