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Relaciones entre EE.UU. y Cuba seguirán con Donald Trump, dice especialista

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Las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba continuarán bajo el gobierno del presidente electo de Donald Trump, pues su llegada coincidirá con un periodo de cambio político en la isla, afirmó hoy en esta ciudad el académico cubano Rafael Rojas.

“Lo más probable es que la política de EE.UU. hacia Cuba, aun bajo la presidencia de Trump, mantenga la tendencia de acercamiento y de restablecimiento de relaciones y normalización diplomática”, afirmó Rojas en un seminario de relaciones internacionales, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Durante la Cumbre de las Américas, en abril pasado, el presidente cubano Raúl Castro afirmó que dejará el poder en 2018, un momento que, a decir de Rojas, favorecería la llegada de “un político de la nueva generación”.

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“Cuando se produzca el retiro de Raúl Castro lo más probable es que veamos estas tendencias de cambio intensificarse y probablemente proyectarse sobre el régimen político”, afirmó el actual miembro del Colegio de México.

La muerte de Fidel Castro se produce en un momento de intensos cambios en la política económica y migratoria en la isla, así como en el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EE.UU., es decir, cuando Cuba “está reinventando sus manera de producir, de hacer funcionar la economía y relacionarse con el mundo”, dijo.

Rojas, quien ha sido profesor visitante en las universidades de Princeton, Columbia y Austin, consideró que la “desaparición física” del líder de la revolución cubana “será estudiada como parte de ese mismo proceso de cambio”, aunque su pensamiento y “su influencia” ideológica “permanecerá durante un tiempo”.

En la mesa sobre Centroamérica del mismo seminario, el miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Jorge Durand Arp-Nissen, afirmó que esta región comparte elementos como la geografía, la lengua, la vecindad, el mestizaje racial y cultural, pero “nunca logra unificarse”, sino que “se autoexcluyen”.

Añadió que la migración es el eje que atraviesa esta región de América y deja cada vez más lejana la idea de unificación de las naciones, más allá de la alianza de que conforman el Triángulo del Norte

“Pareciera que para muchos el sueño de tener una Centroamérica, de formar un solo país, ese sueño ahora se ha convertido en el sueño americano, pues quieren irse a los Estados Unidos”, expresó el especialista.

Centroamérica, en especial el Triángulo Norte, es una de las zonas del mundo más violentas pese a que no se desarrolla una guerra convencional, lo que incide en la emigración masiva a Estados Unidos y México, los principales destinos.

Para hacer frente a esta violencia y a la falta de oportunidades que provoca la migración, en febrero pasado, el presidente Barack Obama, solicitó al Congreso una partida de 750 millones de dólares de ayuda a Centroamérica dentro del presupuesto de 50.100 millones para el año fiscal 2017.

Esos 750 millones se sumarían a los otros 750 millones aprobados por el Congreso en diciembre pasado para afianzar el fortalecimiento institucional de los países de origen del mayor grueso de indocumentados: Guatemala, El Salvador y Honduras, bajo el conocido Plan de la Alianza para la Prosperidad.

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