Cal State debate el aumento de la matrícula y déficits de financiación “insostenibles”
El canciller de Cal State University, Timothy P. White, ofreció una dosis de realidad el martes en su discurso anual dirigido a estudiantes, profesores y líderes del campus, en el cual desafió el statu quo y denunció las demandas presupuestarias “insostenibles” que enfrenta el sistema universitario público más grande del país.
“Es importante mantener los costos lo más bajo posible para nuestros estudiantes, al tiempo que comprendemos la realidad de que una educación de calidad requiere recursos”, afirmó White en su discurso del estado de la universidad, pronunciado durante una reunión de la Junta de Administradores en Long Beach. Pero “la simple verdad es que alguien siempre paga. Lo que ha cambiado con el tiempo es quien es el que paga”.
Aunque Cal State aumentó las inscripciones en 31,000 estudiantes desde la recesión y añadió a más de 700 docentes en proceso de contratación permanente en el último año, con otras 700 contrataciones adicionales en curso, la presión para admitir más estudiantes mientras se preserva la calidad de la educación sigue superando los “aumentos incrementales” en la financiación estatal, aseveró.
“Estos aumentos se destinan en gran parte a los crecientes costos de la atención médica u otros costos obligatorios e inflacionarios que reducen el progreso que hemos logrado”, indicó White.
Estas observaciones se producen mientras los administradores universitarios debaten una propuesta polémica para aumentar la matrícula por segundo año consecutivo. Los alumnos del estado sufrirían un incremento de $228, que elevaría el costo anual a $5,970. Los no residentes tendrían un incremento de matrícula de aproximadamente $900, que elevaría el total anual a $12,780, para alumnos de tiempo completo.
Según el actual plan presupuestario 2018-2019 del gobernador Jerry Brown, los administradores esperan obtener solo $92.1 millones de dólares, de los $263 millones que dicen necesitar en fondos estatales adicionales. Ello incrementará el presupuesto operativo anual de Cal State a $6,800 millones.
Un aumento de matrícula, según la propuesta presentada a la Asociación Estudiantil de Cal State, generaría $90.5 millones en nuevos ingresos, sin considerar los costos adicionales de ayuda financiera.
Sin fondos estatales adicionales o ingresos de matrícula, los síndicos y los líderes del campus deberán tomar decisiones difíciles.
Ryan Storm, vicerrector adjunto de presupuesto, presentó a los síndicos un escenario hipotético en el que Cal State podría reducir los $75 millones que esperaba gastar el próximo año para mejorar las tasas de graduación, postergar el gasto de $20 millones para aumentar la matrícula estudiantil y detenerse en la mejora de edificios durante un año (aproximadamente $15 millones).
Incluso con esas reducciones, todavía existiría un déficit de $61 millones, advirtió Storm. “Las matemáticas simplemente no funcionan. Tenemos que planificar para el peor escenario”.
La Universidad de California, que enfrenta presiones presupuestarias similares, también está considerando un aumento en la matrícula, y los regentes votaron la semana pasada para postergar una decisión hasta mayo.
White también pospuso la decisión sobre el aumento de la matrícula hasta al menos mayo, mientras que la universidad cabildea por más fondos estatales. Pero reconoció que el impasse presupuestario anual, que muchos dicen evita lidiar con problemas de financiación sistemáticos a largo plazo, es insostenible.
Así, se optó por la “opción más factible” para ahorrar costos, dijeron los administradores presupuestarios a los síndicos, incluyendo la consolidación de las suscripciones de las bibliotecas en los 23 campus del sistema, el intercambio de tecnología, e incluso una asociación sin precedentes con el sistema de UC para agilizar las operaciones y reducir costos en áreas administrativas que se superponen.
“Las eficiencias y reducciones de costos solo pueden llegar hasta un punto”, destacó White. “Una vez que comienzas a recortar funciones centrales, áreas críticas de soporte, equipo e infraestructura, personal o docentes vitales, entonces el impulso hacia la eficiencia se convierte en una espiral mortal de pérdida de calidad”.
Algunos administradores plantearon la necesidad de un “cambio estructural real”. “Necesitamos un nuevo enfoque. Me parece una locura dirigir una institución de este tamaño y complejidad, con este proceso presupuestario anual... sin saber hasta junio qué dinero tendremos para el próximo año académico”, expuso la administradora Jane W. Carney.
La funcionaria espera un informe en la próxima reunión, que será en marzo, sobre cómo se gastaron los ingresos del aumento de la matrícula de este año. De acuerdo a Carney, no se debe tomar ninguna decisión hasta que tengan una mejor idea de cómo este dinero ayuda a los estudiantes.
El administrador estudiantil Jorge Reyes Salinas estuvo de acuerdo y compartió los muchos obstáculos que aún existen para los alumnos, tales como ingresar a las clases que necesitan para graduarse a tiempo. “Tiene que haber más transparencia sobre el destino exacto de ese dinero”, aseguró.
Salinas se unió a otros para pedir a los administradores que presionen a los legisladores y no a los estudiantes -muchos de los cuales hacen malabares con numerosos trabajos para pagar el alquiler y comer tres veces al día- para llenar el vacío presupuestario.
Kevin Wehr, profesor de sociología en Sacramento State y secretario de la California Faculty Association, señaló a los 31,000 estudiantes totalmente calificados que fueron rechazados el año pasado porque su campus deseado estaba completo, así como a auditorías pasadas que encontraron que Cal State contrata demasiados administradores y necesita una mejor supervisión del presupuesto. “Un presupuesto es un documento moral que revela lo que a una institución o sociedad realmente le importa”, consideró Wehr. “¿Qué está haciendo realmente la junta para resucitar su compromiso con la educación superior pública en California?”.
Traducción: Diana Cervantes
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