Un accionista de Google demandó a la junta directiva por encubrir denuncias de conductas sexuales inapropiadas
Cuando se difundió que Google había pagado grandes indemnizaciones de despido a los ejecutivos acusados de conductas sexuales inapropiadas, la indignación aumentó, las críticas se acumularon y los empleados dejaron de trabajar y se marcharon de sus oficinas.
Meses después, la empresa sigue lidiando con las repercusiones.
El jueves, un accionista demandó a la junta directiva de la firma, alegando que se involucró en un “plan de varios años para encubrir” las acusaciones de acoso sexual, lo cual dio como resultado pérdidas de cientos de millones de dólares para los inversores.
El demandante, James Martin, afirma que el directorio “tomó una decisión consciente e intencional (y de mala fe) para ocultar el acoso sexual en Google”, y aprobó la decisión de otorgar indemnizaciones de millones de dólares a exejecutivos estrella, incluido Andy Rubin, conocido como el “padre de Android”, y Amit Singhal, que supervisó el buscador de Google durante 15 años.
Las consecuencias incluyen lo que los abogados que representan a Martin estiman pérdidas de cientos de millones de dólares en ingresos y capitalización de mercado como resultado de los pagos, el costo de reputación subsiguiente y la pérdida de productividad durante la huelga global de empleados, organizada en noviembre, después de que Rubin y Singhal recibieron sus indemnizaciones.
A medida que la confianza en las empresas públicas de tecnología y las acciones en general se debilitan, los accionistas podrían estar dispuestos a buscar culpables por los problemas en los bonos de la empresa. Pero Google y su firma matriz, Alphabet, se enfrentan a una amplia gama de controversias además del manejo de quejas por acoso, incluidos los planes ahora cancelados para construir un motor de búsqueda censurado en China y un contrato para analizar imágenes de drones para el Departamento de Defensa de EE.UU. que la compañía optó por no renovar después de la reacción de los empleados.
No obstante, la decisión de basar el reclamo fiduciario sobre el supuesto maltrato por parte de la empresa de los casos de conducta sexual inapropiada apunta a una opinión cada vez más generalizada de que tales eventos ocurren a ritmo desenfrenado en toda la industria.
Desde que Susan Fowler, exempleada de Uber, hizo público su relato personal sobre el acoso y la mala gestión en la empresa de transporte, la industria tecnológica ha lidiado con el asunto del sexismo. Con el creciente impulso del movimiento #MeToo en Hollywood, las denuncias por mala conducta sexual llaman ahora la atención como nunca antes.
Así, los accionistas frustrados están empezando a actuar.
La demanda es uno de los primeros casos en que los accionistas de una importante empresa de tecnología toman medidas para responsabilizar a la compañía por su manejo de las denuncias de conducta sexual inapropiada.
Otras industrias están empezando a ver la misma reacción. CBS fue querellada por los accionistas por su respuesta a las denuncias de conducta sexual inapropiada del expresidente y director ejecutivo, Les Moonves. El directorio de Nike también fue demandado por un grupo de accionistas, por una falta de supervisión que, según afirman, generó una cultura tóxica de “club de varones” en la empresa. CBS ha llegó a un arreglo por su demanda; la querella de Nike aún está en curso.
El pleito se produce meses después de que decenas de miles de empleados de Google, pertenecientes a más de 40 oficinas en todo el mundo, abandonaran sus puestos de trabajo para mostrar solidaridad y apoyo a los empleados acosados. Los organizadores de la huelga pidieron más transparencia en cuanto a las acusaciones de conductas sexuales inapropiadas; un proceso uniforme para denunciar de manera anónima esos comportamientos y el fin del requisito de que los trabajadores acuerden resolver las quejas de malas conductas o discriminación a través del arbitraje, entre otras exigencias.
Si bien muchas de esas cuestiones quedaron sin respuesta, Sundar Pichai, director ejecutivo, hizo algunas concesiones, entre ellas eliminar el arbitraje en casos de conducta sexual inapropiada y poner más detalles sobre tales casos a disposición de los empleados, mediante informes internos.
La compensación que Martin solicita en la demanda, presentada el 10 de enero por la mañana en el tribunal del condado de San Mateo, se hizo eco de muchos de esos reclamos. Además de la eliminación de los acuerdos de no divulgación y el arbitraje obligatorio, Martin solicita al tribunal que ordene a Alphabet reforzar sus procedimientos con respecto al despido de empleados o ejecutivos acusados de conductas sexuales inapropiadas.
El querellante afirma que los inversionistas de la compañía tienen derecho a daños monetarios como resultado del supuesto abuso de control de la junta, la mala administración y el desperdicio de activos corporativos.
También solicita cambios sustanciales en el liderazgo corporativo de Google, y solicita que un tribunal ordene a la compañía designar a tres nuevos directores de la junta y reestructure su votación para permitir solo un voto por acción.
Los organizadores de la huelga de empleados de Google no sabían que los accionistas se estaban preparando para querellar al directorio, pero aseguraron que apoyan la demanda, aunque dicen que los problemas de la compañía van mucho más allá de la “abdicación del deber fiduciario”.
“Está claro que la estructura de la empresa está diseñada para soportar e incluso recompensar el acoso sexual y la discriminación, y es igualmente claro que abordar estos problemas de manera significativa requerirá de cambios estructurales en todos los niveles”, aseguró Meredith Whittaker, una de los organizadoras de la huelga y actual empleada de la empresa de tecnología.
Google no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios para este artículo.
Ellen Winick Stross, abogada de Rubin, informó que su cliente niega todo mal proceder y que la demanda, “como gran parte de la cobertura reciente de los medios, describe erróneamente la salida de Andy de Google”.
Esta no es la primera vez que los accionistas demandan a la compañía para imponer cambios en su gobierno corporativo. En 2013, la firma acordó resolver una querella presentada por los accionistas contra la compañía sobre sus planes para emitir un nuevo tipo de acciones sin derecho a voto.
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