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Qué tiene que ver Trump con la bancarrota de Remington, la empresa fabricante de armas más antigua de EEUU

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De sus fábricas salieron más de la mitad de las armas cortas y de las municiones que usaron las tropas aliadas durante la II Guerra Mundial.

También muchos de los rifles, carabinas y pistolas que se usaron durante la Guerra Civil estadounidense.

Fundada en 1816, Remington es la compañía de armas más antigua de Estados Unidos.

Después de más de 200 años de existencia se acaba de declarar en bancarrota.

La empresa acumulaba una deuda por US$950 millones y había sufrido una caída de las ventas de 27% durante los primeros 9 meses de 2017, que se tradujeron en unas pérdidas operativas de US$28 millones.

Paradójicamente, el año anterior había sido especialmente favorable para su industria: en 2016 se fabricaron 11 millones de armas de fuego en Estados Unidos, un incremento sustancial en relación con los 3,6 millones manufacturados en 2006.

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Entonces, ¿cómo se explica el declive de la compañía?

Deuda

En 2007, Remington fue adquirida por la firma de inversiones Cerberus Capital Management, capitaneada por el multimillonario Stephen Feinberg, un ferviente partidario del actual presidente estadounidense Donald Trump.

Desde entonces, la compañía acumuló la enorme deuda que la ha llevado a la declaratoria de bancarrota con miras a poder cerrar un acuerdo con sus acreedores.

En ese último periodo ya la empresa había pasado por otros momentos difíciles como el que se produjo tras la masacre de Sandy Hook, en 2012, cuando Adam Lanza, un hombre de 20 años de edad, mató a 20 niños y 6 adultos en una escuela en Newtown (Connecticut).

Lanza portaba varias armas, incluyendo un rifle de asalto Remington Bushmaster AR-15, lo que significó un duro golpe a la imagen de la empresa fabricante.

Pocos días después del incidente, Feinberg intentó infructuosamente vender la compañía que, desde entonces, hace frente a una demanda judicial por parte de los familiares de las víctimas que consideran a Remington como parcialmente responsable de lo ocurrido.

Ventas

Pero en 2016 las cosas iban bien.

Para ese periodo la compañía reportó un aumento de las ventas de 7% en relación con 2015.

Los gastos operativos se redujeron de 25,3% a 16,1%, mientras lograba un ingreso neto favorable por US$18,9 millones, lo que contrastaba vivamente con las pérdidas registradas en 2015 de US$135,2 millones.

Una de las claves del rebote de la compañía era un nombre propio: Hillary Clinton. Los amantes de las armas de fuego temían que la eventual llegada a la Casa Blanca de la entonces candidata presidencial demócrata pudiera derivar en mayores restricciones para su comercio.

En sus mítines de campaña, el rival de Clinton, Donald Trump, azuzaba ese temor y se presentaba como “verdadero amigo” de la Asociación Nacional del Rifle.

Ese discurso parecía influir en las ventas. Entre diciembre de 2015 y diciembre de 2016 se disparó a cifras récords en Estados Unidosel número de revisiones de antecedentes penales, un requisito exigido para poder comprar un arma.

Entonces, Trump ganó las elecciones y, paradójicamente, su victoria no parece haber sido buena para las ventas de armas.

“La suerte de la compañía (Remington) fue golpeada tras la elección de Donald Trump porque la derrota de Hillary Clinton borró los miedos entre los amantes de las armas sobre la posibilidad de perder acceso a las mismas. Las ventas cayeron y los comerciantes dejaron de hacer pedidos al encontrarse llenos de inventario sin vender”, escribió en un análisis la agencia Bloomberg.

Pese a todo, la historia de 201 años de Remington, empresa que también se hizo conocida por haber fabricado navajas y máquinas de escribir, no acabará ahora.

Al declarar la bancarrota se anunció un acuerdo para transferir el control de la empresa a sus acreedores, quienes además proveerán un préstamo por US$100 millones para garantizar temporalmente la financiación de las operaciones.

En declaraciones a Bloomberg, el presidente de la Asociación Independiente de Propietarios de Armas de Fuego, Richard Feldman, se mostró optimista sobre el futuro del sector.

“Casi todos los gigantes terminan cayéndose durante los cambios cíclicos de la industria. Supongo que si los demócratas resurgen este noviembre (en las elecciones legislativas de Estados Unidos), las acciones de las empresas de armas volverán a aumentar con ellos”, vaticinó.

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