Mejor bronceado y menos preocupación en azoteas de Río
RÍO DE JANEIRO (AP) — Cuando la pandemia azotó Río de Janeiro, Sabrina Crespo da Silva y sus amigas se vieron obligadas a vivir sin la playa por primera vez. Pero no podían soportar la pérdida de sus bronceados, por lo que empezaron a recostarse en la azotea.
Luego, aunque las playas de la ciudad reabrieron, estaban preocupadas por volver a la orilla atestada cuando los brasileños seguían contagiándose de coronavirus.
Además, en la playa ellas no podían obtener las líneas de bronceado perfectamente definidas que se han convertido en un distintivo de Río —que cada vez más se obtienen con cinta aislante en lugar de bikinis.
Da Silva presintió una oportunidad.
“Todo mundo desea esa pequeña marca”, dijo a The Associated Press después de aplicar cinta en las partes íntimas de clientas en su azotea, que ella convirtió en un salón de bronceado hace 11 meses. Las mujeres acuden de su favela Turano y otros vecindarios.
“Durante la pandemia, los salones en azoteas se convirtieron en algo muy popular”, indicó.
Con música de samba, jugos recién exprimidos y una vista al legendario estadio Maracaná, el nuevo negocio de da Silva ofrece una alternativa para aquellos que temen al COVID-19 o desean evitar las hordas en las playas.
En un cuarto improvisado para cambio de prendas, ella cubre las partes íntimas desnudas superiores e inferiores de las mujeres con trozos de gasa, luego coloca la cinta encima lo más simétricamente posible. Al retirarlas, lo cual se facilita por el sudor en temperaturas que suelen superar los 100 grados Fahrenheit, revelan las codiciadas líneas marcadas que un bikini de tela más holgado no puede crear.
El jueves, 10 mujeres y dos hombres absorbieron los rayos del sol de verano. Se sentaron en sillas reclinables y mantuvieron un distanciamiento —un contraste con las playas que, incluso entre semana, pueden estar atestadas de muchos cuerpos que al pasar representan contactos cercanos.
La cantidad de casos de coronavirus en Río ha ido en aumento y, si bien la ola de la variante ómicron no ha causado una enfermedad tan grave como el año pasado, el alcalde pospuso el Carnaval mundialmente famoso por dos meses, para abril.
A muchos parece importarles poco, y las playas, bares y restaurantes están abarrotados. Pero a otros sí les preocupa.
“Ahora con esta pandemia, es así”, dijo Raiane Santos, de 16 años, descansando en la azotea de da Silva. La adolescente vive en el barrio Botafogo, que está mucho más cercano a las playas de arena blanca de Río que a la favela Turano. “La playa se está llenando mucho. Me gusta la playa, pero no con tanta gente”.
El bronceado con cinta aislante se popularizó por el video musical de la estrella en ciernes local Anitta y es cada vez más común en ciudades a lo largo de la extensa costa de Brasil. La cinta negra en el video de Anitta sigue siendo la favorita de los clientes, de acuerdo con da Silva, pero pueden elegir de una variedad de colores y modelos.
El salón de bronceado de Da Silva, con el nombre de “Sabrina Bronze”, tiene mayor actividad los fines de semana, y ella limita el número de clientes a 20 al mismo tiempo. Muchos lo agradecen
“Yo quería asolearme pero no ir a la playa, por la pandemia”, comentó Rita Silene, de 52 años. “Yo vine aquí por primera vez hace dos meses. Desde entonces no he dejado de hacerlo”.
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