Cómo se gestó “Una mujer fantástica”, la película chilena que aspira a hacer historia en los Oscar 2018
REDACCION/BBC MUNDO — Lo que surgió como una pregunta que se hicieron dos buenos amigos terminó por convertirse en un trabajo que el próximo 4 de marzo puede ganar el Oscar a mejor película de habla no inglesa.
“Una mujer fantástica”, dirigida por Sebastián Lelio —con guión de Gonzalo Maza y del propio Lelio—, es la segunda película chilena que pelea en esta categoría después de “No”, de Pablo Larraín, en 2013, que no lo logró.
Sus realizadores no pueden estar más felices.
“El deseo secreto que uno tiene cuando está haciendo cualquier película es que la gente la entienda y la acepte, que le guste y se emocione con ella hasta el punto de que sienta que debe ser premiada”, le dijo a BBC Mundo Gonzalo Maza.
“La sola nominación en sí misma a nosotros nos tiene sobrecogidos porque en el fondo significa que eso ocurre, y eso a nosotros nos pone muy contentos”.
Sebastián Lelio comparte esa emoción:
“El premio en sí tiene algo de tómbola, de ruleta, pero ser elegidos dentro de las 5 películas del año es un indicador de que la película está siendo percibida como una película relevante, eso es una alegría tremenda”.
Pero ¿cómo nació y se desarrolló “Una mujer fantástica”?
Una pregunta de difícil respuesta
En las conversaciones mantenidas con varias de las personas involucradas en la realización de “Una mujer fantástica”, incluida la que tuvimos con la actriz protagonista Daniela Vega, hay una palabra que se repite: empatía.
Maza, Lelio y Vega coinciden en que ese es el eje de la película, en concreto la búsqueda de los límites de la empatía.
Esa exploración se produce en torno al personaje central, Marina, una mujer transgénero cuyo amor, Orlando, muere prácticamente en sus brazos y que tras el trágico suceso se ve enfrentada a la hostilidad y el rechazo de la familia de su amante.
La trama nace de una pregunta inicial que se hizo Lelio y que dio lugar a un largo proceso de debate con Maza:
“¿Qué pasa si alguien muere en tus brazos y tus brazos son los peores brazos en los que esa persona podría morir porque tú eres, por alguna razón, él o la indeseada? Y después debes avisarle a la familia y al mundo que esa persona murió a tu lado y nadie te quiere ahí”.
La inspiración le vino a Lelio del caso de una mujer que él conocía cuyo amante se murió en sus brazos.
“Nosotros con Sebastián hemos hecho cuatro películas juntos y siempre las ideas surgen de maneras muy intuitivas y extrañas, y tenemos un proceso de trabajo que es muy largo”, le cuenta Maza a BBC Mundo.
En la búsqueda de respuestas, y ya con un guión de cine en mente, Lelio y Maza empezaron a darle vueltas a quién podría ser esa persona rechazada por el entorno. ¿Una mujer joven, una mayor, de clase media? Ninguna de ellas funcionaba.
“El punto de partida tenía que ver con la pérdida y eso derivó en una sensación de que queríamos crear un personaje que estuviera en un no-lugar”, relata el guionista.
“Después de darle muchas vueltas nos dimos cuenta de que el personaje que mejor podía ilustrar esa idea era un personaje transexual.
“Es una realidad que existe pero que en el fondo la sociedad no ha lidiado con ella. Las personas trans todavía siguen siendo marginadas, no han sido aceptadas en igualdad de derechos y condiciones por las sociedades, incluso las muy sofisticadas”, añade.
Desconocimiento de la realidad transgénero
Maza reconoce que ellos mismos tenían mucho desconocimiento sobre el tema, algo que confirma Lelio.
“Yo tenía la cabeza llena de clichés, sobre todo tenía en mente una estética respetabilísima pero que habla más de un Chile de los 80, tempranos 90”, explica el cineasta.
“Me dije que no podía ser que Chile estuviera aún en eso, estaba distanciado de la realidad chilena porque no vivo allí. No tenía ninguna amiga trans en Chile, pero sí la intuición de que había algo distinto y ahí es donde aparece Dani, eso fue una revelación”.
Para Maza, la aparición de Daniela Vega, quien en principio era una suerte de consultora cultural y terminó por convertirse en la protagonista, fue también definitiva.
“Cuanto más investigábamos más sentíamos que había algo que no había sido tocado, que la presencia de personas transexuales produce una tensión, la gente no sabe cómo acercarse a ellas, cómo hablarles”, indica Maza.
“En esa investigación fue que dimos con Dani y para Sebastián cuajó mucho mejor todo lo que estábamos hablando, era la personificación de todo lo que teníamos en teoría. En torno a eso se construyó la película”.
Desterrar ideas preconcebidas
Una vez identificado el tema y el personaje principal, el proceso de creación fue intenso y apasionante.
“Teníamos que sacarnos los prejuicios, o más bien las ideas preconcebidas, incluidas las que vienen de las mejores intenciones, como decir ‘son personas que requieren nuestra comprensión’ o tratarlas con cierta indulgencia”, señala Maza.
“Cuando conocimos a Daniela nos dimos cuenta de que eso no era posible. Ella es una fuerza de la naturaleza, una persona con mucha energía y con una personalidad tan propia y única que era imposible encasillarla, lo que fue muy bueno para la película.
“El peor error que uno puede cometer en un guión es inventar personajes que sean promedio de mucha gente, eso los hace planos. Nos dimos cuenta de que era muy importante que la construcción del personaje no fuera en base a eso.
“De ahí empezó a surgir la idea de algo fantástico, algo que fuera en contra del realismo. La película es poco realista en ese sentido y cuando tú la ves te das cuenta de que es una mezcla de géneros, la película también es transgénero”, asegura.
Marina tiene además un aire de misterio, de enigma. El espectador desconoce muchos detalles de su vida y forma de ser.
“Era importante generar ese proceso de desconocimiento. Si generábamos pura simpatía por Marina, los miembros de la familia de su amante iban a ser monstruos y la película iba a ser muy panfletaria”, sostiene Maza.
Lo cierto es que los miembros de la familia de Orlando, lejos de ser monstruos o personajes exagerados, son bastante creíbles.
“La idea es que esa familia uno podría identificarla de forma precisa, hasta el punto de poder decir en esta calle vive, que podría ser de centro políticamente, relativamente moderna, culta, viajada, que tiene mundo, que ha ido a la universidad”, comenta Lelio.
“El juego de la película es identificar el límite de la empatía, hasta dónde llega la aceptación del otro, ¿hasta que llega a golpear tu puerta?, ¿ahí empieza el problema? Entonces ¿qué es?, ¿solo un concepto o es verdad?
“Eso la película se lo pregunta a los personajes, pero también se lo pregunta al espectador, no de mala onda, sino abiertamente, ese es el juego que la película propone: ‘qué ve Ud. aquí’”, subraya el cineasta.
Habrá que ver si lo que vieron los académicos de Hollywood fue un trabajo merecedor del Oscar, el primero para Chile en la categoría de mejor película de habla no inglesa.