Bajo la política de Trump, EE.UU juega con la custodia de los menores migrantes - Los Angeles Times
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Bajo la política de Trump, EE.UU juega con la custodia de los menores migrantes

Immigration
Un oficial de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.
(Gregory Bull / AP)
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La niña de 16 años estaba sola en la habitación del hotel, bajo vigilancia, sin poder salir y sin poder llamar a nadie. No sabía dónde estaba, ni siquiera en qué estado se encontraba; todo lo que sabía era que iba a ser deportada en unas pocas horas a Guatemala, el país del que había huido.

Sin que lo supiera, mientras estaba sentada el viernes en un hotel en Alexandria, Luisiana, los abogados de todo el país y sus hermanos en Estados Unidos, que habían solicitado patrocinarla, hacían esfuerzos frenéticos para detener la deportación de EE.UU de la adolescente.

Menos de una hora antes de la repatriación programada de la chica ocurrieron dos cosas, según A’Kiesha Soliman, la abogada que originalmente la representó mientras estaba detenida en un refugio contratado por el gobierno en El Paso.

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Soliman y otros legistas describieron el caso a The Times con la condición de mantener el anonimato de la niña, quien es menor:

Un juez en Louisiana negó el pedido de los abogados de la adolescente de suspender su deportación, rechazando el argumento de que el gobierno había violado sus derechos y la había sometido a un “riesgo significativamente mayor†de contraer coronavirus.

Casi simultáneamente, el gobierno guatemalteco impuso una breve moratoria sobre las deportaciones de EE.UU, forzando a la administración Trump a cancelar el vuelo del viernes.

Sin explicación, los funcionarios de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) transfirieron a la adolescente desde Louisiana a Texas, donde había cruzado la frontera en marzo pasado.

El sábado, cuando sus defensores finalmente pudieron localizarla y comunicarse con ella, la joven no pudo decirles dónde estaba y el personal de seguridad no proporcionó el nombre del hotel, comentó Soliman. “Esta chica ha sido trasladada de ciudad en ciudad y de hotel en hotelâ€, afirmó la abogada. “Y cada vez que ello ocurre, se interrumpe completamente la comunicación con su asesora legalâ€.

Con la excusa del coronavirus, los funcionarios de Trump apuntan a menores migrantes no acompañados para la deportación, incluso cuando los abogados luchan para que sean liberados a los familiares en EE.UU que han solicitado patrocinarlos, señalan defensores de todo el país.

El caso de la niña guatemalteca ilustra cómo el sistema a menudo deja a los niños solos para soportar la peor parte de los cambios impredecibles del destino en sus casos.

Aunque los casi 1.600 menores migrantes bajo la custodia del gobierno tienen protecciones especiales bajo la ley estadounidense y un acuerdo judicial de larga data, los funcionarios a menudo los llevan de un lado a otro a través del sistema de detención de inmigrantes, ahora plagado del nuevo virus, en pos del objetivo de la administración de prohibirles su permanencia en Estados Unidos.

Mark Weber, portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos, que alberga la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, o ORR, a la cual el Congreso le encargó la atención y traslado de menores migrantes no acompañados, señaló que la agencia no comenta casos individuales “por cuestiones de privacidad y seguridadâ€.

Weber manifestó que las decisiones sobre la deportación dependen del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. “ORR no determina quién es repatriado o deportadoâ€, aseguró en un comunicado.

ICE, que detiene y deporta a los migrantes, no efectuó comentarios.

El hermano de la niña, un joven de 22 años, que había solicitado patrocinarla, se siente impotente. Santos, quien pidió ser identificado sólo por su nombre de pila porque es indocumentado, vive en Carolina del Norte desde hace tres años, cuando huyó de la violencia de pandillas en su ciudad natal de Chiquimula, en el sureste de Guatemala, expuso.

“No sabía qué hacerâ€, afirmó el domingo al escuchar que su hermana sería deportada. “Tenemos mucho miedo de que vuelva solaâ€, comentó, hablando en una mezcla de inglés y español. “Es muy difícil para nosotros y para ella; especialmente para ellaâ€.

Cuando Soliman y su equipo legal encontraron a la adolescente en un refugio en El Paso, en abril, ICE ya la había puesto en la lista para un vuelo de deportación. Era viernes y el viaje estaba programado para el lunes.

La adolescente estaba detenida en Texas por la agencia de reasentamiento de refugiados. La joven de 16 años había cruzado la frontera sola en marzo, sin darse cuenta de que ya tenía una orden de expulsión esperándola, según sus abogados.

A principios de mayo, funcionarios de la agencia de refugiados impidieron que la adolescente detenida hablara con un periodista, a pesar del permiso concedido por ella, sus padres y sus representantes legales, una medida que -según los expertos legales- violó sus derechos.

El “riesgo individual que representa para la menor parece superar con creces el beneficio†de una entrevista, respondió la agencia.

La adolescente y su madre huyeron de Guatemala el año pasado para buscar asilo en Estados Unidos. Pero bajo una controvertida política conocida como “Permanecer en Méxicoâ€, los funcionarios las enviaron de regreso a México para que esperaran allí una audiencia en la corte, en lugar de permitir que aguardaran junto a su familia en EE.UU, como solía ocurrir en administraciones anteriores.

La madre de la niña finalmente regresó a Guatemala, como miles de personas obligadas a ingresar a México por los Protocolos de Protección de Migrantes, tal como los llama la administración actual.

Unos 65.000 migrantes fueron objeto de tal política. Al menos 1.114 han sido secuestrados, violados o agredidos en México, incluidos 265 secuestros o intentos de secuestro de niños, según Human Rights First, que rastrea los incidentes desde que el gobierno comenzó a implementar su política en California, en enero de 2019.

Mientras que las audiencias de asilo en EE.UU para quienes se encuentran en México ahora están detenidas indefinidamente en medio de la pandemia, y como sólo aproximadamente el 1% de los solicitantes sujetos a la política finalmente obtienen protección, muchos padres -como la madre de la adolescente- decidieron enviar a sus hijos a través de la frontera solos, creyendo que tendrían más oportunidades.

Los defensores argumentan que los menores no acompañados tienen derecho a recibir audiencias de inmigración según la ley de EE.UU, independientemente de si han ingresado al país antes. Los abogados de la administración, sin embargo, argumentan que estos menores ya tenían audiencias con sus padres en el marco de los Protocolos de Protección de Migrantes, y se les ordenó que fueran trasladados a sus países de origen.

En el caso de la chica guatemalteca, ICE inicialmente acordó retrasar su deportación en abril, mientras que un juez de Texas consideró la solicitud de sus defensores para reabrir el caso, según Soliman.

Pero a principios de mayo, poco después de que la agencia de reasentamiento de refugiados rechazara la solicitud de entrevistarla, la joven fue trasladada sin previo aviso de El Paso a McAllen, Texas, donde sus abogados ya no podían representarla directamente, y la pusieron bajo custodia de ICE.

Luego, mientras que otros legistas en McAllen pedían a un tribunal que bloqueara su deportación, la chica fue transferida nuevamente a Luisiana. Debido al coronavirus, ni Soliman ni ninguno de los abogados de la joven en Texas o Luisiana pudieron reunirse con ella en persona.

“No hemos podido construir una relación personalâ€, comentó Soliman pocos días antes de que la adolescente fuera trasladada de El Paso. “Estamos luchando mucho por ella. En el refugio, trabajan para el gobierno que está tratando de deportarlaâ€.

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A última hora, Allyson Page, abogada de Immigration Services and Legal Advocacy, una organización de servicios legales en Luisiana, recibió un correo electrónico de ayuda en el caso de una chica guatemalteca a punto de ser deportada.

Page se apresuró a reunir los documentos relevantes y a presentar peticiones de emergencia, contactando a los secretarios de la corte mucho después del horario comercial y haciéndoles saber que en cuestión de horas, una adolescente que esperaba en una habitación de hotel, sería deportada del país. “No tengo forma de comunicarme con ellaâ€, señaló Page el viernes, sólo quedan unas horas antes del vuelo. “No creo que nadie lo hagaâ€.

Aunque Page perdió en la corte, la orden del gobierno guatemalteco de detener los vuelos de deportación, el viernes, le dio un respiro temporal a la menor.

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El lunes, sin embargo, los guatemaltecos permitieron la reanudación de los vuelos. Para entonces, la joven de 16 años había tomado tres aviones en menos de dos semanas y se había alojado en una serie de extrañas habitaciones de hotel en el sur de Estados Unidos, en medio de una pandemia en la que los funcionarios de salud pública recomiendan limitar los viajes y refugiarse en un mismo sitio.

El lunes por la tarde, un avión con ocho menores no acompañados, incluida la adolescente, salió de San Antonio y llegó a la capital guatemalteca, confirmaron funcionarios de ese lugar. Las autoridades migratorias guatemaltecas no pudieron precisar de inmediato si ICE los había examinado para detectar síntomas de COVID-19 antes del embarque.

Santos no pudo hablar con su hermana antes de que fuese deportada. Lo único que quería decirle era: “Te extraño muchoâ€, comentó.

En una de sus últimas reuniones por video antes de que fuera entregada a ICE, Soliman relató que la adolescente sonrió apenas una vez cuando le preguntó sus planes para el futuro. “Ella quiere ser doctoraâ€, dijo. “Y si no, oficial de policía o abogadaâ€.

Soliman no sabe siquiera si alguien iba a estar allá para recibir a la joven cuando bajara del avión, en Ciudad de Guatemala.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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