Trump prioriza lucha contra adicción a opiáceos, pero no destina más fondos
Washington — El presidente, Donald Trump, declaró hoy “emergencia de salud pública” el abuso de analgésicos opiáceos e instruyó a su Gobierno a priorizar la lucha contra la adicción, aunque no destinó nuevos fondos a ese problema, como había prometido anteriormente.
“De manera efectiva a partir de hoy, mi Gobierno declara la epidemia de los opiáceos como una emergencia de salud pública”, anunció Trump en un acto en la Casa Blanca.
El gesto de Trump, de gran contenido simbólico, permitirá destinar fondos ya existentes a nivel estatal y federal a la lucha contra la adicción a analgésicos con receta como OxyContin o Vicodin, que lleva a muchos estadounidenses a engancharse después a la heroína, más barata en el mercado negro.
Se esperaba que el presidente cumpliera hoy con una promesa que hizo en agosto y declarara “emergencia nacional” la adicción a los analgésicos, lo que habría permitido destinar a la lucha contra ese problema dinero del Fondo Federal de Ayuda en Casos de Desastre, el mismo que se usa para tornados o huracanes.
En una llamada con la prensa, altos funcionarios indicaron que esa opción fue descartada porque los fondos para desastres, a largo plazo, no sirven para hacer frente a un mal como la adicción.
En vez de una “emergencia nacional”, Trump optó por declarar una “emergencia de salud pública”, de manera que no se destinarán nuevos fondos a la lucha contra los opiáceos, pero se eliminarán algunas barreras burocráticas para dar a los estados más flexibilidad en el uso de su dinero.
“Enfrentarnos a esto exigirá todos nuestros esfuerzos y nos exigirá enfrentar la crisis en toda su complejidad”, dijo el mandatario durante el acto en la Casa Blanca.
“Estados Unidos es de lejos el mayor consumidor de estas drogas, usando más pastillas por persona, que cualquier otro país del mundo”, afirmó Trump, quien aseguró que la actual crisis es “la peor de la historia de EEUU” y de “la historia de la humanidad”.
Según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), 64.000 personas murieron el año pasado por sobredosis de opiáceos (incluida la heroína) en Estados Unidos, lo que supone la muerte de 175 estadounidenses al día y siete víctimas mortales cada hora.
En los últimos seis años, las muertes por sobredosis se han convertido en la causa más común de muerte por lesiones en EEUU, por encima de los accidentes de tráfico o las armas.
En el acto, Trump firmó un memorándum en el que ordena al secretario en funciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Eric Hargan, que declare una “emergencia de salud pública” y en el que pide a todas las agencias del Gobierno que prioricen la lucha contra los opiáceos.
Los críticos de Trump temen que dar prioridad a la lucha contra los opiáceos descuide las investigaciones, por ejemplo, sobre el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
En la práctica, la declaración de “emergencia de salud pública” permitirá a los pacientes aislados en zonas rurales, como los montes Apalaches, recibir tratamiento por teléfono o por videoconferencia y recibir recetas para comprar medicamentos aunque no visiten físicamente a un doctor, algo requerido bajo la ley actual.
Además, el Departamento de Trabajo podrá dar subvenciones a algunos de los 50 estados del país para facilitar la búsqueda de empleo de personas con adicción.
En su discurso, Trump reconoció que hay que afrontar el problema de la demanda de drogas de EEUU, pero aseguró que no existe “otra opción” que trabajar con otros países, tanto China como naciones en Latinoamérica, para afrontar el problema de las drogas en donde se originan esas sustancias.
Según el Departamento de Estado, entre el 90 % y el 94 % de la heroína que se consume en EEUU proviene de México y Trump aseguró hoy que el muro que quiere construir en la frontera “tendrá un gran impacto” y hará disminuir el flujo de drogas.
Además, Trump adelantó que, durante su visita a China, hablará con el presidente chino, Xi Jinping, sobre el problema y establecerá como “máxima prioridad” la lucha contra el fentanilo, un analgésico de polvo blanco que es entre 30 y 50 veces más potente que la heroína y que llega a EEUU principalmente desde China y México.
La declaración de “emergencia de salud pública” durará 90 días, pero puede ser renovada de manera indefinida.