Lumi, un hotel diferente en el corazón del Valle de Guadalupe
Dicen que usted pone y que al final, es Dios el que dispone. Ese es el caso de Ignacio “Nacho” García y Katri Rantala, quien en un viaje de vacaciones desde su natal Finlandia, llegó por casualidad a Mexicali, Baja California, donde por casualidad conoció a quien sería su esposo, con quien tendría dos hijos y con quien empezara a soñar con construir un patrimonio, un lugar para descansar y disfrutar de las muchas cosas que ofrece el Valle de Guadalupe, en Baja California, México.
Así es como nació Lumi (que significa nieve en finlandés), un hotel boutique creado con contenedores de carga, como los muchos que vemos circulando por las carreteras del sur de California. “Desde el principio buscamos un concepto único, algo diferente, dice Nacho, mientras me va mostrando detenidamente las instalaciones que se encuentran ubicadas en un terreno de alrededor de 10 acres de extensión.
Son 10 habitaciones remodeladas de una manera extraordinariamente ingeniosa, donde se mezcla la funcionalidad europea con el ingenio mexicano. El resultado es espectacular pero sobrio. Las habitaciones cuentan con un dormitorio de muy buen tamaño, una pequeña cocineta y un baño.
Todas las habitaciones están orientadas de manera que se pueda disfrutar de un magnífico amanecer y de los rojos atardeceres que ofrece el Valle de Guadalupe.
Cuando vi las habitaciones pensé que serían muy calientes o frías por tener una base de metal. Pero no, realmente logran una temperatura casi perfecta. Y como siempre hay personas a las que les da frío o calor, cuentan con aire acondicionado y calefacción.
Cada habitación tiene una terraza propia. Unas tienen mesas completas. Otras tienen muebles de patio. En todas la brisa del atardecer es espectacular. Yo me quedé escuchando música en mi terraza, hasta que sentí frio y me fui a acostar. En las terrazas es donde se sirve un desayuno ligero y saludable que ofrece la administración a sus huéspedes, y que consiste en café, jugo de naranja, yogurt, ensalada de frutas, granola y un pan recién horneado, con esencia de romero, que se complementa muy bien con la mantequilla que elaboran aquí mismo.
Tal vez lo que más me gustó es que no es un hotel pretencioso. Es decir no cuentan con grandes instalaciones, pero los servicios que ofrecen los tienen muy bien atendidos.
En el centro de las instalaciones hay cuatro grandes círculos con bancas, donde se reúnen las familias en torno a una fogata. Cuentan con bicicletas que son utilizadas para recorrer el pequeño viñedo que están cultivando.
Al fondo hay un sauna y un jacuzzi que se siente delicioso después de un día explorando los alrededores. Un atractivo que no había visto es un letrero que indica el sitio donde ofrecen cerveza gratis. Es cerveza artesanal que realmente vale la pena probar. Los vasos están a la mano, y lo único que hay que hacer es servirse.
El tesoro de esta propiedad se encuentra al fondo, donde se puede practicar el Glamping, que no es otra cosa que acampar con todas las comodidades. Estas “tiendas de campaña”, cuentan con calefacción, cama matrimonial, alfombra y todas las comodidades, pero dentro de una casa de campaña.
“A futuro queremos desarrollar un área para fiestas, un pequeño bar, y una alberca”, dice Nacho, mientras recorre lo que han construido. “Todavía tenemos mucho por hacer”, dice con una sonrisa.
Si tiene pensado ir al Valle de Guadalupe para disfrutar de un buen vino y de la extraordinaria gastronomía de la región, le recomiendo que se de una vuelta por Lumi, le va a agradar. Esta es la página de internet.
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