Trump elige a Rick Perry para ejecutar su “revolución energética”
Nueva York — Donald Trump eligió a Rick Perry para ser titular de Energía y llevar a cabo la “revolución energética” que ha prometido el presidente electo para explotar al máximo los recursos naturales que tiene Estados Unidos.
Ese programa se asienta en principios que están en contra de las salvaguardas medioambientales que ha defendido la Administración de Barack Obama, receloso del uso de recursos como la explotación de la industria del carbón, que ahora quiere impulsar Trump.
Perry, de 64 años, que durante 15 años fue el gobernador de Texas, el mayor productor de hidrocarburos del país, fue confirmado por Trump en un comunicado oficial, una designación que ya habían anticipado los medios de comunicación en las últimas horas.
Como recordó Trump en ese comunicado, el Gobierno que encabezará a partir del 20 de enero garantizará que el país utiliza los “enormes recursos naturales” que tiene para impulsar su independencia energética.
Poco amigo de políticas para la protección del medioambiente, Trump se ha fijado como una de sus metas convertir a Estados Unidos en una nación independiente en materia energética para que no dependa de las compras de petróleo externas.
De acuerdo con los últimos datos del Departamento de Energía, Estados Unidos tiene una producción de 8,70 millones de barriles diarios de petróleo y unas importaciones netas de crudo de 7,48 millones de barriles.
Cerca del 48 % de esas importaciones proceden de Canadá, y el resto de distintos países, encabezados, por orden de importancia, por Arabia Saudí, Venezuela y México.
Los montos de crudo que se importan ahora se han venido reduciendo en los últimos años según ha ido explotando Estados Unidos yacimientos no tradicionales por extracción hidráulica o “fracking”, muy criticada por grupos medioambientales.
Hace cinco años por estas fechas, Estados Unidos tenía una importación neta de 8,81 millones de barriles diarios, y hace diez años ese monto llegaba a los 10,02 millones de barriles, el 25 % más que los niveles actuales.
Perry, que en un debate de 2011 sugirió eliminar la cartera de Energía, se pondrá ahora al frente de ese departamento, a las órdenes de Trump, para liderar los esfuerzos oficiales con el fin de desarrollar un sector que busca fomentar la creación de empleo.
Como gobernador de Texas, afirmó Trump, Perry “creó un clima de negocios que produjo millones de nuevos empleos y precios energéticos más bajos en ese estado, y traerá el mismo enfoque a nuestro país como secretario de Energía”.
Estados Unidos “se asienta en un tesoro sin energía sin explotar”, sostiene el programa de Trump, un político que en numerosas ocasiones se ha quejado de las regulaciones que afectan a los distintos sectores de la economía.
“En lugar de continuar con el actual camino para socavar y bloquear a los productores de combustibles fósiles de EE.UU., la Administración Trump fomentará la producción de estos recursos mediante el arrendamiento de yacimientos terrestres y marinos”, sostiene el programa del presidente electo.
Esa política ha estado sometida en los últimos años a limitaciones de parte de la Administración de Obama, tanto en la explotación de yacimientos no tradicionales de hidrocarburos como de carbón, algo que ha encontrado una fuerte oposición de Trump.
Ahora, la idea del nuevo gobierno es desarrollar “todos los proyectos energéticos”, incluyendo los que están demorados por Obama y que, según la política oficial que regirá desde enero, generan una “destrucción” de puestos de trabajo.
“Terminaremos la guerra contra el carbón, y rescindiremos la moratoria en el arrendamiento de las minas de carbón”, dice el Equipo de Transición Presidencial en sus principios de gestión.
Además de estas tareas, el Departamento de Energía, creado en 1973, tiene la última responsabilidad en la supervisión de las reservas nucleares y garantizar que se mantienen en lugar seguro, así como la supervisión de la red eléctrica del país.