Wagner Moura se aparta de Pablo Escobar para ponerse en la piel de un auténtico héroe brasileño

Hace cinco años, el actor brasileño Wagner Moura era ya un intérprete medianamente reconocido a nivel mundial, debido sobre todo a su participación en la saga policial de “Elite Squad”, que se exhibió en diferentes territorios.

Pero el día de hoy, pauteado para el estreno de “Sergio” -un ambicioso ‘biopic’ de Netflix que recrea la vida del recordado diplomático Sérgio Vieira de Mello-, lo encuentra ante el hecho de haber participado en proyectos de alto vuelo que lo llevaron a ponerse en la piel de personajes de la vida real, empezando por el Pablo Escobar de la celebrada serie “Narcos”.

“Es curioso, porque después de lo de Escobar, dirigí una película sobre un revolucionario brasileño basada en un personaje real [‘Marighella’], actué en una película de Oliver Assayas sobre unos espías cubanos en Miami [‘Wasp Network’] e hice ‘Sergio’”, nos dijo el actor al inicio de una entrevista efectuada a través de una conexión telefónica con su hogar en Los Ángeles. “No fue algo que quise hacer racionalmente, porque la verdad es que prefiero hacer personajes con los que no tenga tanta responsabilidad directa”.

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“Pero ‘Sergio’ es una película que yo mismo produje, como parte de un proyecto político que tengo para presentar en Hollywood a personajes latinos que no refuercen estereotipos, sobre todo porque los latinos seguimos estando muy mal representados en el cine americano, no solo por la cantidad de personajes que interpretamos, sino sobre todo por la manera en que somos mostrados”, precisó.

Esto no quiere decir que Moura ignore que su papel en “Narcos” no iba precisamente por el lado de los personajes positivos que busca ahora ni que no le interese ponerse ya en la piel de villanos bien construidos. “Tiene que haber un balance; para mí, es fascinante poder interpretar a personajes tan diferentes, tanto en lo que querían y en lo que pensaban como en el plano físico”, comentó en perfecto español.

“Además, ‘Narcos’ fue súper importante en muchos aspectos de mi vida, porque expuso mi trabajo a un nivel que nunca se había dado antes y me enseñó muchas cosas sobre Latinoamérica, el narcotráfico y el error que es la guerra contra las drogas, creada como una herramienta de control social y responsable de la muerte de pobres”, agregó. “Tenemos que hablar de lo que somos, y eso incluye la miseria y la violencia, pero somos mucho más que eso”.

Contra el poder

En la película, Vieira de Mello es una persona que se interesa realmente en el bienestar de los pueblos en cuyos países se encuentra radicado de manera temporal, y que rechaza tajantemente una idea compartida por muchos, como se muestra también en el filme: que la Organización de Naciones Unidas para la que trabaja se encuentra al servicio del gobierno estadounidense.

“La ONU ha tenido muchos errores, sí, y debe mantener un balance delicado con el poder de los países ricos que la integran, porque depende definitivamente en gran medida del dinero que le entrega Estados Unidos”, reconoció Moura. “En ese sentido, fue muy importante el modo en que se opuso públicamente a la invasión norteamericana a Iraq, aunque pese a ello tuvo que colaborar posteriormente con la reconstrucción del país, representada justamente por Vieira, quien defendió siempre la independencia de la organización”.

En “Sergio”, nuestro entrevistado comparte los roles estelares con Ana de Armas, la joven y talentosa actriz cubana que ha alcanzado también en los últimos años una merecida notoriedad, debido sobre todo a sus papeles en las películas “Blade Runner 2049” y “Knives Out” (que le dio incluso una nominación al Globo de Oro).

“Me conecté de inmediato con ella durante la filmación, porque siempre me siento así con las personas con las que comparto valores culturales; pero ella es sin lugar a dudas una gran actriz que se merece todo lo que le está pasando, porque además de ser muy buena en lo que hace, es una persona súper chévere”, enfatizó el brasileño.

Ante el presente

Al ver “Sergio” en estos días, no pude evitar pensar en el modo en que la pandemia actual afectará nuestras conductas personales y de, modo específico, las labores humanitarias que se desempeñan alrededor del planeta, sobre todo después de apreciar la escena en la que Vieira se toca varias veces la cara mientras habla con una mujer pobre de Timor Oriental, inmediatamente después, la abraza con cariño.

“El mundo va a ser definitivamente muy distinto cuando pase todo esto, pero lo que veo es que hay una crisis evidente del capitalismo mismo”, puntualizó Moura luego de mi observación. “Lo que está pasando está poniendo al descubierto la fragilidad de la mayor parte de los líderes mundiales, y en esta película, vemos a un hombre que era un gran negociador y que veía los derechos humanos de una manera muy pragmática, pero que era siempre llevado por valores muy elevados, algo que es muy difícil de encontrar en estos días”.

“Va a haber muchas tragedias, sobre todo con las poblaciones menos favorecidas, como está sucediendo en mi país, porque la enfermedad ya llegó a los pueblos indígenas y a las ‘favelas’”, precisó. “Me parece fundamental que después de esto el mundo comprenda que necesitamos tener una mirada más humana, y es una contradicción que vayamos a tener que limitar justamente nuestro contacto físico en esos momentos”.

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Por ese lado, Moura no se siente precisamente entusiasmado con la labor que viene siendo desempeñada por el presidente actual de la nación sudamericana. “[Jair] Bolsonaro era ya un problema gigante para Brasil desde que era un congresista; ni en mis peores pesadillas imaginé que íbamos a tener un gobierno fascista en pleno siglo 21”, expresó.

“La diferencia esencial entre él y [Donald] Trump es que en EE.UU. las instituciones democráticas son lo suficientemente fuertes como para impedir que el presidente haga lo que le da la gana, mientras que en Brasil la democracia es muy joven, lo que le ha permitido por ejemplo a Bolsonaro despedir a su Ministro de Salud, que le pedía a la gente que se quedara en casa”, concluyó. “Es un psicópata; no hay otra palabra para describirlo. Y es por eso tan importante que mostremos ahora ejemplos completamente distintos al suyo, como el de Vieira”.