Los actores dan la espalda a Woody Allen ante las acusaciones de su hija
Nueva York — Cuatro años después de que Dylan Farrow acusara públicamente a su padre, Woody Allen, de haber abusado de ella cuando era niña, la ola contra el acoso sexual ha provocado que actores que han trabajado con el cineasta neoyorquino le den ahora la espalda y pocas voces han salido en su defensa.
Hoy, el avance de unas declaraciones de Dylan Farrow en su primera entrevista televisiva, que se emitirá mañana y en las que se reafirma en las acusaciones contra Allen, han terminado de ensombrecer la imagen pública de un cineasta que ya estaba en el punto de mira desde su matrimonio con su hijastra Soon-Yi Previn.
Cuando en 1992 la relación entre Mia Farrow y Woody Allen se rompió debido al romance del realizador, entonces de 56 años, con su hijastra, que tenía 21, las acusaciones de que había abusado sexualmente de su hija Dylan, de 7 años, se perdieron en el caos.
Pero Ronan Farrow, el único hijo biológico de Allen y Farrow, siguió atacando a su padre durante años, impidiendo así que el tema se olvidara totalmente.
Y fue él quien se dedicó a investigar los trapos sucios de Hollywood cuando trabajaba para la revista The New Yorker, donde publicó un artículo en octubre pasado en el que se hacía eco de las denuncias de varias mujeres contra el todopoderoso productor Harvey Weinstein.
Así se inició un movimiento que amenaza con derribar a muchos nombres conocidos de Hollywood y que ha provocado un drástico cambio de mentalidad en la meca del cine, donde, según se ha ido desvelando en los últimos meses, los casos de acoso y abuso sexuales eran algo habitual que la mayoría sabía pero pocos se atrevieron a denunciar.
Además cuantos más casos nuevos se conocían, más antiguos y silenciados en otras épocas salían a la luz, entre ellos el de Woody Allen, que había sido denunciado públicamente por su hija, ya adulta, en 2014, pero los hechos ya habían prescrito.
Pero Dylan Farrow no cejó y aprovechó la nueva mentalidad de Hollywood para lanzar nuevos mensajes desde su Twitter: “A pesar de mis acusaciones creíbles, Woody Allen ha sido habilitado, elogiado y apoyado mientras que muchos en Hollywood me ignoran, no me creen y me critican”.
Las críticas contra Allen volvieron a arreciar y la actriz británica Rebeca Hall, que se hizo conocida por su papel en “Vicky Cristina Barcelona” (2008), fue la primera en ponerse públicamente en contra del director, con el que acaba de rodar “A Rainy Day in New York”.
Aunque solo rodó un día y su salario no era muy grande, decidió donarlo al fondo de defensa legal “Time is Up”, movimiento contra el acoso sexual creado por centenares de actrices y productoras de Hollywood.
“Mis acciones han hecho sentirse a otra mujer silenciada y ninguneada. Lo siento profundamente. Lamento mucho esta decisión y no la repetiría a día de hoy”, dijo Hall en referencia a Dylan.
A continuación fue el protagonista del filme, el joven actor Thimotée Chalamet el que anunció que donaba el salario recibido por su participación en el filme de Allen, para ayudar a “acabar con la injusticia, la desigualdad y, sobre todo, el silencio”.
Mientras que Selena Gómez, otra de las actrices participantes en el filme, no ha donado su salario, pero ha hecho una “donación significativa” para “Time is Up”, que “excede largamente su sueldo” en la película de Woody Allen.
Además, hace apenas una semana la actriz y directora Greta Gerwig afirmó que se arrepiente de haber actuado en una de las películas de Woody Allen, “To Rome with Love” (“A Roma con amor”, 2012).
Pocas voces se han manifestado a favor del premiado cineasta, uno de los nombres más respetados artísticamente en la industria del cine. Uno de ellos, Alec Baldwin, que ha trabajado tres veces con el director y que ha dicho que “renunciar” a Woody Allen es “injusto y triste”.
Unas palabras que en pocas horas se han visto enterradas por las duras declaraciones de Dylan a la cadena CBS, que mañana se emitirán íntegramente, pero de la que se han avanzado frases como estas: “¿Por qué no debería querer derribarlo? ¿Por qué no debería estar enfadada? ¿Por qué no debería estar herida? ¿Por qué no debería sentir una especie de indignación por haber sido ignorada, apartada y por no haberme creído todos estos años?”.