Anuncio

Lo que hemos aprendido de los casi 1 millón que han muerto de COVID-19

Ming Wang in Australia
Ming Wang enfermó en marzo en un crucero desde Australia que tomó junto a su esposa. Los médicos probaron varias terapias experimentales mientras lo cuidaban, aún así murió el 8 de junio.
(Lu Wang via Associated Press)

El casi millón de personas que han perdido la vida por COVID-19 también han dado al mundo un regalo: una mejor comprensión de cómo tratar la enfermedad.

Share via

El casi millón de personas que han fallecido por COVID-19 en todo el mundo nos han dejado un regalo: A través de los desesperados esfuerzos para salvar sus vidas, los científicos ahora entienden mejor cómo tratar y prevenir la enfermedad y millones de individuos pueden sobrevivir gracias a eso.

Ming Wang, de 71 años, y su esposa estaban en un crucero que zarpó de Australia, tomando un descanso después de décadas de dirigir el restaurante chino de la familia en Papillion, Nebraska, cuando él se contagió. Durante los 74 días que estuvo hospitalizado antes de su muerte en junio, los médicos probaron frenéticamente varios tratamientos experimentales, entre ellos inscribirlo en un estudio de un antiviral que finalmente resultó prometedor.

“Todo lo que querían probar les dijimos que sí, que lo hicieran”, dijo la hija de Wang, Anne Peterson. “Daríamos cualquier cosa por tenerlo de vuelta, pero si lo que pasamos con él ayudaría a futuros pacientes, eso era lo que queríamos”.

Anuncio

Los pacientes ya se están beneficiando. Aunque se esperan más muertes hacia fin de año debido al reciente aumento de las infecciones por coronavirus en Estados Unidos y otros lugares, también hay señales de que las tasas de mortalidad están disminuyendo y que a las personas que contraen el virus les va mejor ahora que a las de los primeros meses de la pandemia.

“Algunas de las razones por las que nos va mejor son los avances”, dijo a The Associated Press el doctor Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Varios medicamentos han demostrado ser útiles y los médicos saben más sobre cómo cuidar a los pacientes que se encuentran más enfermos en los hospitales, agregó.

Los ‘swap meet’ de Los Ángeles son una mezcla infinita de comercio, adaptada a las necesidades de las comunidades de bajos ingresos.

Estamos en la fase de “adolescencia tormentosa” de aprendizaje de los tratamientos que funcionan, más allá de la infancia, pero no “completamente maduros tampoco”, señaló Collins.

El casi millón de muertes atribuidas al coronavirus en nueve meses es mayor a las 690.000 provocadas por el sida o a las 400.000 de la malaria en todo 2019, aunque está todavía detrás de los 1.5 millones de la tuberculosis.

El dinero y el poder no han protegido a los países ricos del virus. Estados Unidos “ha sido el país más afectado del mundo”, con más de 7 millones de casos confirmados de coronavirus y arriba de 200.000 muertes, lo que refleja “la falta de éxito que hemos tenido en la contención de este brote”, dijo el doctor Anthony Fauci, el principal especialista en enfermedades infecciosas de la nación, a una audiencia de la Escuela de Medicina de Harvard este mes.

Más del 40% de los adultos de Estados Unidos corren el riesgo de desarrollar una enfermedad grave por el virus debido a la hipertensión arterial y otras afecciones. No solo los ancianos de los asilos están muriendo, enfatizó Fauci.

El doctor Jesse Goodman, ex director científico de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, estuvo de acuerdo.

“Nadie debería equivocarse sobre esto” y pensar que no está en riesgo solo porque no conoce personalmente a nadie que haya muerto o porque no haya sido testigo de primera mano de lo que el virus puede hacer, advirtió.

Aunque los casos están aumentando, los índices de mortalidad parecen estar disminuyendo, señaló el doctor Cyrus Shahpar, ex científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos que ahora trabaja en el grupo sin fines de lucro Resolve to Save Lives.

La verdadera letalidad del virus —la tasa de mortalidad por infección— aún no se conoce, porque los científicos no saben cuántas personas lo han tenido sin mostrar síntomas.
Lo que se suele informar son las tasas de mortalidad por casos detectados, es decir, la porción de personas que han dado positivo en las pruebas y luego han muerto. Compararlas de un país a otro es problemático debido a las diferencias en la cantidad de pruebas realizadas y en las poblaciones vulnerables. Seguirlas dentro de un país a lo largo del tiempo también conlleva ese riesgo, pero puede indicar algunas tendencias.

“La tasa de mortalidad por casos detectados en Estados Unidos fue de alrededor del 5% en abril. Ahora estamos en alrededor del 3%”, expuso Shahpar.

Con la aparición de casos de coronavirus y la prohibición de comer en el interior, las ciudades están dejando que los restaurantes en apuros usen las aceras, los estacionamientos y los terrenos privados para servir las comidas.

En Inglaterra, los investigadores informaron que los índices de mortalidad han disminuido sustancialmente desde que alcanzaron su punto máximo en abril. La tasa en agosto fue de alrededor del 1.5% contra más del 6% seis semanas antes.

Una de las razones es el cambio demográfico: Hoy en día hay más casos en personas jóvenes que tienen menos probabilidades de morir por su infección que los adultos mayores.

El aumento de las pruebas también es un factor: A medida que se detectan más personas con síntomas leves o sin síntomas, crece el número de infecciones conocidas y se reduce la proporción de las que resultan mortales, señaló Shahpar.

Está claro que los tratamientos también afectan la tasa de supervivencia, dijeron muchos médicos. Las personas que han muerto a causa de COVID-19, especialmente las que participaron en estudios, han ayudado a revelar en qué ayudan los medicamentos y en qué no.

Se sabe que la Dexametasona y otros esteroides similares mejoran la supervivencia cuando se usan en pacientes hospitalizados que necesitan oxígeno extra, pero que podrían ser perjudiciales para los pacientes menos enfermos.

Un medicamento antiviral, el Remdesivir, puede acelerar la recuperación de los pacientes gravemente enfermos, reduciendo en cuatro días la estancia media en el hospital. También se ha informado que dos medicamentos antiinflamatorios, uno de ellos utilizado en combinación con el Remdesivir -el medicamento que Wang ayudó a probar-, han auxiliado, aunque los resultados de esos estudios aún no se han publicado.

Aún no hay una opinión definitiva sobre el plasma sanguíneo de enfermos recuperados, que implica el uso de sangre rica en anticuerpos de los sobrevivientes para tratar a otros. Ningún estudio grande y de alta calidad ha probado esto lo suficientemente bien como para saber si funciona.

El valor de los estudios rigurosos y científicos para probar los tratamientos se ha hecho evidente, afirmó Goodman. “Ciertamente vemos lo que sucede” cuando se adoptan tratamientos sin hacer esos estudios, como fue el caso de la Hidroxicloroquina, dijo. “Eso expuso a mucha gente a un fármaco potencialmente tóxico” y retrasó la búsqueda de otros que sí fueran efectivos.

Por otro lado, “la tasa de letalidad está mejorando con el tiempo a medida que los médicos ganan experiencia en el cuidado de estos pacientes tan enfermos”, destacó el doctor Gary Gibbons, director del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos.

En los hospitales, los médicos saben más ahora sobre las formas de evitar el uso de respiradores artificiales, como mantener a los pacientes boca abajo.

“Hemos aprendido sobre cómo colocar a los pacientes, cómo usar el oxígeno, cómo manejar los fluidos”, y los hospitales han aumentado su capacidad y suministros de emergencia, apuntó la doctora Judith Currier, médico de la Universidad de California en Los Ángeles, en un seminario web reciente organizado por la Asociación Estadounidense de Salud Pública y por la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos.

La mejor manera de no morir por el coronavirus sigue siendo evitar contraerlo y la experiencia ha demostrado que las medidas sencillas que son respaldadas por los funcionarios de salud pública funcionan.

“La prevención es la medida más importante en este momento, ya que estamos esperando una vacuna y mejorando el tratamiento”, manifestó Goodman.

Usar una mascarilla, lavarse las manos, mantener una separación de al menos 1.80 metros (6 pies) y desinfectar las superficies “claramente están teniendo un efecto positivo” para frenar la propagación, dijo Fauci.

Si más gente se atiene a medidas de sentido común como cerrar los bares, podríamos “mejorar nuestra capacidad para manejar esto y evitar más muertes”, señaló Shahpar. “Debería llevar más tiempo llegar al siguiente millón, si es que llega a suceder”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio