Vuelven Fridas al Olmedo
- Share via
MEXICO/AGENCIA REFORMA — Frida Kahlo (1907-1954), de apenas 19 años, posa para la cámara con un vestido de terciopelo, de tres cuartos, y quizá dirigida por su padre, Guillermo Kahlo, para lograr el mejor ángulo.
A lo largo de los años, la artista posaría para otros fotógrafos como Nickolas Murray, Leo Matiz y Lola y Manuel ¡Álvarez Bravo. Frida identifica, a través de la fotografía, que ella puede ser un personaje.
Una imagen que va construyendo con el tiempo y multiplicaría a través de sus autorretratos hasta convertirse en el principal motivo de su pintura.
Casi siempre aparece con el rostro de tres cuartos, pocas veces de frente. Nunca sonriendo, debido a una dentadura en mal estado. La cabeza adornada con listones y flores. Y con sus ropas logra disimular las secuelas del accidente en tranvía de 1925.
La exposición “Me pinto a mí misma”, que hoy se inaugura en el Museo Dolores Olmedo, en ocasión de los 110 años del nacimiento de Kahlo, muestra cómo va construyendo esa imagen.
“No se quería ver como una mujer destrozada por el accidente, ni como una mujer que no era capaz de ser madre o que sufría por el amor. ¿Qué hace? Siempre se viste con indumentarias muy femeninas, se maquilla, se pinta las uñas, usa joyas, anillos, la ves como este personaje engalanado, pero sabemos que dentro, en la privacidad de su recámara, había un gran dolor”, expone Josefina García, directora de Colecciones del Museo Dolores Olmedo.