Opinion: There is no "Latino voting bloc" in elections - Los Angeles Times
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Opinión: No existe tal cosa como una “masa o bloque de votantes latinosâ€, y hay que acostumbrarse a ello

Amera Franklin holds a "Latinos for Trump" sign with her 7-year-old son at a park.
Amera Franklin y su hijo de siete años, Dominick, esperan que el vicepresidente Mike Pence hable en el Memorial Cubano, en Tamiami Park de Miami, el 15 de octubre.
(Los Angeles Times)
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En los días transcurridos desde que cerraron las urnas, mientras los recuentos de votos en Georgia y Nevada llegaban con una lentitud agonizante, liberales y comentaristas frotaban sus manos ante la enorme cantidad de votantes -más de 69.5 millones- que respaldaban una reelección del presidente Trump y, específicamente, todos esos latinos que lo deseaban.

No solo una gran parte de los votantes que se identifican como latinos apoyan a Trump, sino que, según las encuestas a boca de urna, parece que fueron aún más que en 2016.

¿Qué diablos pasó?, se preguntaron algunos en las redes sociales y en las discusiones de los programas de noticias.

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¿No saben los latinos que este presidente pasó cuatro años denigrando a los inmigrantes, separando a las familias en la frontera y mimando a los supremacistas blancos que, por regla general, no se preocupan mucho por la gente de países no europeos? Bien, tal vez los cubanos de Florida se lleven la mejor parte; siempre se han inclinado como más conservadores. Pero los mexicoestadounidenses en el sur de Texas o los centroamericanos en cualquier parte ¿no se dan cuenta de que fueron engañados por la absurda advertencia de Trump de que Joe Biden convertiría a Estados Unidos en un infierno socialista? ¿O fueron los demócratas, que una vez más dieron por sentado a los votantes latinos?

Casi puedo ver en este momento cómo todos los periodistas latinos tuercen los ojos. Realmente, tenemos que pasar por esto nuevamente, y explicar que los hispanos son un grupo de personas racial, cultural y socioeconómicamente muy diverso, con una amplia gama de esperanzas, sueños e inclinaciones políticas, y no un bloque de votantes uniforme.

Por un lado, la participación latina de este año no fue anómala. Hubo una división partidista similar en las elecciones presidenciales que se remontan al menos a la década de 1980, según el Pew Research Center. Bob Dole fue el más pobre de los candidatos presidenciales republicanos recientes con este grupo demográfico; obtuvo solo el 21% en 1996, cuando desafió sin éxito al presidente Clinton. Al primer mandatario George W. Bush, por el contrario, le fue bastante bien; fue reelecto en 2004 con alrededor del 40% del voto latino.

En este contexto, el estimado 27% de los votantes latinos que eligieron a Trump sobre el ex vicepresidente Joe Biden parece poco notable. Entonces, ¿por qué tanto alboroto?

Lo que cambió este año, al parecer, fueron las suposiciones hechas por los liberales de que las políticas crueles del actual primer mandatario, como la separación de parientes en la frontera, modificarían los patrones históricos al alejar a los latinos tradicionalmente conservadores del partido republicano y llevarlos hacia los brazos de los demócratas, más amistosos con los inmigrantes. ¡Ups! Ello no solo es ofensivo y reduccionista; tampoco es una estrategia ganadora.

Los republicanos, francamente, han trabajado mejor al hablar con los votantes latinos como si fueran, bueno… ¡votantes! Geraldo L. Cadava, profesor asociado de la Northwestern University y autor de “The Hispanic Republican†(El republicano hispano), considera que la administración Trump cortejó implacablemente a los votantes hispanos durante los últimos cuatro años y lo hizo apelando a intereses pragmáticos en lugar de a ciertas emociones. “Es casi como una imagen de pantalla divididaâ€, describió, “donde está Trump difamando a los inmigrantes en Twitter, y del otro lado aparece hablando con los dueños de negocios y los latinos sobre la expansión de las oportunidades educativasâ€. Eso funcionó. El presidente fue más allá al presentarse a sí mismo como un protector de la libertad religiosa y las pequeñas empresas, cosas que atraen a los conservadores de todas las etnias.

“No hay atajos para organizar a los votantes latinxsâ€, comentó Lorella Praeli, presidenta de Community Change Action, durante un panel de discusión vía Zoom, este jueves, sobre la participación hispana en las elecciones del martes. “No se puede generalizar en exceso nuestra comunidad. Hay que comprender que somos diferentes tanto en Nuevo México como en Nevada y en el estado de Floridaâ€.

Y aún abundan más diferencias a medida que uno profundiza en el tema. Los latinos en Arizona, por ejemplo, apostaron fuertemente por Biden, lo cual puso al borde del cambio a ese estado de rápido crecimiento.

Hay diferencias raciales y de clase, religiosas y de género; las generaciones también importan. En un nuevo libro, dos investigadores académicos -Michael Jones-Correa, de la Universidad de Pensilvania, y James A. McCann, de la Universidad Purdue- encuestaron a latinos de primera generación en Estados Unidos (es decir, personas nacidas fuera del país) varias veces durante los meses anteriores y posteriores a las elecciones de 2016, y descubrieron que los inmigrantes más recientes no tienen una fuerte lealtad a los partidos políticos, además de que la percepción de los latinos sobre Trump está determinada por la proximidad de su experiencia como inmigrantes. Una mexicoamericana de tercera generación, por ejemplo, puede no sentir que las amenazas de Trump de frenar la inmigración tienen injerencia sobre sus parientes y podría estar más interesada en sus políticas, que sí afectaron directamente las finanzas de su familia.

La lección aquí es que, si alguien desea conocer a los votantes latinos, debe abordarlos como estadounidenses que tienen una herencia étnica similar pero cuyos intereses pueden ser tan variados como sus antecedentes y las comunidades en las que residen. “Tenemos que reconocer a los latinos como seres humanos plenos y complejosâ€, enfatizó Cadava. “¿Qué hay de malo en ello?â€, se preguntó.

Exactamente.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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