Alemania: un país sin campeones por el coronavirus - Los Angeles Times
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Alemania: un país sin campeones por el coronavirus

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Un día hermoso y soleado hacía gala de la perfecta primavera que llegaba puntual. En la pista de atletismo apenas se escuchaba el zumbido leve del viento acariciando los árboles alrededor. El atípico silencio fantasmal se interrumpía por el paso veloz de unos zapatos tenis que calzaba una jovencita que corría la pista de Herborn, Alemania.

Rianne Rose, es nadadora, vive en un internado deportivo élite en Frankfurt y entrena de lunes a sábado con doble jornada de natación. Pero en tiempos del coronavirus, su deporte ha quedo aniquilado esta temporada y al menos hoy, todavía puede trotar al aire libre, en la pista de su localidad a 5 minutos de su casa.

Rose, tiene 15 años y nació en Seattle WA, pero desde los 8, vive en Alemania y por su talento ahora es parte de la selección juvenil nacional alemana de natación. En 2016 a sus 12 años, conquistó el récord nacional por edad en los 50 metros libres el cual sigue vigente. Luego alcanzó 3 medallas de oro, dos de plata y una de bronce en el Nacional DM en Berlín en 2017. Repitió la hazaña en 2018 conquistando un campeonato y 3 medallas más (dos platas y un bronce) que la han hecho acariciar el sueño olímpico hacia Francia 2024.

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“Nunca imaginé que una enfermedad podría detener el mundo como lo ha hecho el covid19; no somos más que un puñado de personas cooperando para que el virus se detenga y otras tristemente sin hacerlo, porque no lo creen necesario y mientras ello ocurre los jóvenes deportistas en Alemania, vimos perder nuestro esfuerzo de meses de trabajo y comenzamos el autoaislamiento al lado de nuestras familias para que el país se salve de un colapso”- manifestó Rose.

Sin embargo, ella personalmente está librando una batalla contra el coronavirus que azota Europa, no hay piscinas, no hay entrenamientos, no hay gimnasios para ejercitar y hasta esta semana, todavía existe la libertad de salir a correr para mantener activos los músculos.

Alemania es una nación ferviente promotora del deporte desde temprana edad, pero debido al coronavirus, es hoy una nación sin campeones.

La nación teutona comenzó la semana cancelando los multitudinarios partidos de futbol de la copa Nacional y de la Champions League. Después se canceló la temporada de hockey sobre hielo, baloncesto y cual efecto dominó, sucedió la cancelación de todos los deportes que se proyectaban en esta primavera poniéndoles fecha en el calendario del próximo año, en 2021.

Faltaba saber el destino de los deportes acuáticos, pero finalmente, la federación de natación anunció también la cancelación de la Olimpiada Nacional Juvenil DJM en Berlín y la de primera fuerza DM (Deutsche Meisterschaften), que se realizarían a finales de mayo. Con la excepción del entrenamiento de los nadadores olímpicos para Tokio 2020, así como muchos atletas seleccionados en diversos deportes que aún pueden entrenar, aunque con una gran cantidad de restricciones. El deporte es el gran ausente de Alemania, y mientras, el confinamiento voluntario se pone en práctica buscando detener los estragos de Covid19 a su paso por el país, hay luto por los deportes amateur y profesional que han quedado sin campeones este 2020.

Con la orden nacional del cierre de colegios dando paso a la educación en línea desde el pasado domingo se cerraron también los clubes deportivos, los estudios de yoga, los gimnasios y las piscinas dejando a miles de nadadores que durante siete meses se habían preparado para las competencias en puerta.

Alemania fue la segunda nación, después de Italia, afectada por la propagación del coronavirus en Europa. Comenzó en Milán expandiéndose a todo el norte de Italia y después en la nación entera. Con un índice elevadísimo de infectados y muertos, se exigió la queda en casa obligatoria, sin que el número de decesos se detenga, ni la cantidad de infectados deje de aumentar.

Luego prosiguió España y Francia, propiciando el cierre de las fronteras. Alemania presentaba un índice de casos de infección que se mantuvo significativamente bajo, pero esta semana se triplicó el número de infectados y de registrar inicialmente 5 fallecimientos, el índice se elevó a cinco muertes más que sumar cada semana, desde hace un mes, provocando estado de emergencia en algunas entidades como North-Rhine Westaphalia el estado más golpeado con la crisis por coronavirus, Baden Wuttenberg y Bavaria al sur del país.

La canciller Angela Merkel pidió la solidaridad de la población germana, para no hacer compras de pánico, mantener la distancia mínima de casi dos metros con las personas mayores de edad vulnerables al covid19, y la anulación de contacto social de manera voluntaria, solicitando a la comunidad elegir quedarse en casa, cierre de negocios no esenciales y la cooperación de la sociedad para llevarlo a cabo.

La vida cambió para todos. El tiempo se detuvo y el silencio en las calles empieza a notarse, aunque no al 100% como desean los médicos que trabajan largas jornadas en guardias y en sesiones donde intentan prepararse con estrategias de crisis para atender a los pacientes con síntomas.

Los paramédicos, médicos, enfermeras y enfermeros, enfrentan al monstruo del coronavirus que parece negarse a desaparecer del planeta, desplomando la economía global, impactando la vida de muchas naciones, azotando planes de vacaciones, quebrando sueños, destrozando agendas de trabajo, viajes y convenciones, generando incertidumbre, miedo e incredulidad en el mundo que se inunda de noticias verídicas y falsas en las redes, complicando más lo de por sí difícil de entender.

En Alemania, muchas familias han optado por la autocuarentena, saliendo únicamente a realizar compras indispensables, siguiendo los procedimientos de higiene básicos contra el virus y negándose así a ser factores propagadores del mismo.

Siete de las 9 fronteras de Alemania ya han sido cerradas y prevalece la incertidumbre de cuándo y cómo se podrá superar esta pandemia. El próximo mensaje de la Canciller Angela Merkel, (el segundo en tan sólo una semana) se espera el domingo 22 de marzo, y podría entonces, anunciar medidas más extremas.

La primavera se luce con sus colores, parece sonreír porque sabe que este episodio podrá superarse, aunque nadie puede calcular a qué precio, ni cuándo, ni cómo.

Entre las familias alemanas, que tienen a Italia y a España como espejo, el miedo se ha hecho real, se ha entendido la importancia de la salud y los afectos, el valor de la unidad en familia y el peso de mantenerse unidos, por una parte, por la otra, se desestima la agresividad del virus y sus consecuencias, por ello, no participan del no contacto social solicitado.

Los grupos ciudadanos se organizan para ayudar a los mayores y los vecinos ofrecen intercambiar sus bienes para no comprometer el saqueo de mercados innecesariamente. Los límites de objetos de compra empiezan a imponerse y en las cajas de los mercados no permiten al cliente comprar en volumen, para reaprovisionar a otros.

El domingo es un día no laborable para el ciudadano alemán, sólo gasolineras, panaderías y algunos cafés abren, el resto tiene día obligatorio de descanso. Sin embargo, la crisis por el coronavirus, podría generar la autorización de mercados dominicales para aquellos que durante la semana no puedan surtirse.

“Soy aún muy joven para entender todo esto que sucede. Es frustrante, por una parte, pero también es muy bonito comenzar a descubrir la fuerza de la vida”, manifestó Rose, la joven nadadora. “Lo importante no está en nuestros logros personales, si no en unirnos por el bien común y si se necesita dejarlo todo, pues así será” declaró.

Rose escucha música y corre sus 7 kilómetros diarios, es la única alternativa que tiene de mantenerse en forma, y eso será posible mientras exista la libertad de salir de casa.

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