Occidente rechaza sabotear gasoductos, como alega Putin
COPENHAGUE — El presidente ruso Vladimir Putin acusó el viernes a Occidente de sabotear los gasoductos construidos por Rusia bajo el Báltico hacia Alemania, una acusación rechazada con vehemencia por Estados Unidos y sus aliados. Los países nórdicos dijeron que las explosiones submarinas que dañaron los oleoductos esta semana y que han provocado enormes fugas de metano implicaron la utilización de una alta cantidad de explosivos.
Putin habló en Moscú en una ceremonia para marcar la anexión de cuatro regiones ucranianas a Rusia, antes de una reunión de emergencia el viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York sobre los ataques a los gasoductos Nord Stream 1 y 2, y mientras los investigadores noruegos publicaron un mapa que proyecta que una enorme emanación de metano de los conductos dañados viajará sobre grandes franjas de la región nórdica.
Putin dijo que los “anglosajones” en Occidente han pasado de sanciones a “ataques terroristas”, saboteando los gasoductos en lo que describió como un intento de “destruir la infraestructura europea de energía”.
Añadió que “lo han hecho aquellos que se benefician con ello”, sin nombrar un país en particular.
En Washington, el gobierno del presidente Joe Biden rechazó las acusaciones de Putin por grotescas.
“No permitiremos que la desinformación de Rusia nos distraiga a nosotros o al mundo de este intento claramente fraudulento de anexar territorio soberano ucraniano”, declaró la vocera del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Adrienne Watson.
Moscú afirmó que quiere una investigación internacional exhaustiva para evaluar los daños en los gasoductos, que estaban llenos de gas pero que no estaban suministrándolo en ese momento a Europa. El portavoz de Putin ha dicho que “parece un ataque terrorista, probablemente realizado a nivel estatal”.
Las naciones europeas, que se han estado tambaleando por el aumento de los precios de la energía causados por la invasión rusa de Ucrania, han recalcado que es Rusia, no Europa, la que se ha beneficiado del caos en los mercados de energía y de los precios de los hidrocarburos.
Estados Unidos se ha opuesto desde hace mucho tiempo a los dos oleoductos y había exhortado repetidamente a Alemania a detener el proyecto, alegando que aumentaban la dependencia europea de los energéticos rusos y reducían su seguridad.
Desde que comenzó la guerra en Ucrania en febrero, Rusia ha reducido el suministro de gas natural enviado a Europa para calentar hogares, generar electricidad y operar fábricas. Los líderes europeos han acusado a Putin de usar el “chantaje energético” para dividirlos en su fuerte apoyo a Ucrania.
Rusia detuvo los flujos de gas a través del Nord Stream 1 de 1.224 kilómetros (760 millas) de largo a principios de este mes, alegando problemas técnicos, mientras que el gasoducto paralelo Nord Stream 2 nunca se abrió.
Entretanto, Dinamarca y Suecia dijeron el viernes en una carta a la ONU que las explosiones que sacudieron los gasoductos en el Báltico antes de los escapes de metano “probablemente se correspondieron con una carga explosiva de varios centenares de kilos”.
Las fugas ocurrieron en aguas internacionales y “han provocado emisiones de gas que ascienden a la superficie”, escribieron los dos países escandinavos en una carta a las Naciones Unidas.
La OTAN advirtió que tomaría represalias por cualquier ataque a la infraestructura crítica de sus 30 países miembros y se unió a otros funcionarios occidentales al citar el sabotaje como la causa probable del daño. Dinamarca es miembro de la OTAN y Suecia está en proceso de unirse a la alianza militar. Ambos dicen que los oleoductos fueron atacados deliberadamente.
En la ONU, Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad, mientras que ni Suecia ni Dinamarca estarán representadas en la reunión del viernes porque no son miembros.
El Sistema Integrado de Observación de Carbono, una alianza europea de investigaciones, expresó que “se ha lanzado una enorme cantidad de gas metano a la atmósfera” y añadió que equivale a las emisiones de todo un año de una ciudad del tamaño de París o un país como Dinamarca.
“Asumimos que el viento en el área del derrame empujó las emisiones de metano al norte hasta el archipiélago finlandés y que (las emisiones) tornan hacia Suecia y Noruega”, expresó Stephen Platt, profesor del Instituto Noruego de Estudios del Aire.
Esos niveles de metano no son peligrosos para la salud pública, pero el gas es una fuente potencial de calentamiento global.
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.