Unos 2,5 millones de niños trabajan para huir de pobreza extrema en México
México — Alrededor de 2,5 millones de niños y adolescentes trabajan en México para escapar de la pobreza extrema y las calles, por lo que hay que actuar para proteger sus derechos, alertó hoy la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
“La vigencia y efectividad de los derechos de niñas, niños y adolescentes, a pesar de haber habido avances, están muy lejos de ser una realidad y se encuentran en riesgo permanente de vulneraciónâ€, indicó la CNDH en un boletÃn.
En el DÃa Internacional contra el Trabajo Infantil, el organismo recordó que la situación es especialmente frágil “sobre todo para quienes cubren sus necesidades de subsistencia ante los insuficientes ingresos de sus padres o tutoresâ€.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de EstadÃstica y GeografÃa (INEGI), 2,48 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años trabajan.
Es decir, 8,41 % de la población total de esa edad (29,4 millones), de los cuales 1,7 millones son hombres (69,8%) y 748.000 son mujeres (30,1%).
Más de 900.000 no asisten a la escuela por trabajo (36,9 %); 2,2 millones trabajan en ocupaciones no permitidas (89,5 %), de los que 887.041 no cumplen con la edad mÃnima permitida (39,9 %), y 1,3 millones realizan una actividad peligrosa (60 %).
Los tres estados con mayor población de niñas, niños y adolescentes que trabajan son el Estado de México, con 286.153 (11,55 %); Jalisco, con 220.116 (8,89 %), y Puebla, con 208.450 (8,41 %).
Ante ese panorama, la atención de los tres niveles de gobierno hacia niñez y adolescencia debe ser integral, especialmente en las actividades en que son expuestos a ambientes peligrosos, a esclavitud y otras formas de trabajo forzado, y actividades ilÃcitas.
El organismo negó que, como ciertas personas creen, el trabajo infantil sirva para “preparar esa población para la vida adultaâ€.
El académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) VÃctor Inzúa resaltó que los infantes son seres humanos que aún no deben cumplir con un trabajo.
“No han gozado de su niñez. Además de ser pequeños fÃsica y mentalmente, emocionalmente tienen otras caracterÃsticas, pero ante las circunstancias del paÃs las familias en pobreza extrema recurren a ellos para que contribuyanâ€, explicó el académico en un boletÃn.
El universitario expuso que algunos de estos niños están inmersos en una realidad paradójica: por un lado, la calle, la pobreza y la marginación se han convertido en una forma cotidiana de vivir y, por otro, ese espacio es donde buscan la libertad.
La situación en la calle incrementa su vulnerabilidad por los riesgos que implica: violencia, adicciones, delincuencia y marginación social, indicó.
Según estudios y muestras tomadas por Inzúa, solo cuatro de cada diez cae en problemas de adicciones y delincuencia, pero en estos casos su esperanza de vida es de 22 a 25 años por el daño fÃsico y a la salud que se infringen.
“El resto continúa en la búsqueda de formas de subsistencia informal, pero honesta; incluso, algunos llegan a matricularse y egresar de instituciones de educación superiorâ€, señaló.
En la Ciudad de México, los menores de edad trabajadores aprenden a realizar ciertas labores como la venta ambulante, el trabajo en pequeños talleres y de tipo doméstico a domicilio, pero también pueden caer en trabajos que generan “daños fÃsicos y psicológicosâ€, como la prostitución.