La valentía de Del Paso al recoger su Premio Cervantes
Madrid — Fernando del Paso fue elegido Premio Cervantes 2015 por “la valentía en la creación y su arriesgada innovación” y no fue menos la valentía que mostró al recoger ese galardón, momento que aprovechó, pese a sus pocas fuerzas, para denunciar la situación de su querido México.
“Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, la impunidad y el cinismo”, señaló desde su silla de ruedas Del Paso, fallecido hoy a los 83 años.
No quiso desaprovechar una ocasión en la que atraía todos los focos para “denunciar a los cuatro vientos la aprobación en el estado de México de la bautizada como Ley Anteco”.
“Una ley opresora que habilita a la policía a apresar e incluso a disparar en manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida, los bienes... Esto parecería tan solo el principio de un Estado totalitario que no podemos permitir”, precisó el escritor en un emotivo discurso.
Y lo hizo sin subirse al púlpito desde el que cada año hablan los ganadores del Premio Cervantes. Su silla de ruedas se lo impidió. Pero junto al público y con voz suave y delicada pronunció un discurso articulado en torno a la política, su vida y la literatura.
Un premio que recogió orgulloso y aún recuperándose de los infartos cerebrales que le habían dejado sin voz tres años atrás.
Elegante y con un traje azul oscuro, el narrador, poeta, ensayista y pintor mexicano se empeñó en hacer su particular homenaje a España, país que llevó en el pecho durante la ceremonia, con una corbata con los colores de la bandera española que le costó mucho encontrar.
Estaba acompañado de su mujer, Socorro Gordillo, sus hijos, nietos y hasta su pequeña biznieta Cora, una familia que rodeó emocionada al escritor.
Tras recibir el galardón, insistía en que era un premio también para su mujer, que siempre le apoyó, y aseguraba que se sentía emocionado desde hacía meses, desde el mismo momento en el que le anunciaron que le había otorgado el Cervantes.
Un premio especialmente importante para él no solo por ser el más importante de las letras españolas, sino por llevar el nombre del autor del Quijote, un libro con el que descubrió que “el humor y la literatura no están peleados”.
Ese humor lo exhibió durante los numerosos actos que acompañan tradicionalmente a la entrega del galardón. Desde una rueda de prensa a depositar su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes o el inicio de la lectura ininterrumpida de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, que marca cada año la celebración del Día del Libro.
“Estoy acostumbrado a que me digan desde niño que dedicarse a la escritura era para morirse de hambre”, dijo el autor de “Palinuro de México” o “Noticias del Imperio”.
También señaló que “cien años de soledad” eran más que suficientes para que se abriera su legado a la Caja de las Letras, aunque no ocultó que se trataba de dos libros, un disco con su voz leyendo fragmentos de sus novelas y sonetos, y una camisa que perteneció al poeta José Carlos Becerra.
Una camisa que encontró cuando se alojó en Londres en la misma casa en la que el poeta fallecido en 1970 había vivido y que se ponía para comenzar a escribir ya que se sentía obligado a hacer lo que otros escritores que habían muerto prematuramente no podían realizar.
Y aseguró que, pese a que dejaba la camisa bajo llave, el Premio Cervantes le obligaba “moralmente” a seguir escribiendo hasta que acabara su vida.
Antes de depositar su legado, Del Paso bromeó asegurando que estar en la Caja de las Letras le producía el extraño deseo de que le metieran a él “de cuerpo entero” en una de las cajas de seguridad para “echar una siestecita reparadora de 200 ó 300 años”.