Marco Rubio: un hombre joven con ideas viejas
Cuando John F. Kennedy presentó su candidatura para la presidencia en 1960, diciendo que representaba a una nueva generación de líderes, mi abuela materna, Catherine Murray, era una señora anciana. (Por lo menos así era como yo la veía; a sus 52 años de edad, era más joven de lo que soy yo ahora).
Pero mi abuela estaba absolutamente abierta al deseo de Kennedy para tomar la antorcha de liderazgo para una nueva generación. A menudo se refería a JFK como “ese querido joven”.
55 años después, y es Marco Rubio, el senador de Florida, quien está sacando provecho de su juventud para realizar su campaña hacia la presidencia. ¿Y adivinen qué? Rubio tiene 43 años de edad, la misma edad que tenía Kennedy cuando fue elegido Presidente.
“Esta elección… es una elección generacional acerca de qué tipo de país seremos”, dijo Rubio esta semana. Después torció el cuchillo en un ataque dirigido hacia Hillary Clinton que también se podría considerar como un golpe hacia Jeb Bush.
“Ayer mismo, un líder de otro tiempo comenzó una campara para la presidencia prometiendo llevarnos de vuelta al ayer. El ayer ya se terminó y nunca más vamos a volver”.
A pesar del énfasis en la juventud, Rubio probablemente espera que los votantes de mayor edad no le digan (o a sus carteles de campaña) que se retire de sus jardines. Y hay una razón para que sea optimista al respecto. Rubio podrá ser joven, incluso inmaduro, pero tiene algunas viejas posiciones.
Su principal posición es su oposición a la decisión del presidente Obama para reestablecer las relaciones normales con Cuba, el hogar ancestral de Rubio.
Mucho se ha escrito acerca de cómo la juventud cubano-estadounidense no está en contra de la normalización de las relaciones como lo están sus mayores. Una encuesta realizada a finales del mes de marzo por Bendixen & Amandi International encontró que el 60% de los cubano-estadounidenses con edad entre los 30 a 49 años, el grupo de edad de Rubio, apoyaban la normalización. Para los cubanos-estadounidenses de 18 a 29 años de edad el porcentaje fue del 69%.
Pero Rubio llamó “inaceptable” y “profundamente decepcionante” a la decisión de Obama para normalizar las relaciones con Cuba.
Así como Peter Beinart señaló en el Atlantic, “Al oponerse a la decisión del presidente Obama para restablecer las relaciones diplomáticas con la Habana, Rubio habla no por su propia generación de cubano-estadounidenses, sino por sus padres y abuelos.
Lo mismo se podría decir de JFK, cuyo anticomunismo y advertencias de una “brecha de los misiles” fue música para los oídos de las personas de la generación de mi abuela. Pero muchos jóvenes también estuvieron de acuerdo con Kennedy en esas cuestiones.
No estoy seguro de que lo mismo sea cierto sobre ese “querido joven” de Miami.
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