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Texas ejecuta a un preso condenado por la muerte de un guardia de prisiones

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El estado de Texas ejecutó hoy a Robert Pruett, un reo que fue condenado por la muerte de un guardia de prisiones en 1999, un crimen que él siempre negó haber cometido y al que no le conectaban pruebas materiales.

A Pruett, un hombre blanco de 38 años, lo declararon muerto a las 18.46 hora local (23.46 GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville (Texas), según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Sus últimas palabras fueron: “He hecho daño a mucha gente y muchas gente me lo ha hecho (...) He tenido que aprender las lecciones de la vida de la manera más difícil. Algún día ya no existirá la necesidad de hacer daño a la gente. Estoy listo para irme, pero volveré”.

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Pruett cumplía una pena de 99 años de cárcel por participar en el asesinato de un vecino en 1995 cuando fue condenado a muerte por el homicidio del guardia Daniel Nagle en la prisión McConnell (Beeville, Texas), en la que cumplía su pena.

Junto al cuerpo de Nagle, asesinado en su despacho, las autoridades encontraron una sanción disciplinaria contra Pruett por comer en un área restringida de la cárcel, por lo que los investigadores le vincularon al crimen aunque en el arma homicida no hallaron huellas dactilares ni sangre.

Tampoco encontraron sangre de Nagle en Pruett, pero la versión de varios presos que testificaron en su contra y la sanción disciplinaria bastaron para que los fiscales lo acusaran y el jurado lo condenara.

Pruett siempre negó el crimen y aseguraba que se trataba de un montaje orquestado por los presos que testificaron en su contra y por guardias corruptos que querían muerto a Nagle, que estaba a punto de destapar una red de corrupción dentro de la cárcel.

En el momento del crimen, Pruett tenía apenas 20 años y cumplía 99 años de cárcel por el asesinato de un vecino que cometió cuando tenía quince junto a su padre y su hermano.

El padre de Pruett cumple actualmente una pena de cadena perpetua y su hermano 40 años de cárcel.

El estado ya había intentado ejecutar a Pruett media decena de veces en los últimos cuatro años, pero sus abogados lograron siempre suspensiones para repetir pruebas de ADN que nunca fueron concluyentes, una estrategia que esta vez también intentaron pero sin éxito.

La ejecución de Pruett fue la sexta del año en Texas y vigésima en todo el país.

Desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte hace cuatro décadas, 1.462 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, 544 de ellos en Texas.

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