Escándalo mella la buena imagen entre feministas e indÃgenas de Trudeau
Toronto (Canadá) — La imagen del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como feminista comprometido con la reparación de las relaciones con las comunidades indÃgenas de Canadá ha quedado gravemente afectada por un creciente escándalo de tráfico de influencias que se ha saldado con la dimisión de una de sus ministras, Jody Wilson-Raybould.
Wilson-Raybould hizo historia en 2015 cuando fue nombrada por Trudeau como su ministra de Justicia, la primera mujer de origen aborigen que ocupaba la cartera, uno de los Ministerios más importantes e influyentes del paÃs.
El nombramiento de Wilson-Raybould como ministra de Justicia fue interpretado por muchos como una muestra de que el compromiso de Trudeau con la igualdad de las mujeres y la reparación de las relaciones con las comunidades indÃgenas del paÃs eran algo más que palabras.
Como señalaron hace tres dÃas las académicas Joyce Green y Gina Starblanket en un artÃculo de opinión titulado “?Dónde está nuestro primer ministro feminista?â€, “la elección en 2015 de Justin Trudeau fue bienvenida por muchos canadienses que estaban satisfechos con su retórica sobre un nuevo tono positivo en el Gobiernoâ€.
Green y Starblanket añadÃan entre esos ejemplos, “la reconciliación con los indÃgenas, un Gobierno abierto y transparente, la moderación del poder de la Oficina del Primer Ministro y el desarrollo de principios feministas en la gobernación†y como el nombramiento de Wilson-Raybould fue “un sÃmboloâ€.
Pero de la misma forma, la destitución de Wilson-Raybould como ministra de Justicia el 14 de enero, según informaciones por negarse a ceder a las presiones de Trudeau para favorecer a la constructora SNC-Lavalin, una importante empresa del paÃs, ha sido interpretada como una bofetada al feminismo y a los indÃgenas.
Especialmente después de que en un artÃculo publicado dÃas después de su salida del Gobierno, fuentes del Partido Liberal de Trudeau justificaron su sustitución con frases que han sido interpretadas como sexistas y racistas.
Según las fuentes liberales, Wilson-Raybould “se habÃa convertido en una espina clavada en el gabinete†y era difÃcil trabajar con la ya exministra y que “era conocida por reprender abiertamente a sus colegas y alguien a la que otros tenÃan problemas de confiarâ€.
Las palabras de las fuentes liberales fueron criticadas por polÃticos de la izquierda y derecha, incluidas diputadas del gobernante Partido Liberal.
La diputada liberal Celina Caesar-Chavannes señaló en Twitter que “cuando las mujeres hablan, siempre van a ser etiquetadas. Adelante. Etiqueten. No vamos a desaparecerâ€.
Entre la comunidad indÃgena, la reacción está siendo incluso más contundente en defensa de Wilson-Raybould y las crÃticas a Trudeau más demoledoras.
Uno de los jefes indÃgenas más importantes del paÃs, Stewart Phillip, declaró “con gran certidumbre que esta decisión decepcionante y preocupante por parte del primer ministro ha resonado en todo el paÃsâ€.
Phillip añadió: “Estamos tan orgullosa de ella (Wilson-Raybould). Y la decepción es enorme. No creo que haya muchas personas que apoyen a los liberales en la próxima elección federalâ€, que está prevista para octubre de este año.
Otra lÃder indÃgena, Cheryl Casimer, ha declarado que la salida de Wilson-Raybould del Gobierno “señala que el primer ministro ya no está comprometido a la reconciliación y a volver a forjar la relación de Canadá con los pueblos indÃgenas como una prioridadâ€.
Como un comentarista indÃgena señaló, supuestamente parece que para Trudeau es más importante la empresa SNC-Lavalin que las relaciones con los indÃgenas canadienses.
El escándalo estalló hace dos semanas cuando el periódico The Globe and Mail publicó un artÃculo que se ha convertido en una auténtica bomba informativa: Trudeau sustituyó a Wilson-Raybould porque ésta no aceptó presiones para ofrecer un trato preferencial a la compañÃa SNC-Lavalin, la empresa de ingenierÃa y construcción más importante del paÃs.
SNC-Lavalin, que ha sido vetada por el Banco Mundial por pagar sobornos en paÃses en desarrollo, está acusada en Canadá de pagos al régimen libio del fallecido lÃder Muamar el Gadafi y se enfrenta a una condena criminal que impedirÃa que pueda participar en contratos públicos en Canadá.
Durante meses, SNC-Lavalin cabildeó para que la FiscalÃa le ofrezca un acuerdo de enjuiciamiento diferido, que evitarÃa una condena criminal y le permitirÃa seguir participando en lucrativos contratos públicos en Canadá.
La FiscalÃa canadiense se ha negado a ofrecer a SNC-Lavalin ese acuerdo lo que, según The Globe and Mail provocó la intervención de la Oficina del Primer Ministro ante Wilson-Raybould.
Trudeau ha negado cualquier presión sobre Wilson-Raybould. Pero la gestión de la crisis está poniendo en peligro la imagen del primer ministro que se define como feminista pocos meses antes de que convoque elecciones generales en el paÃs.
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