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Los “adultos de la casa” son ahora los niños que marchan en las calles

Son egocéntricos, consumistas, adictos a expresar sus opiniones en Facebook, están políticamente desconectados y nunca aparecen cuando los necesitas. Parecen incapaces de realizar las tareas más básicas y prácticas.

Los adultos realmente están arruinando los Estados Unidos.

Por supuesto, así no es como lo plantean. Ellos señalan a los jóvenes como los que no logran unirse, y hasta cierto punto ese mensaje ha sido aceptado. Quienes siguen a menores de 30 años en Instagram están familiarizados con el término “adulting”, el hashtag que se aplica para hacer muchas cosas, desde seguir una receta, hasta saber qué es un 401(k). Las camisetas y las bolsas le advierten al mundo: “Hoy no puedo ser adulto”.

Pero hay aspectos de la edad adulta que los jóvenes deberían resistir. Esta es la lección que el movimiento estudiantil para el control de armas le está dando al país en este momento. El pasado sábado, los adolescentes que sobrevivieron al tiroteo en Marjory Stoneman Douglas High School en Parkland, Florida, llevaron a miles de personas a las calles para demostrar que están hartos de situaciones en que puede prevenirse la violencia armada, como las balaceras en las escuelas. El movimiento March for Our Lives, según el sitio web de la protesta, “está creado, inspirado y dirigido por estudiantes de todo el país que ya no arriesgarán sus vidas esperando a que alguien más tome medidas”.

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El mensaje es claro: ustedes, adultos, nos han fallado.

Adulting, en este contexto, no se trata de pagar las cuentas a tiempo. Es aceptar pasivamente el statu quo o protegerse activamente a costa de los demás. Estas vergonzosas actividades son características de aquellos que se considera son “los adultos en esta habitación”, para usar una frase muy trillada, que se hizo popular en la era de Trump.

Si les preguntamos a estos adultos, ellos dirán que es un problema que los niños no quieran imitarlos. “Para un número creciente de jóvenes estadounidenses, actuar como un adulto es una especie de juego de roles que puede considerarse una broma”, escribió el senador Ben Sasse (R-Nebraska) en su libro “The Vanishing American Adult: Our Coming-of-Age Crisis”. “Nuestros hijos simplemente ya no saben qué es un adulto, o cómo convertirse en uno de ellos”.

Por el contrario, nuestros hijos saben exactamente qué es un adulto. Y es loable que se esfuercen por evitar convertirse en uno.

Observemos lo que los autoproclamados “adultos de la casa” han hecho últimamente. Sasse ha recibido mucha atención de los medios de comunicación por sus críticas al presidente, pero el 95% de sus votos se alinearon con los planes del presidente. Avalado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), Sasse también votó por un proyecto de ley reciente para aumentar la seguridad escolar que, de hecho, no contiene medidas de control de armas. Él y sus compañeros adultos del Congreso disfrutan de un excelente seguro de salud, beneficios de jubilación y detectores de metales en cada entrada de su lugar de trabajo, pero no extienden estas protecciones a todos los demás estadounidenses.

También está el supuesto adulto en la Casa Blanca, quien respondió al tiroteo de Parkland haciendo eco del llamado de la NRA para armar a los maestros. El mandatario escribe tuits más crueles que incluso un adolescente petulante, y la mayoría de los adultos en su partido se niegan a hacerle frente al respecto. Los exdirectores ejecutivos y militares encargados de mantener al POTUS [acrónimo en inglés para denominar el presidente de los EE.UU.] a raya también siguen fallando.

Claro, los adultos saben cómo practicar el antiguo arte de llevar el balance de una chequera, pero a medida que acumulan poder político y estatus social, tienden a volverse inertes frente a la violencia, las mentiras y la injusticia. Históricamente, son los jóvenes quienes han estado a la vanguardia de las iniciativas contra la guerra, el movimiento por los derechos civiles y un sinnúmero de otras acciones colectivas para hacer de los Estados Unidos un lugar mejor para quienes fueron empujados hacia los márgenes. En teoría, la adultez se trata de aceptar la responsabilidad. En la práctica, los adultos más poderosos son expertos en culpar a los demás por sus fallas, y los adolescentes los descubren con claridad.

En un discurso en un mitin para el control de armas en Fort Lauderdale, Florida, que circuló rápidamente en las redes sociales, Emma González, organizadora de March for Our Lives, criticó a las compañías por “tratar de caricaturizar a los adolescentes, diciendo que solo somos egoístas y estamos obsesionados con las tendencias”; o, en otras palabras, insuficientemente adultos. La joven continuó: “Nos silencian hasta la sumisión cuando nuestro mensaje no llega a los oídos de la nación. Estamos preparados para afirmar que todo esto es mentira”. Luego consideró mentirosos a varios adultos, incluidos los miembros del Congreso, de la NRA, y a los electores que no exigieron acción sobre este tema.

El pasado sábado, los jóvenes marcharon junto con González para afirmar que esto ya no es aceptable. Espero que las generaciones mayores que participaron hayan hecho algo más que sostener carteles; ellos deben hacer el trabajo. Si su definición de ‘adulto’ no incluye acción y responsabilidad, no pueden culpar a los jóvenes por no querer unirse a sus filas.


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