El crecimiento económico de EE.UU se dispara en el primer trimestre, y presagia un auge trepidante en la recuperación de la pandemia
WASHINGTON — Apenas un año después de que un nuevo coronavirus abriera un agujero del tamaño de un cráter en la economía de EE.UU, la recuperación ganó impulso en el primer trimestre mientras que el crecimiento se disparó a una fuerte tasa anual del 6.4%, según muestran los datos del gobierno, dados a conocer este jueves.
Los economistas y quienes formulan políticas gubernamentales creen que seguirán más buenas noticias. Es probable que el repunte se fortalezca aún más en los próximos meses, restaurando millones de puestos de trabajo y encaminando a la nación este año hacia el crecimiento más rápido visto desde la década de 1980.
Lo que se espera que mantenga el auge son los efectos combinados del enorme gasto federal propuesto por el presidente Biden, las mayores tasas de vacunación que alentarán a millones de personas a reanudar el gasto y miles de millones de dólares que se ahorraron durante el aislamiento estricto por COVID -y la demanda reprimida de ese entonces-.
Hay algunas advertencias que acompañan a los pronósticos optimistas, incluida la escasez de productos, los cuellos de botella y los precios más altos, especialmente en sectores como la construcción, el automotriz y otras industrias que luchan por satisfacer la demanda de materiales, como la madera y los semiconductores.
Tanto el ingreso personal como la tasa de ahorro aumentaron fuertemente en el primer trimestre, al igual que el precio de los bienes. Una medida clave de la inflación alcanzó el 3.5%, en comparación con el 1.5% en el cuarto trimestre. Se espera que los precios de muchos bienes y servicios incrementen este año con la economía en auge, pero la mayoría de los economistas ven el alza como transitoria.
Al informar los datos, el jueves, el Departamento de Comercio señaló que el crecimiento del 6.4% en el producto interno bruto (PIB), el valor de todos los bienes y servicios producidos en la nación, “refleja la recuperación económica continua, la reapertura de establecimientos y la respuesta permanente del gobierno relacionada con la pandemia de COVID-19”.
El PIB real o ajustado a la inflación aumentó a una tasa anual del 4.3% en el cuarto trimestre del año pasado.
Según el PIB, la recuperación de la peor recesión desde la Gran Depresión está casi completa. Con el crecimiento del primer trimestre, el PIB real estuvo solo una fracción por debajo de donde se encontraba a fines de 2019, antes de que llegara el COVID-19.
Hasta ahora, la recuperación de Estados Unidos la han sentido principalmente las corporaciones y las personas de mayores ingresos, que se han beneficiado de las tasas de interés ultrabajas y otros factores que impulsaron los precios de las acciones, el valor de las viviendas y las ganancias de empresas.
Hasta el mes pasado, el país tenía 8.4 millones de empleos menos en comparación con febrero de 2020, justo antes de que la pandemia cerrara grandes franjas de la economía estadounidense.
El desempleo sigue siendo especialmente alto entre los trabajadores de restaurantes y otros servicios con salarios más bajos, aquellos sin estudios universitarios, las personas negras y latinas y la gente con discapacidades.
Muchos de los que se quedaron sin trabajo se han mantenido a flote financieramente mediante el aumento de las prestaciones por desempleo y otras ayudas gubernamentales.
“La recuperación sigue siendo desigual y está lejos de ser completa”, destacó el miércoles el presidente de la Reserva Federal, Jerome H. Powell.
La buena noticia es que, a medida que la actividad económica gana velocidad (se puede ver un crecimiento anualizado de dos dígitos esta primavera y verano), la recuperación debería extenderse más a los hogares de menores ingresos, que se vieron particularmente afectados por la pandemia.
Sin embargo, un resurgimiento del virus podría cambiar las perspectivas. Y no todas las empresas están respondiendo al repunte económico convocando a todos los trabajadores. Muchos buscan formas de producir más con menos personas, ya que las compañías impulsaron recientemente inversiones que mejoran la productividad, como software y equipos, incluidos robots.
También se están realizando esfuerzos en algunas partes de la economía para reducir la dependencia de las cadenas de suministro mundiales, especialmente con China. Esos esfuerzos llevan tiempo y podrían ralentizar el ritmo de la recuperación.
Aún así, según la mayoría de las opiniones, la economía estadounidense este año crecerá a una tasa excepcionalmente rápida de alrededor del 7% o más durante el año, superando a otras naciones desarrolladas y posiblemente incluso el crecimiento de China por primera vez en muchos años.
El gasto de los consumidores es la locomotora; saltó a una tasa anual de 10.7% en el primer trimestre, impulsada por las compras de automóviles, alimentos y bebidas.
Las inversiones en vivienda y negocios, que en los últimos años habían tenido un rendimiento inferior, también se convirtieron en fuertes motores de crecimiento.
La única excepción es el comercio, que está actuando como un lastre para el PIB porque las importaciones estadounidenses superan a las exportaciones, gracias en gran medida a las compras de bienes en línea. El crecimiento del PIB en el primer trimestre también se vio frenado por una caída en los inventarios. Ello refleja, en parte, varios cuellos de botella y una recuperación cautelosa de las existencias, pero el retroceso a principios de este año probablemente contribuirá al crecimiento en la primavera y el verano.
El informe del primer trimestre capturó solo el comienzo de la efusión de fondos de ayuda federal, que incluyeron cheques de $1.400 para la mayoría de los contribuyentes como parte del paquete de ayuda -por un total de $1.9 billones- del presidente Biden, aprobado en marzo pasado. Con esos pagos directos, la renta personal neta se disparó a una tasa anual del 67% en los primeros tres meses del año. “Es fuera de lo común”, consideró Joseph Brusuelas, economista jefe de la firma contable RSM US.
El gasto en servicios se había reducido relativamente a principios de este año. Ahora, a medida que más personas se vacunan y se sienten más cómodas viajando, comiendo en restaurantes y concurriendo a estadios deportivos y sitios de entretenimiento, se espera que no solo gasten en bienes, sino en servicios. “Estamos en un punto de inflexión”, agregó Brusuelas, sobre el retorno de la demanda de servicios.
El crecimiento económico podría acelerarse aún más si hay un gasto fiscal adicional. En el pasado, los legisladores de EE.UU a menudo dependían de las políticas de dinero fácil de la Reserva Federal para salir de la recesión, pero esta vez también ha habido una cantidad sin precedentes de apoyo fiscal, muy por encima de los $5 billones, o aproximadamente el triple de la cantidad total de medidas federales de respuesta a la Gran Recesión.
Sumado a ello, Biden propone billones más en gastos y créditos fiscales para infraestructura, investigación, energía limpia y programas sociales, de salud y educativos, muchos de los cuales están destinados a abordar las enormes disparidades existentes en Estados Unidos.
La avalancha de dólares federales ya generó temores de que la inflación suba en espiral, aumente las tasas de interés y socave la recuperación. Aún así, Mark Zandi, de Moody’s Analytics, expuso que nunca había tenido más confianza en las perspectivas de la economía a corto plazo.
El PIB real y las ganancias laborales se dispararán, predijo; el desempleo caerá rápidamente y los hogares de menores ingresos claramente mejorarán en los próximos seis a 12 meses. “Va a ser trepidante”, concluyó.
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