Rosie Rivera se abre en su libro ‘Mis pedazos rotos’
LOS ÁNGELES/AP — Unos dos años después de la muerte de su hermana Jenni, Rosie Rivera dio por casualidad con un mensaje electrónico que no había abierto. Era de la famosa cantante, quien le daba ánimos para que escribiera sus memorias.
La misiva la hizo llorar, pero también le dio fuerzas para retomar el proyecto que había comenzado meses antes de que Jenni Rivera muriera en un accidente aéreo en México en el 2012.
El resultado es “Mis pedazos rotos” (“My Broken Pieces”), un libro en el que cuenta sin tapujos cómo el esposo de su hermana abusó sexualmente de ella cuando apenas tenía ocho años, cómo fue violada después por su propio esposo y cómo salió de un abismo que parecía no tener fin.
“Cuando cumplí 25 años y Dios me rescató, comencé a dar testimonios y vi una gran necesidad de jovencitas, mujeres mayores que habían sufrido abuso y todavía sufrían sus efectos, y comencé a hablar más y sentí la necesidad de aportar algo a la vida. Sentí que si me callaba sería egoísta”, dijo Rosie Rivera en una entrevista reciente con The Associated Press.
El abuso a manos de Trinidad Marín la deprimió y la hizo sentirse avergonzada, despreciada, insegura de sí misma, culpable de lo que le pasó y responsable por la vida de sus hermanos mayores, a quienes su abusador había prometido matar si ella llegaba a contarles algo, narra el libro lanzado la semana pasada.
También derivó en prácticas autodestructiva con drogas, alcohol, relaciones sexuales inseguras y Rivera incluso llegó a contemplar quitarse la vida.
A los veintitantos años, era una madre soltera y estaba siendo abusada físicamente por su novio, según el libro de casi 270 páginas. Luego sería violada por su primer esposo.
“Es difícil hablar del abuso sexual por la vergüenza, por la culpabilidad y porque el tema no es muy aceptado en nuestra sociedad”, manifestó. “Me tomó nueve años contarle a mi hermana y pensé nunca hablar del tema. Ese era mi juramento a mí misma y luego me tomó otros nueve años en proceso de sanidad para sentirme segura y poder contarle al mundo”.
Durante este período, Rivera también se sintió culpable por el abuso sexual de Chiquis, la hija mayor de Jenni. En el 2006, evidencias presentadas en la corte indicaron que Marín no solo abuso de Rosie y de Chiquis sino también de la otra hija de Jenni, Jacqui. Marín fue sentenciado en el 2007 a por lo menos 30 años de cárcel por el abuso.
La fe en Dios y la ayuda de su familia han sido fundamentales para la recuperación de Rosie Rivera. Pero cuando comenzaba a superar el abuso sexual, Jenni murió y esto volvió a deprimirla.
Tras años de terapia y consejería espiritual, finalmente puede decir que se siente “sanada”, como prefiere describirse. Ha creado el grupo informal Sister Samalia, que es como la llamaba Jenni, a través del cual ayuda a víctimas de abuso sexual y abuso doméstico y confía en que su testimonio sea útil para otras víctimas.
Rivera es graduada de criminología en la Universidad de California en Irvine. Actualmente vive con su segundo esposo, Abel, y sus dos hijas.
Aparte de ser la presidenta de Jenni Rivera Enterprises, también es predicadora cristiana, lo cual le ha permitido contar su historia en iglesias y lugares a los que la invitan como oradora.
“Si tuve la fuerza para sobrevivir esto, si tuve la fuerza para pasar por esto, puedo enfrentar el dolor de no tener a mi hermana y esto me ha dado la fuerza para planear mi futuro”, dijo.
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