Anuncio

Concurso navideño trae alegría a prisión en Brasil

En su traje de Santa Claus manchado de sudor y con su barba de algodón correosa, Carina Barbosa era la imagen viva de la alegría navideña tropical, al menos hasta que se recargó en los barrotes de su celda forrados como bastón de caramelo y miró hacia afuera con nostalgia.

Barbosa, de 29 años y quien está cumpliendo una condena por tráfico de drogas, fue una de las más de 500 prisioneras que disfrutó el jueves navideño en la prisión Nelson Hungria de Río de Janeiro, el cual contó con obras de teatro de temas religiosos y un concurso de decoración de celdas.

Las prisioneras, que cumplen sentencias por delitos que van desde robo hasta homicidio, pasaron semanas engalanando los bloques de celdas con decoraciones navideñas que ellas hicieron valiéndose de los objetos a los que tienen acceso detrás de los barrotes.

Anuncio

Los árboles de Navidad están hechos con tiras de plástico verde de las botellas de refresco, los regalos se exhiben como cartones de leche vacíos envueltos en papel higiénico, las coronas fueron moldeadas con las charolas de aluminio en que se sirven las comidas para las internas, y los pisos fueron rociados con una ligera nevada de poliestireno. Muñecos de nieve resistentes al calor tropical fueron hechos de tazas blancas de plástico, y sus familiares les proporcionaron trajes de Santa Claus y ornamentos comprados en tiendas.

Cada celda de 50 mujeres o más también monta una parodia en la que dramatizan historias de la Biblia, con muchas representaciones de la vida de Jesús, así como David y Goliat, dando a las aspirantes a actrices de teatro de la prisión su oportunidad de brillar. Las voces se elevaron en éxtasis con las canciones religiosas y se derramaron muchas, muchas lágrimas.

“Mientras decoramos nuestras celdas también estamos decorando nuestras almas”, dijo Vanessa Kelly, de 30 años, quien está en el octavo mes de una condena de seis años por tráfico de drogas. “Desatamos el espíritu navideño en todas nosotras”.

La directora de la prisión, Ana Gabriela Rosa Maia, dijo que el evento, ahora en su sexto año, ayudó a transformar la penitenciaria.

“Cuando llegué aquí, este lugar estaba sucio y las relaciones entre ellas (las internas) eran complicadas”, dijo Rosa Maia, quien añadió que el concurso ha probado ser “la manera de despertar en ellas un auténtico espíritu navideño de amor, igualdad, fe y esperanza”.

Brasil es notorio por sus prisiones deplorables, las cuales han sido criticadas durante mucho tiempo por los grupos defensores de los derechos humanos debido al hacinamiento desenfrenado y sus condiciones inhumanas.

Pero las 531 internas en la prisión —una de dos unidades femeninas dentro del enorme complejo penitenciario Bangu en Río— tiene su propia litera de concreto. Y las espaciosas celdas están libres del hedor insoportable, nubes de mosquitos y ejércitos de cucarachas que suelen ser un elemento básico en las cárceles aquí.

La limpieza era uno de los criterios utilizados para evaluar el jueves las nueve celdas por parte de un panel de jueces compuesto por los directores de las cárceles de la zona. Las prisioneras de las celdas ganadoras obtuvieron premios que van desde codiciados productos para el cabello y ventiladores estacionarios de plástico hasta una pantalla de televisión de 21 pulgadas.

Adriele Cesar, de 21 años y quien ya ha pasado tres navidades detrás de las rejas por una condena de asesinato, dijo que la época de la Navidad es una de las más duras para muchas de sus compañeras convictas.

“Muchas de nosotras sabemos que no vamos a tener ningún visitante alrededor de la Navidad y eso no es fácil”, dijo Cesar, quien, con sus rizos al hombro y una barba hecha con delineador de ojos, representó a un llamativo Cristo en la obra sobre la Pasión de su celda. “Trabajar todas juntas en este proyecto nos une y nos ayuda a formar una nueva familia aquí adentro”.

Anuncio