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El manejo del cierre de las escuelas de L.A. dio una lección de civismo

El segundo distrito escolar más grande del país cerró sus planteles en respuesta a una presunta amenaza terrorista. En una conferencia de prensa encabezada por el superintendente del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, Ramón Cortines, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, tomó el micrófono y en sus sus primeras palabras, el alcalde estableció la postura que adoptaría hacia la crisis a lo largo de ese día. “La decisión de cerrar las escuelas no es mía, pero la apoyo”, dijo Garcetti.

Esa declaración aparentemente inofensiva puso a flote las divisiones jurisdiccionales que marcaron la respuesta de las autoridades de Los Ángeles ante la amenaza. En Los Ángeles, a diferencia de Nueva York y Chicago, el alcalde no controla las escuelas. Cortines, en última instancia tomó la decisión de cerrar el distrito

Un día después de esa decisión, la cual ha suscitado algunas críticas porque la amenaza resultó ser falsa alarma, los protagonistas reconocieron que su esfuerzo podría haber estado mejor coordinado.

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Cortines, quien despertó con la noticia de la amenaza que se había recibido siete horas antes, dijo en una entrevista que se le debió haber llamado antes. Garcetti dijo que una lección que se obtuvo por el cierre de las escuelas el martes es que los funcionarios de los distintos organismos deberían de tratar de crear una estrecha coordinación durante futuras emergencias.

“Yo creo que es mejor hacerlo en conjunto y lo mas rápido posible”, dijo Garcetti.

Políticos y expertos en aplicación de la ley continúan debatiendo la resolución de haber cerrado las escuelas a los 640,000 estudiantes de Los Ángeles, un conflicto que se ha intensificado por la decisión que tomaron los funcionarios de la ciudad de Nueva York de hacer caso omiso a una amenaza similar. Por su parte, muchos padres de Los Ángeles dicen que el distrito no falló al haber tomado precauciones excesivas en donde estaban involucradas las vidas de los estudiantes.

Mientras tanto, algunos críticos opinan que la falsa alarma ha puesto a flote posibles deficiencias en la capacidad de las autoridades para manejar futuras crisis, en la coordinación entre agencias de gobierno y en la capacidad menos cuantificable para tranquilizar la opinión pública.

Los esfuerzos repetidos de Garcetti a lo largo del día enfatizando que no había tenido nada que ver con la decisión dio la impresión de que él y el Departamento de Policía que supervisa no estaban plenamente comprometidos con el plan de acción del distrito escolar, dijo Joe Domanick, director asociado del Centro de Medios, Crimen y Justicia de John Jay College of Criminal Justice.

“Simplemente parecía que ellos abandonaron la decisión”, dijo Domanick.

Dan Schnur, director del Instituto de Políticas Jesse M. Unruh en USC, dijo que el episodio puso a Garcetti ante un dilema.

Schnur dijo que entendía la preocupación por la falta de un frente unificado entre los funcionarios de la ciudad y la escuela en un momento de crisis. Pero el alcalde eligió tomar un papel más asertivo, dijo Schnur, podría haber sido vulnerable a las acusaciones de que estaba haciendo política con la seguridad de los estudiantes al tratar de influir en las deliberaciones de Cortines.

“Si el tomaba el liderazgo, lo hacía ver como que estaba politizando la decisión”, dijo Schnur. “No había forma de que él ganara en esto”.

Se le preguntó a Garcetti por qué explícitamente había declarado varias veces el martes que él no hizo el llamado para cerrar las escuelas del distrito, Garcetti dijo que quería “aclarar cualquier confusión”. Con la “cobertura nacional” hecha por los medios de comunicación, dijo, mucha gente puede no ser consciente de que como alcalde no estoy a cargo de las escuelas.

Garcetti, dijo que el Departamento de Policía de Los Ángeles había aconsejado al distrito escolar antes de que Cortines tomara la decisión, pero se negó a decir cuál fue el consejo. Garcetti declinó hacer comentarios sobre si estaba de acuerdo o no con el cierre de las escuelas.

“Estamos aquí para apoyar, punto. Esa es su decisión”, dijo Garcetti.

Algunos también cuestionan la mecánica de cómo la ciudad y el distrito escolar respondieron a la amenaza, sobre todo el tiempo que les tomó notificar a Garcetti y Beck, y la falta de coordinación entre los diversos sectores del gobierno afectados por el cierre.

Brian Michael Jenkins, un experto en medidas contra el terrorismo en Rand Corp., dijo que el alcalde y el jefe de policía idealmente debían haber sido consultados sobre la posibilidad de cerrar las escuelas de la ciudad tan pronto como los funcionarios del distrito comenzaron a considerarlo seriamente.

“No vas a despertar a la gente en medio de la noche por cada llamada de teléfono estúpida o amenaza que se reciba”, dijo Jenkins. Sin embargo, “Si esto es suficiente, que cierre el distrito es una opción... en ese punto deben ser traídos inmediatamente”. “Las consecuencias de la decisión deben ir más allá de ellos mismos”, agregó.

Mucho sigue siendo desconocido sobre lo que ocurrió aproximadamente entre las 10:00 p.m. del lunes, cuando el presidente de la Junta Escolar Steve Zimmer vio por primera vez un correo electrónico vagamente redactado amenazando con un ataque de hombres armados y explosivos contra las escuelas de Los Ángeles, y la decisión de Cortines poco después de las 5:00 a.m. del día siguiente de cerrar las escuelas. En una entrevista el miércoles, Garcetti dijo que Beck le despertó con un mensaje de texto y después con una llamada telefónica de alerta sobre la situación, la llamada fue alrededor de las 4:40 a.m. del martes.

El alcalde dijo no haber hablado con el superintendente Cortines antes de que éste tomara la decisión de cerrar las escuelas. Garcetti dijo haber llamado a Zimmer “tal vez una media docena de veces en la mañana, ofreciendo información y asesoramiento”, pero afirmó que “estaba claro que habían tomado la decisión de cerrar las escuelas”.

Zimmer dijo el miércoles que después de recibir el correo electrónico inmediatamente alertó al jefe de la policía de las escuelas de Los Ángeles, Steven K. Zipperman, quien informó al LAPD y al FBI sobre la amenaza. Durante las siguientes horas Zimmer, consultó con Zipperman y con la superintendente adjunta Michelle King. Sólo contactaron a Cortines después de convencerse que la aplicación de ley no podría eliminar decididamente el ataque con el que amenazaban en el correo electrónico.

En una entrevista el miércoles, Cortines defendió la decisión de cerrar las escuelas.

“Vimos en el maratón de Boston lo que pueden hacer las bombas de olla de presión”. Todo eso influyó en mi decisión dijo. “Pienso en el 9/11, la gente sabía algo, tal vez no lo suficiente, pero sabían algo y no actuaron. Y no iba a permitir que algo sucediera durante mi periodo”.

Cortines dijo no haber recibido ninguna recomendación de la policía de Los Ángeles.

“El tiempo estaba en mi contra”. La salida de los autobuses estaba en mi contra. “Si iba a hacer algo, sabía que tenía que hacerlo rápidamente”. Mi prioridad fueron nuestros niños, nuestro personal y nuestra propiedad”, dijo.

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Traducción: Diana Cervantes.

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