Nuevo sistema de estimulación en lesiones de columna busca vías alternativas
Los Ángeles — Un grupo de científicos de una universidad californiana está probando en pacientes con lesiones de columna un método de estimulación eléctrica para ayudar a la médula espinal a encontrar “vías alternativas”, como hacen los conductores “cuando hay un atasco en una autopista”.
“La médula espinal contiene vías alternativas que pueden ser utilizadas para evadir la lesión y enviar mensajes del cerebro a los miembros”, explicó el neurocirujano Daniel Lu, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en un comentario enviado a Efe.
Brian Gómez, de 28 años y tetrapléjico desde hace cinco años, cuando se rompió el cuello en un accidente de moto, está siendo tratado de manera experimental con el método desarrollado por investigadores del Centro Médico Ronald Reagan de UCLA.
La estimulación eléctrica “entrena a la médula espinal para encontrar y utilizar estas vías (alternas)”, anotó Lu, quien además es profesor de neurocirugía de la Escuela de Medicina David Geffen de UCLA y director del Laboratorio de Neuroplasticidad y Reparación de dicho centro.
Para el tratamiento se utiliza un generador de señales que es insertado en el cuello del paciente.
Gómez tiene desde el pasado mes de junio un estimulador de 32 electrodos insertado “debajo del sitio de la lesión”, cerca de la quinta vértebra (C-5), en mitad del cuello, con el fin de devolverle el movimiento a las manos.
Las lesiones en esa área -detalló Lu- son muy delicadas, pues generalmente producen la pérdida de movimiento en las cuatro extremidades.
Adicionalmente al estimulador también se implantó bajo la piel del paciente, en la parte baja de la espalda, un “paquete” con una batería y su unidad de proceso, lo “suficientemente pequeño para que quepa en la palma de la mano”.
Mediante un control remoto, el paciente o los médicos pueden regular la frecuencia y la intensidad del estímulo.
“Podemos elevar o disminuir diferentes parámetros y programar el estimulador para activar electrodos específicos”, agregó Lu.
“Es un proceso continuo que reentrena la médula espinal y, con el tiempo, permite a los pacientes fortalecer su agarre y recuperar la movilidad en las manos”, aseguró el científico.
El trabajo con Gómez hasta el momento ha dado resultados positivos en la recuperación parcial del movimiento de una mano.
Experimentos anteriores con estimulación eléctrica habían permitido que pacientes con lesiones en las extremidades inferiores “pudieran estar de pie y mover sus piernas por ellos mismos luego de una lesión en la parte baja de la columna”, señaló el neurocientífico Reggie Edgerton, profesor emérito del Colegio de Ciencias de la Vida de UCLA.
Sin embargo, “(en el campo científico) había un considerable escepticismo de que pudiéramos utilizar una aproximación similar para recuperar funciones de las manos en pacientes cuadrapléjicos con lesiones en la parte superior de la columna”, anotó Edgerton, quien trabaja conjuntamente con Lu.
Los avances logrados por el hispano en su tratamiento son muy alentadores.
“Esto significa una diferencia enorme para mí”, declaró Gómez, dueño de una tostadora de café en San Dimas, California.
Según explicó, unos meses atrás había logrado mover una palanca para desocupar una bandeja de granos una vez que se habían terminado de tostar.
Sin embargo, debido a que no tenía fuerza en su brazo, se quemó. “Eso no me ha vuelto a pasar debido a la fortaleza y destreza que he desarrollado”, afirmó.
El hecho de que el accidente de Gómez sucediera hace cinco años y su rehabilitación empezara este año es otro aliciente para los investigadores.
“Él mantiene sensación de pies a cabeza por lo que nos puede dar una respuesta cuando estamos afinando el estimulador”, indicó Lu. “Y es un hombre joven positivo y motivado”.
El proceso es lento y exige que Gómez vaya al laboratorio varias veces a la semana, pero los logros mantienen una favorable expectativa de recuperación básica.
Según anotó Lu, la mano de una persona normal puede generar una fuerza de 100 a 200 newtons que se reduce 100 veces (uno a dos newtons) después de una lesión de columna.
“Nuestra meta es lograr que estos pacientes vuelvan a tener un rango de 20 a 30 (newtons). Eso marcará una gran diferencia en la calidad de sus vidas”, afirmó el neurocirujano.
“Hacer esto exige una gran cantidad de tiempo y compromiso pero estoy decidido. Las cosas están cambiando para mejorar, por lo que estoy emocionado por lo que viene”, finalizó Gómez.