Jared Kushner, el guardián de la política exterior de Trump
Washington — Es el principal interlocutor de México, el artífice del acercamiento a China y el encargado del proceso de paz en Oriente Medio. El yerno de Donald Trump, Jared Kushner, se ha convertido en el guardián de su política exterior, una ambiciosa misión que podría espolear el caos en la diplomacia de EEUU.
En una Casa Blanca donde la relación personal con Trump cuenta más que la experiencia en el Gobierno, el joven Kushner se ha convertido en la mano derecha del presidente, con una amplia cartera que va desde la reorganización del Ejecutivo a la estrategia para frenar la crisis de adicción a los opiáceos.
Pero el marido de Ivanka Trump, de 36 años, debe además atender a dirigentes de todo el mundo que compiten por su atención, conscientes de la influencia de Kushner en el mandatario y del papel marginal que, hasta ahora, ha tenido el Departamento de Estado a la hora de formular la política exterior del nuevo Gobierno.
Kushner aterrizó este lunes en Irak en una visita sorpresa junto al jefe del Estado mayor conjunto, Joseph Dunford, quien le invitó a acompañarle en lugar de viajar con el secretario de Estado, Rex Tillerson, quien todavía no ha visitado ese país árabe.
A ello se suma el “papel central” que, según el diario The New York Times, ha asumido Kushner en la preparación de la visita a Estados Unidos esta semana del presidente de China, Xi Jinping, un delicado encuentro que el embajador chino en Washington, Cui Tiankai, ha organizado mano a mano con el yerno de Trump.
Kushner también es el principal contacto del canciller de México, Luis Videgaray, quien en una visita en marzo a Washington no se reunió con su homólogo (Tillerson), pero sí con el yerno de Trump, con el que tiene una cercana relación desde la campaña de 2016.
Trump encomendó además a Kushner, un judío ortodoxo, encontrar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, un encargo que parece motivado por su religión y por la larga relación de su familia con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
“Hay muchas relaciones que Jared ha entablado con diferentes líderes, como los de México, y va a seguir hablando con ellos para facilitar las cosas”, aseguró este lunes el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Según el portavoz, Kushner “tiene un equipo” que le ayuda y “no actúa en perjuicio” de las agencias encargadas de la diplomacia, pero su ascenso no deja de preocupar a quienes conocen los engranajes del Gobierno.
“Es muy poco habitual, incluso poco apropiado, que el yerno del presidente se convierta en el actor central de la estrategia de Estados Unidos sin tener una posición oficial en la estructura de política exterior”, dijo a Efe el analista Gordon Adams, profesor emérito de relaciones internacionales en la American University de Washington.
Kushner, un exempresario inmobiliario sin experiencia en política exterior, actúa como enviado diplomático sin formar parte ni del Departamento de Estado ni del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dos agencias con un extenso y experimentado personal que Trump “apenas está utilizando”, recordó Adams.
“El uso excesivo para grandes asuntos políticos de un familiar que no ha sido confirmado (por el Senado, dado que solo es un asesor) revela todo lo que necesitas saber sobre el Gobierno de Trump: es personal e idiosincrásico, una inusual combinación de caos y tendencias autoritarias”, opinó este experto.
Además, Kushner es el director de la recién creada Oficina de la Casa Blanca para la Innovación Estadounidense, dedicada a reorganizar el Gobierno federal con técnicas empresariales, pero también a cumplir algunas promesas clave de campaña de Trump, como la atención a los veteranos y a los adictos a los opiáceos.
“Trump ha convertido a Kushner en su encargado de arreglarlo todo”, dijo a Efe un historiador presidencial en la Universidad de Albany (Nueva York), Bruce Miroff.
“Las misiones que le ha encargado reflejan la propia inexperiencia de Trump, porque sobrecargar a Kushner ha hecho más probable que cada una de sus tareas acabe mal hecha”, opinó.
Para encontrar un caso similar al de Kushner en la historia moderna de Estados Unidos, Miroff tiene que remontarse hasta la Presidencia de John F. Kennedy (1961-1963), cuyo hermano Robert era fiscal general “pero también tenía un papel importante en el aparato de política exterior” del Gobierno.
La preocupación sobre las amplias atribuciones de “Bobby” Kennedy llevó a la aprobación poco después de una ley contra el nepotismo en el Ejecutivo estadounidense, unas normas que Trump ha tratado de esquivar al conceder papeles importantes a Jared e Ivanka.
Pero en el rol de Kushner como encargado informal de exteriores no podía faltar la conexión con Rusia, y se espera que testifique pronto ante el Senado sobre sus contactos con Moscú, un tema que puede suponer el primer reto serio para el que la prensa estadounidense ya llama el “principito” del reinado de Trump.