Puerto Rico vive mañana el ecuador de la Navidad más larga del mundo
San Juan — Puerto Rico vive mañana, 24 de diciembre, el ecuador de la que es conocida en la isla como la Navidad más larga del mundo, durante la cual comparten lechón con arroz y gandules (legumbre), así como pasteles (rellenos de masa de plátano o yuca) y morcilla.
La peculiar Navidad puertorriqueña se considera que comienza con el pavo de Acción de Gracias -que este año cayó el pasado 24 de noviembre- y termina con las Fiestas de la Calle San Sebastián que se celebran el tercer fin de semana de enero, periodo en el que la isla se ve envuelta en un sinfín de celebraciones por toda su geografía.
El historiador oficial de Puerto Rico, Luis González Vales, dijo hoy a Efe que en las largas Navidades puertorriqueñas se ve reflejada tanto la influencia española como la de Estados Unidos, con presencia en la isla desde 1898.
“En Puerto Rico se celebra mucho la Navidad”, subrayó González Vales, para quien las costumbres varían según zonas, ya que en el área metropolitana de San Juan es mucho más perceptible la influencia de Estados Unidos, mientras en el interior y los municipios rurales la herencia española se mantiene con mayor fuerza.
Comienzan las Navidades en la isla con el Día de Acción de Gracias, de obvia herencia estadounidense pero absorbida y añadida con gran facilidad al acervo puertorriqueño que ya lo considera como algo propio.
La Nochebuena y Navidad, cuya celebración comparten ambas culturas, tienen la característica de ser la fecha, al menos en las poblaciones más importantes, en la que se entregan los regalos a los más pequeños.
González Vales apunta que esto no quiere decir que la costumbre anglosajona de Santa Claus se haya impuesto a los Reyes, sino que los padres prefieren entregar los regalos navideños en esa fecha para que los niños dispongan de más tiempo para disfrutarlos.
El historiador oficial de Puerto Rico recuerda que se mantienen las celebraciones de la Misa del Gallo y el Día de los Inocentes, el 28 de diciembre, en especial en los municipios de Hatillo y Camuy, aunque tiene relevancia en toda el área nordeste de la isla caribeña.
Las celebraciones no se detienen ahí, ya que los días del 31 de diciembre y 1 de enero se suceden como fechas señaladas para el festejo y la alegría, que dan fin a la temporada navideña en el mundo anglosajón pero no así en Puerto Rico, donde queda todavía espacio para los Reyes Magos.
Esta festividad está acompañada de la costumbre de ir de casa en casa cantando, bebiendo y comiendo durante la jornada previa.
Juana Díaz es la localidad en la que la costumbre tiene mayor arraigo de todo Puerto Rico, cuya razón se remonta al año 1883, cuando llegó a ese pueblo el sacerdote español Valentín Echevarría, que el 6 de enero de 1884 organizó el primer desfile de reyes de la localidad.
Y las fiestas siguen. La festividad de los Reyes se enlaza con las Fiestas de la Calle San Sebastián, que se celebran en esa vía de la capital y que fue ideada como un homenaje al mártir católico de ese nombre, aunque según otras versiones pudieron nacer como una recaudación de fondos para una capilla.
Durante este periodo que se prolonga durante casi dos meses es típico comer lechón -cerdo- a la vara con arroz con gandules (legumbre), pasteles rellenos de masa de plátano y morcilla, entre otros platos típicos de la gastronomía local.
Los puertorriqueños también reservan para estas fechas el coquito, un ron con leche de coco con muchos grados de alcohol y postres como el tembleque.
En la isla se conservan los típicos villancicos, pero al ritmo caribeño que marcan el cencerro, güiro y maracas, lo que para quienes vengan de fuera puede parecer algo extraño para unas fechas como las navideñas en las que en otras latitudes se asocian con frío y nieve.