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Editorial. Sin Michelle King, el LAUSD necesita un superintendente dispuesto a hacer cumplir las promesas

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Qué momento tan emocionante debe haber sido para Michelle King, una administradora respetada y querida en las escuelas de Los Ángeles, llegar al pináculo del liderazgo del distrito como superintendente, en 2016. Estas son las escuelas a las que ella asistió como estudiante, y a las cuales luego le dedico años de su vida como educadora profesional. King es, además, la primera mujer afroamericana en haber dirigido el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD).

Pero tuvo sólo un poco más de un año y medio para saborear sus extraordinarios logros y dejar su marca, antes de que los problemas de salud la obligaran a tomarse un permiso médico, a principios del otoño pasado. La funcionaria permanecerá de baja hasta junio y luego se retirará, anunció la semana pasada, después de que un artículo en The Times cuestionara si se concretaría su regreso y por qué no había habido más transparencia sobre su condición. Al principio, no estaba claro cuál era su dolencia; a los periodistas se les dijo que se había sometido a una cirugía por un dolor severo en las piernas. La semana pasada, King aclaró que tiene cáncer.

Después de tantos años de servicio, la funcionaria ciertamente tenía derecho a un permiso médico prolongado cuando lo necesitara, y por supuesto tiene derecho a mantener en privado los detalles de su enfermedad. Le deseamos lo mejor en su batalla contra lo que parece ser un diagnóstico difícil.

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De acuerdo, no es aceptable tener un superintendente en licencia indefinida, y es bueno que King le haya dado al distrito una orientación clara sobre su futuro. Pero si la junta quería intensificar los esfuerzos para mejorar el rendimiento estudiantil, no necesitaba esperar al regreso de la superintendente. King le dio a su reemplazante temporal, la superintendente adjunta Vivian Ekchian, la autoridad para tomar medidas, y hasta cierto punto ella lo ha hecho. Por ejemplo, el distrito avanza con un plan propuesto por un equipo de trabajo externo para reducir el ausentismo crónico.

King aportó un período de calma necesaria al distrito escolar, después de los años -a veces emocionantes pero a menudo desalentadores- de mandato del superintendente John Deasy. Ramón C. Cortines, que ejerció interinamente entre ambos períodos, solucionó algunos de los problemas dejados por Deasy, eliminó el muy criticado plan de ‘iPads para todos’ y reparó el escandalosamente disfuncional sistema de registros estudiantiles. Pero Cortines estaba en su tercera temporada provisional al frente del LAUSD, que necesita desesperadamente la estabilidad de un liderazgo a largo plazo -algo que no ha tenido en más de una década-.

La jubilación de King significa que el distrito no contará con esa estabilidad en el futuro inmediato, especialmente cuando uno de los miembros de su junta, Ref Rodríguez, enfrenta cargos penales.

Debido a que su etapa como superintendente fue tan abruptamente reducida, es difícil saber cuál será el legado final de King, una administradora inteligente, organizada y comprensiva, cuya simpatía innata y estilo personal orientado al consenso le permitió llevarse bien con los maestros, los administradores y los miembros de la junta.

King tuvo un éxito mixto con su campaña para mejorar las tasas de graduación. Tomó el comando rápidamente cuando parecía que el requisito del distrito de que los alumnos completen los cursos de preparación universitaria dejaría a muchos de ellos sin diploma. Además, las tasas de graduación aumentaron significativamente, pero eso sucedió en parte porque a los estudiantes se les ofreció la opción de tomar cursos de recuperación en línea, menos rigurosos.

La funcionaria también trabajaba en otra iniciativa importante: expandir el número de escuelas magneto en el distrito. Los datos locales muestran que los alumnos en escuelas magneto superan significativamente a aquellos que asisten a las charter, administradas de forma independiente. Esas escuelas proporcionan a los estudiantes una educación en temas especializados y le brindan al LAUSD su mejor oportunidad para evitar que los niños -y los fondos- migren a las escuelas charter.

En general, sin embargo, King ha sido una gestora que implementó las visiones educativas de otros, más que una líder visionaria. Ello está bien, siempre y cuando la junta escolar proporcione la visión y una dirección clara a su superintendente.

Ese es uno de los temas que la junta deberá considerar al buscar un reemplazo. Hasta el momento ha tendido a dudar entre querer un director ejecutivo audaz y buscar a alguien que realice de manera responsable mejoras constantes. Las dos cualidades rara vez se presentan en una misma persona.

Pero hay otra manera de verlo: nuevos cambios abruptos no es lo que el distrito necesita en este momento. Su camino hacia adelante es claro: necesita más escuelas magneto fuertes, un impulso continuo al aumento de las tasas de graduación y la reducción del ausentismo sin estándares más bajos; además de un mayor énfasis en programas efectivos de alfabetización, una mejor formación de docentes y el compromiso de emplear más de sus mejores docentes en las escuelas con más desafíos. También debe estar dispuesto a tener conversaciones difíciles con el sindicato de maestros sobre las realidades financieras de las obligaciones de pensiones. Necesita menos iniciativas nuevas y un mejor seguimiento de las que ya ha lanzado.

Más que grandilocuencia, lo que necesita la junta es un superintendente que lleve a cabo el incesante trabajo de mejora. Incluso más que eso, precisa un director ejecutivo que haga cumplir las promesas a todos, incluyendo a los miembros de la junta, y nunca ceda en la convicción de que la educación puede, y debe, mejorar.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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