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Durante la pandemia, el cuidado dental quedó casi olvidado; ahora los profesionales luchan con las consecuencias

Flossing is demonstrated on an oversized model of human teeth
Una demostración de la técnica adecuada del uso de hilo dental. La atención odontológica fue el servicio de atención médica más descuidado durante la pandemia, según detectó una encuesta de la Asociación Dental Estadounidense.
(Julio Cortez / Associated Press)

Los higienistas dentales están raspando más de un año de sarro de los dientes de los pacientes y escuchando sus tristes historias de pandemia. Es demasiada carga.

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Los pacientes de la higienista dental Jeannette Díaz a veces lloran, pero últimamente, ella también llora con ellos.

No es solo porque tantos se abstuvieron de la atención dental durante gran parte de la pandemia de COVID-19, lo cual ahora la obliga a quitar más de un año de sarro y placa, tampoco porque la tarea de limpiar los dientes puede afectar el cuerpo de los especialistas. Más bien le ocurre porque los pacientes se desahogan con ella, describiendo las tragedias y angustias que los bombardearon durante la pandemia, y muchos le cuentan cómo el coronavirus se llevó a sus seres queridos.

Los higienistas dentales “trabajan tan cerca y cubren tantos aspectos de la vida [de un paciente] al repasar su historia clínica que el dolor, la pérdida y la depresión surgen como tema de conversación”, comentó Díaz.

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El inicio de la pandemia paralizó la odontología en todo el país. Ahora, con las vacunas del COVID-19 disponibles y la disminución de nuevos casos en EE.UU, la gente comienza a solicitar citas para una limpieza dental.

En abril de 2020, el volumen general de pacientes en los consultorios odontológicos privados de todo el país se desplomó al 7% de la línea de base prepandémica, precisó Marko Vujicic, quien supervisa las actividades de investigación de políticas de la Asociación Dental Estadounidense. Desde este mes, el volumen volvió a subir al 88%, señaló Vujicic.

Díaz, quien tiene su propia consulta y también trabaja a domicilio en los condados de Los Ángeles y Orange, notó ese resurgimiento. Cada fin de semana atiende a unas seis personas, y debe rechazar a otras cuatro más que la llaman. Antes de la pandemia, añadió, se tomaba aproximadamente una hora con cada consultante, pero ahora las visitas pueden durar el doble. Esto se debe al estado de las dentaduras y a que los pacientes a menudo aprovechan la oportunidad para hablar con ella sobre sus problemas. “Puede ser emocionalmente agotador cuando escuchas lo que están experimentando, mental y anímicamente, que los lleva a […] no poder cuidar de su higiene bucal”, reconoció.

Díaz simpatiza con aquellos pacientes que tuvieron miedo de atenderse cuando el coronavirus estaba desenfrenado en California. Pero cuando mira una boca descuidada, se pone triste. “Ojalá hubiera podido verlos antes”, expresó.

Incluso cuando California se encamina a la reapertura y al abandono de las mascarillas, siguen existiendo grandes disparidades en la distribución de las vacunas COVID-19.

Preocupaciones similares pesan sobre Raiza Parada, higienista de una clínica dental en Long Beach. “Solo saber que la salud del paciente estuvo en juego […] y que realmente yo no pude hacer nada al respecto… Es un poco duro a nivel emocional para mí”, aseguró.

Una pausa en el cuidado bucal puede tener consecuencias persistentes. Los pacientes “podrían comenzar a sufrir enfermedades de las encías o sangrado, que potencialmente pueden derivar en la pérdida de las piezas dentales”, advirtió P.J. Attebery, coordinador de la clínica Los Angeles County Comprehensive Health Center.

Los gérmenes que se multiplican en la boca también pueden diseminarse y causar problemas en otras partes del cuerpo. Según la Clínica Mayo, la endocarditis, las enfermedades cardiovasculares, la neumonía y las complicaciones del embarazo y el parto pueden estar relacionadas con la salud bucal.

Limpiar esas bocas descuidadas también tiene un costo físico mayor para los higienistas. “Cuanto más tiempo permanece el sarro en la superficie del diente, más difícil es eliminarlo”, destacó Parada. “Nosotros nos esforzamos por mantener una buena ergonomía y una buena postura, de modo de evitar lesiones en nuestro cuerpo. Y todo eso mientras tratamos de limpiar los dientes con instrumentos metálicos afilados en un entorno muy resbaladizo, mientras hacemos que la experiencia sea cómoda para los pacientes”.

Parada ha experimentado más dolor en el cuello, los hombros, la parte superior de la espalda y los antebrazos. Limpiar los dientes posteriores tiende a ser lo más difícil para ella, porque esa es el área que más descuidan los pacientes, reconoció.

Los investigadores internacionales pueden esperar ver un registro de laboratorio o encontrar un informante, pero es poco probable que eso ocurra. Es demasiado peligroso para los científicos chinos revelar lo que saben.

Algunos de esos efectos los compensa con entrenamiento de fuerza, masajes, baños con sal de Epsom y usando un rodillo de espuma para aflojar los músculos de los hombros y la parte superior de la espalda. Pero no es magia. “Nunca había tenido un dolor como éste en toda mi carrera, y soy higienista matriculada desde 2012”, expresó.

El uso de capas de equipo de protección personal, junto con la presión de limpiar más en una cita de duración regular, también tiene un costo para ella. “Usar la bata me da calor; sudo más de lo que solía hacerlo y me siento deshidratada”, reconoció.

Díaz trabajaba en condiciones difíciles incluso antes de la pandemia: el equipo que transporta dentro y fuera de la casa de cada paciente pesa 43 libras y no incluye una silla ergonómica para el paciente. “Termino viéndolos en sus camas, sofás, en el sillón reclinable”, comentó. “Tengo que doblarme y girar en posiciones extrañas”.

Cuando un paciente tiene una gran acumulación de sarro, Díaz aplica una presión adicional, algo que agrava la tensión en su propio cuerpo.

La atención dental fue el servicio de atención médica más descuidado durante la pandemia, según una Asociación Dental Estadounidense, que realizó una encuesta en hogares de EE.UU en mayo pasado. Pero si alguien posee un largo historial de falta de higiene bucal, el higienista no creerá necesariamente que la pandemia es responsable por ello. “Estoy acostumbrada a […] que la gente ponga excusas por no usar hilo dental, pero es interesante cómo [ahora] muchos vinculan sus pretextos con la pandemia”, comentó Parada. “El discurso cambió”.

Realmente no importa por qué una dentadura está como está, añadió la especialista; simplemente hay que hacer la consulta necesaria. “Es muy importante que los pacientes sepan que es seguro volver al consultorio dental para que les limpien los dientes”, manifestó.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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