10.000 refugiados sirios forjan un nuevo hogar en EEUU
El domingo, Nadim Fawzi Jouriyeh participó en una ceremonia en Amán, Jordania, para celebrar que Estados Unidos alcanzó su objetivo de acoger a 10.000 refugiados sirios dentro de su programa de reasentamiento de un año. El miércoles, el extrabajador de la construcción de 47 años y su familia recorrían los pasillos de un supermercado comprando pollo asado, leche y limones para su nueva casa en las afueras de San Diego.
Jouriyeh, su esposa de 42 años y sus cuatro hijos, con edades comprendidas entre los 8 y los 14, no tardaron mucho en sentirse bienvenidos.
“Estados Unidos es un país hermoso”, dijo a través de un traductor árabe en la oficina del Comité Internacional de Rescate en El Cajon, un suburbio de San Diego que ha atraído a iraquíes y, más recientemente, a sirios que huyen de la guerra. “La forma en la que tratan a las personas y la gente de Estados Unidos son muy agradables (...) Cuando vas por la calle, todo el mundo te sonríe. Aunque no te conozcan, te sonríen”.
San Diego, la octava ciudad más grande de Estados Unidos, ha recibido a 626 refugiados sirios desde el 1 de octubre, más que cualquier otro lugar en el país. Muchas ciudades más pequeñas también acogen a un número considerable de ciudadanos sirios, incluyendo Erie, en Pennsylvania (205); Toledo, en Ohio (109); y Boise, en Idaho (108).
California y Michigan están a la cabeza de los estados que más desplazados sirios reciben, seguidos de Arizona, Texas e Illinois. Las ciudades donde más recalan son Chicago (469); Glendale, en Arizona (384); Troy, en Michigan (325) y Dallas (293).
Los refugiados suelen asignarse a ciudades donde tienen familiares o amigos o, a falta de eso, donde hay una comunidad establecida de migrantes que comparten su cultura, explicó David Murphy, director ejecutivo del Comité Internacional de Rescate en San Diego. El colectivo es una de las nueve organizaciones que ayuda a reasentar a los desplazados en Estados Unidos.
En El Cajon, donde hay 100.000 residentes, algunos carteles de tiendas de la Main Street están en árabes. Comerciantes, trabajadores de bancos y maestros hablan el idioma.
Hace tres décadas, un migrante iraquí se asentó en El Cajon, lo que con el tiempo derivó en una gran comunidad de habla árabe, explicó Murphy. Los iraquíes llevan años instalándose en la localidad, pero la llegada de sirios es algo relativamente nuevo.
“Es realmente complicado saber cómo les va a ir. No llevan aquí el tiempo suficiente para iniciar negocios o algo por el estilo”, agregó.
Jouriyeh, que dejó la escuela en novena grado en su Homs natal para trabajar, huyó de su cuidad, asolada por la guerra, a Jordania en 2014. Los bombardeos diarios asustaban a los niños mientras el gobierno de Damasco recuperaba el control de la ciudad. Jouriyeh dijo que pasó tres días seguidos sin salir de casa porque era demasiado peligroso ir a trabajar.
La familia tardó tres días en llegar a la frontera con Jordania, un viaje que suele tomar dos horas, intentando evitar bloqueos en carreteras, arrestos y fuego cruzado. Jouriyeh dijo que unas 80 personas que iban en su convoy fallecieron.
Después de que la Organización Internacional para las Migraciones y los departamentos de Estado y Seguridad Nacional de Estados Unidos realizaron una exhaustiva revisión de su pasado en Jordania, viajó a San Diego.
Washington dijo que el lunes alcanzó su objetivo de reasentar a 10.000 refugiados sirios en el año fiscal de 2016, más de un mes antes de lo previsto y justo la noche en que Jouriyeh y su familia llegaron a su nueva ciudad. El programa estadounidense se centra en los desplazados más vulnerables, incluyendo los que sufrieron violencia o torturas o padecen algún tipo de enfermedad.
Cerca de cinco millones de sirios huyeron de la guerra civil que se libra en su país desde 2011. La mayoría lucha por sobrevivir en condiciones precarias en países vecinos como Jordania, donde hay cerca de 660.000.
El futuro de Estados Unidos en este tipo de iniciativas podría estar ligado al resultado de las elecciones presidenciales de noviembre. El candidato del Partido Republicano, Donald Trump, dijo el miércoles que si sale elegido suspenderá las llegadas de Siria, que califica de posibles amenazas para la seguridad.
Jouriyeh manifestó que sus prioridades son encontrar un empleo, inscribir a sus hijos en la escuela y encontrar una vivienda permanente. No dijo si regresará alguna vez a su país.
“Esperamos que nuestros hijos tengan éxito en sus clases y puedan tener un buen futuro aquí”, agregó.
Sus días están llenos de tareas como abrir una cuenta bancaria y conseguir un teléfono. El Comité Internacional de Rescate ofrece clases de inglés, búsqueda de empleo y ciudadanía.
Mientras compraban el miércoles, un vendedor sirio que llegó al país en 2010 se presentó a Jouriyeh y se interesó por su viaje. Los dos extraños charlaron plácidamente durante unos minutos antes de despedirse.
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