Ejecuciones suspendidas evitan jornada negra de la pena de muerte en EE.UU.
Washington — El gobernador de Texas, Greg Abbott, evitó que este jueves se convirtiera en la jornada con más ejecuciones desde 2010 en EE.UU., al conmutar la condena a muerte de un reo que mató a su familia por dinero después de que el padre, único superviviente, implorase clemencia.
La de Texas era una de las tres ejecuciones programadas este jueves en Estados Unidos junto a otras dos en Alabama y Florida, siendo esta última la única que finalmente se llevó a cabo.
Todas las miradas estaban puestas sobre Abbott, que tenía en sus manos la vida de Thomas “Bart” Whitaker, un joven blanco de familia adinerada que en 2003 decidió matar a sus padres y a su hermano con el fin de cobrar su seguro de vida, de 1,5 millones de dólares.
El padre de Whitaker, Kent, único sobreviviente del ataque, fue quien lideró durante años una campaña para que su hijo no fuese ejecutado.
“Este no es un caso de un padre que ignora la verdad sobre su hijo. Creedme. Soy consciente de lo que me han costado sus decisiones”, dijo Kent Whitaker al The Washington, donde añadió que su esposa, Patricia, y su hijo menor, Kevin, “no querría que mataran a ‘Bart’ por esto. Estarían horrorizados de lo que está pasando”.
Kent Whitaker logró a principios de semana que la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas recomendase a Abbott conmutar la condena a muerte de Whitaker por una cadena perpetua, pero la decisión todavía estaba en manos del gobernador.
Este jueves, 30 minutos antes de las hora prevista para el ajusticiamiento, Abbott anunció la salida de Whitaker del corredor de la muerte para cumplir una cadena perpetua en otra cárcel el resto de sus días.
La decisión de Abbott fue tan inusual que apenas ha pasado dos veces en Texas, estado que ha ejecutado a 548 reos desde que se restituyó la pena de muerte hace cuatro décadas.
Aunque con las ejecuciones de Eric Branch en Florida y de Doyle Lee Hamm en Alabama en pie, la suspensión de la de Whitaker ya impedía que la pena capital viviese su jornada más mortal desde 2010 en el país.
La última vez que Estados Unidos había visto tres ejecuciones en un mismo día fue el 7 de enero de 2010, con las muertes de Vernon Smith en Ohio, Kenneth Mosley en Texas y Gerald Bordelon en Luisiana.
Pero el declive que experimenta la pena de muerte en EE.UU. ha hecho que las ejecuciones cada vez menos coincidan en las mismas fechas.
Poco después de la decisión de Abbott, Florida sí administró una inyección letal a Branch por la violación y asesinato de una estudiante en 1993. A Branch lo declararon muerto a las 19.05 hora local.
El 11 de enero de 1993, Branch, que huía de las autoridades por una violación cometida días antes, atacó a Susan Morris en el aparcamiento de la Universidad del Oeste de Florida, se la llevó a una zona boscosa y la violó y asesinó. Después huyó con el vehículo de su víctima.
La ejecución de Branch fue la primera del año en Florida y la cuarta en todo el país.
La prevista tercera ejecución de la noche se hizo esperar más. Alabama pretendía ejecutar a Hamm, de 61 años, por asesinar en 1987 al recepcionista de un motel durante un atraco, pero los abogados del reo habían advertido que sus venas no eran aptas para una inyección.
Los verdugos de Alabama trataron de insertar líneas intravenosas a Hamm durante más de dos horas, pero finalmente desistieron y cancelaron la ejecución hasta nueva fecha antes de que a medianoche se cumpliese el plazo previsto para proceder.
“Probablemente le han estado pinchando durante dos horas y media y no han podido hallar una vena, ¡como les llevo diciendo desde julio! Intolerable. Simplemente intolerable”, escribió en Twitter el abogado de Hamm, Bernard Harcourt.
Al preso le diagnosticaron cáncer en 2014 y, según Harcourt, el tratamiento había debilitado sus venas hasta el punto que pronosticó la situación sucedida este jueves.