En el juego de la influencia mundial, China recurre a herramienta barata y eficaz: noticias falsas
Cuando el veterano diplomático estadounidense Kurt Campbell viajó a las Islas Salomón para contrarrestar la influencia de Beijing en ese país del Pacífico Sur, rápidamente descubrió hasta dónde llega China para difundir su mensaje.
El zar de Asia del gobierno del presidente Joe Biden se despertó una mañana de 2022 y se topó con un largo artículo en la prensa local sobre los laboratorios químicos y biológicos que Estados Unidos tenía en Ucrania, una afirmación que Washington califica de mentira absoluta. Originada por Rusia, la afirmación falsa e incendiaria fue vigorosamente amplificada por el enorme aparato de propaganda de China en el extranjero.
Fue otro ejemplo de “desinformación claramente efectiva de Rusia y China”, declaró Campbell a la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado en julio.
Dos años después, la afirmación todavía resuena en línea, lo que demuestra el esfuerzo en aumento de China para remodelar las percepciones globales. La campaña, que cuesta muchos miles de millones de dólares por año, se ha vuelto cada vez más sofisticada gracias a la inteligencia artificial. Las operaciones de China han llamado la atención de analistas de inteligencia y formuladores de políticas en Washington, quienes prometen combatir cualquier acción que pueda influir en las elecciones de noviembre o socavar los intereses estadounidenses.
La táctica clave: Redes de sitios web que pretenden ser medios de comunicación legítimos, que ofrecen una cobertura pro-China a menudo paralela a las declaraciones y posturas oficiales de Beijing.
Shannon Van Sant, asesora de la Fundación del Comité para la Libertad en Hong Kong, rastreó una red de docenas de sitios que se hacían pasar por organizaciones de noticias. Un sitio imitaba al del periódico The New York Times al utilizar una tipografía y un diseño similares en lo que calificó como un intento de legitimación. El sitio transmitía mensajes fuertemente a favor de China.
Cuando Van Sant investigó a los periodistas del sitio, no encontró información. Sus nombres no pertenecían a ningún periodista conocido que trabajara en China, y sus fotos mostraban señales reveladoras de haber sido creadas con inteligencia artificial.
“La manipulación de los medios es, en última instancia, una manipulación de los lectores y la audiencia, y esto es perjudicial para la democracia y la sociedad”, dijo Van Sant.
Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Estados Unidos, dijo que las acusaciones de que China utiliza sitios web de noticias y redes sociales para difundir información a favor de Beijing e influir en la opinión pública en Estados Unidos “están llenas de especulaciones maliciosas contra China, a las que China se opone firmemente”.
Además de sus medios estatales, Beijing ha recurrido a actores extranjeros —reales o no— para transmitir mensajes y dar credibilidad a narrativas que favorecen al Partido Comunista, dijo Xiao Qiang, científico investigador de la Facultad de Información de la Universidad de California, Berkeley. Xiao es también editor en jefe del China Digital Times, un sitio web bilingüe de noticias que compila información de y sobre China.
Los métodos de Beijing son de amplio alcance y los vínculos con el gobierno con frecuencia son difíciles de probar, dijo Xiao. Pero, ya sean periodistas con nombres que suenan a estadounidenses o un influencer indio, los mensajes consistentemente en favor de Beijing los delatan.
“El mensaje implícito es el mismo: Que el Partido Comunista Chino trabaja para su pueblo”, agregó Xiao.
Los analistas de Logically, una empresa de ciberseguridad, identificaron 1.200 sitios web que habían publicado historias de medios estatales rusos o chinos. Los sitios a menudo se dirigen a audiencias específicas y tienen nombres que suenan como de organizaciones de noticias tradicionales o el de periódicos desaparecidos.
A diferencia de Rusia o Irán, que han mostrado claras preferencias en la campaña presidencial estadounidense, Beijing es más cauteloso y se centra en difundir contenido positivo sobre China.
Si bien los sitios no son propiedad del gobierno de China, publican contenido chino. Cuando Logically analizó el contenido específico sobre las elecciones estadounidenses, pudo rastrear el 20% hasta medios estatales chinos o rusos.
“Existe una probabilidad decente de que estos artículos puedan influir en las audiencias estadounidenses sin que sepan siquiera de dónde provienen”, dijo Alex Nelson, gerente sénior de estrategia y análisis de Logically.
Según la Encuesta Mundial de Gallup, más países encuestados ven a Estados Unidos de manera positiva, pero la proporción de países donde las opiniones tanto de Estados Unidos como de China son negativas es mayor que hace 15 años, lo que indica que Estados Unidos no parece lograr avances frente a China.
Algunos funcionarios estadounidenses quieren aumentar el gasto para emparejar el campo de juego. La Cámara de Representantes aprobó este mes un proyecto de ley que autorizaría 325 millones de dólares anuales hasta 2027 para contrarrestar la influencia global de China, incluidas sus campañas de desinformación. La medida aún necesita la aprobación del Senado.
“Estamos en una competencia global por influencia con China, y si quieres ganarla, no puedes hacerlo con un presupuesto de potencia media”, dijo el representante Gregory Meeks, demócrata de Nueva York.
Xi Jinping, el presidente chino, ha exigido un aumento sistemático de narrativas chinas que den a su país una voz global “acorde con” su posición internacional.
Beijing ha invertido en medios estatales como la agencia de noticias Xinhua y la Televisión Central de China para transmitir sus mensajes a audiencias globales en varios idiomas y plataformas. Grupos de medios a nivel local crean “centros de comunicación internacionales” para construir una presencia en el extranjero con sitios web, canales de noticias y cuentas en las redes sociales.
Beijing también ha realizado alianzas con medios en todo el mundo, y el artículo que Campbell leyó en las Islas Salomón es probablemente el resultado de ellas.
La difusión de China está vinculada a la carrera global por la supremacía económica en vehículos eléctricos, chips de computadora, inteligencia artificial y computación cuántica, dijo Jaret Riddick, investigador sénior del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown.
“Los países que lideren en tecnologías emergentes serán los países que tengan una gran ventaja en el futuro”, agregó Riddick.
Para contar su historia, Beijing no ha tenido reparos en utilizar personas sintéticas (personajes falsos). Un informe del Departamento de Estado de 2023 detalla el caso de un autor publicado llamado Yi Fan, descrito originalmente como analista del Ministerio de Relaciones Exteriores de China. Yi se transformó en periodista y luego se convirtió en analista independiente.
Los detalles de Yi cambiaron, pero el mensaje, no. A través de comentarios y escritos publicados, Yi pregonó los estrechos vínculos entre China y África, elogió el enfoque de Beijing hacia la sostenibilidad ambiental y argumentó que China debe contrarrestar las narrativas occidentales distorsionadas.
Y también estaba Wilson Edwards, un supuesto virólogo suizo citado en los medios chinos como experto en COVID-19 que criticó la respuesta de Estados Unidos. Pero los funcionarios suizos no encontraron evidencia de que exista.
“¡Si existes, nos gustaría conocerte!”, escribió en las redes sociales la Embajada de Suiza en Beijing.
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La periodista de The Associated Press Amelia Thomson-DeVeaux contribuyó a este despacho desde Washington.
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