Vendedora de frutas le desea a su sobrina Columba Bush que llegue “arribaâ€
EFE/MÉXICO — Cada dÃa desde hace 23 años, MarÃa Diega Méndez se dedica a vender fruta por las calles de León, en el central estado de Guanajuato y su historia no diferirÃa de las muchas que se viven en México si no fuera por un detalle: es la tÃa de la esposa de Jeb Bush.
Columba Bush ha suscitado recientemente interés mediático en Estados Unidos, ya que su marido se perfila como un posible candidato a las primarias republicanas de cara a las elecciones estadounidenses que se celebrarán el próximo año.
Lo que lleva a poner la mirada en sus raÃces, en Guanajuato, donde personajes como Méndez la recuerdan como una niña “muy risueña, cariñosa y juguetonaâ€, como comenta la vendedora a Efe.
En el hipotético caso de que Jeb Bush ganara los comicios presidenciales, Columba se convertirÃa en la primera dama estadounidense de origen de hispano.
Méndez espera que a su sobrina “le toque, que no se quede con la ilusiónâ€, y que si ella tiene en su pensamiento “llegar arribaâ€, “que Dios le dé licencia de triunfar y se lo concedaâ€.
La última vez que Méndez la vio, Columba Bush tenÃa “4 o 5 añosâ€, cuando estaba “muy medianitaâ€.
Según declaró Columba Bush públicamente a través de un portavoz, ella rompió la relación con su padre, José MarÃa Garnica, después de que este abandonara a su familia cuando era una adolescente.
Sin embargo, y a pesar de la “distanciaâ€, Garnica fue quien llevó a sus hijos a Estados Unidos, y fue quien les pagó los estudios, explica Méndez.
“Era un gran hombreâ€, aporta la vendedora sobre el padre de la mujer, quien falleció sin llegar a conocer a sus nietos.
Méndez indicó que, desde que Columba se casó, perdió la relación de amistad con la familia, y ahora dice desconocer si su madre, Josefina Gallo, “estará aquà o en los Estados Unidos, quién sabeâ€.
Y “aunque quisiera ir†al paÃs vecino para retomar el contacto, Méndez asegura que “es un imposible, porque para arreglar papeles uno no tiene dineroâ€.
Lejos del mundo de las cuestiones polÃticas en el que vive su sobrina, Méndez, a sus 75 años, desarrolla su rutina al lado de sus inseparables frutas.
Su trabajo le ha ayudado a evitar la “soledad†que sintió hace un cuarto de siglo, cuando sufrió una embolia por la que tuvo que quedarse en casa.
“Aquà en León me sobran amistades, y se me hace todo muy bonito porque (los vecinos) es como mi familiaâ€, asegura Méndez.
Guarda en su voz un deje de sorpresa cuando comenta cómo en los últimos dÃas se han acercado a ella “la televisión y los periodistasâ€, y reconoce que sà le gustarÃa reencontrarse con su sobrina, “mirarla, saludarla y tener una conversación con ellaâ€.
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