Columna: El coronavirus nos hará daño a todos. Pero será peor para aquellos que tienen menos - Los Angeles Times
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Columna: El coronavirus nos hará daño a todos. Pero será peor para aquellos que tienen menos

Socialmente distanciados, el secretario de Trabajo Eugene Scalia, izquierda, el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell (R-Ky.), el secretario del Tesoro Steven T. Mnuchin, el líder de la minoría del Senado Charles E. Schumer (D-N.Y.) y el director del Consejo Económico Nacional Larry Kudlow asisten a una sesión de negociación sobre un próximo paso de rescate económico el viernes.
(Getty Images)
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Para muchos trabajadores profesionales asalariados, la crisis del coronavirus será onerosa, aterradora, incluso dolorosa, pero económicamente sobrevivible.

La mayoría tiene la seguridad de un hogar con todos los servicios que necesitan para mantenerse productivos mientras teletrabajan, suponiendo que su empleador lo permita, y no se enfermen.

Sus planes 401(k) están sufriendo un impacto, pero las luces están encendidas, la despensa está abastecida, Internet está funcionando. Los siguientes pagos de hipoteca y tarjeta de crédito están programados. Habrán recibido correos electrónicos de los bancos y minoristas en donde compran, asegurándoles que las empresas están listas para servirlos en línea si no pueden ir en persona por cualquier razón.

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Ese no es el caso de Jim Conway, de 63 años, quien ha sido mesero en un restaurante de Olive Garden en Pittsburgh durante 16 años. A lo largo de ese tiempo, su salario que comenzó en $2.83 por hora más propinas pasó a $2.83 más propinas ahora. Ese es el salario mínimo de Pennsylvania para los empleados que reciben propinas, que no ha cambiado ni un centavo en todo ese tiempo.

Hace dos semanas, Darden Restaurants, el propietario corporativo de Olive Garden, anunció que proporcionaría a los trabajadores a tiempo completo hasta cinco días de enfermedad pagados. Alabé a la empresa por esa iniciativa, pero aquí está la realidad.

Conway es un empleado a tiempo parcial, que trabaja seis horas al día, cuatro días a la semana. Él es el sostén de su hogar. Su empleo terminó el 15 de marzo, sin previo aviso, cuando el Olive Garden en el que trabajaba terminó el servicio en el restaurante.

Dado que la licencia por enfermedad remunerada en Darden se acumulará en función de las horas trabajadas, no acumulará días de enfermedad al mismo ritmo. Según la política de Darden proporciona a sus trabajadores días de enfermedad en función de sus últimos seis meses de trabajo, él tiene derecho a dos días.

Darden también dice que proporcionará a todos los trabajadores en restaurantes obligados a cerrar o reducir sus horas un pago de emergencia de dos semanas. Eso es una ventaja, pero no un remedio.

“Creo que todos sabemos que esta crisis se extenderá más allá de dos semanasâ€, manifestó Conway el viernes en una conferencia de prensa patrocinada por Restaurant Opportunities Centers United, una organización sin fines de lucro que aboga por mejores salarios para los trabajadores de restaurantes.

La brecha entre la experiencia de los estadounidenses capaces de trabajar desde casa y aquellos en el sector de servicios, ahora sin trabajo, subraya cuán dramáticamente la crisis está separando a los que tienen de aquellos que no tienen mucho en la economía de Estados Unidos.

Cuando se desata una crisis, son estos últimos los que llevan la peor parte del daño. Esto se desarrollará esta vez con particular ferocidad en Estados Unidos por varias razones. Una es que, desde la última recesión, nos hemos vuelto cada vez más dependientes de trabajos con bajos ingresos, beneficios inferiores y garantías frágiles de empleo continuo.

Los trabajadores de producción y no supervisores en las industrias del ocio y la hospitalidad han aumentado a 9% en la fuerza laboral civil este año desde 7.4% en 2010. Constituyen un ejército de más de 14.7 millones de trabajadores en la actualidad, todos vulnerables a la pérdida de horas o de su empleo en la crisis.

La segunda razón es que la red de seguridad social de Estados Unidos, para mezclar metáforas, el sustento de los hogares de bajos ingresos, no sólo está hecha jirones, sino que es mucho menos útil que la de cualquier otro país desarrollado. La resistencia a mejorarla, incluso ante el dolor y el sufrimiento que ya sienten estos trabajadores, sigue siendo abundante entre los republicanos en el Congreso.

Veamos algunas medidas pertinentes. Los trabajadores de bajos ingresos de Estados Unidos ganan menos en comparación con los ingresos promedio totales que los de cualquier otro país desarrollado. Según las estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 10% de los trabajadores estadounidenses peor pagados ganan sólo alrededor del 47% del salario medio. Ese es un indicador justo de la desigualdad económica general.

Esa es la peor proporción entre los 21 países encuestados por la OCDE. A los trabajadores de bajos ingresos en Irlanda les va mejor, con el 72.8% de la media de ese país. El porcentaje es superior al 60% en Noruega, Australia, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Canadá, y superior al 65% en Suiza, Dinamarca y Bélgica.

La red de seguridad contra la pobreza está a la baja en EE.UU, en comparación con esos países. Como informó Karen Jusko, del Centro Stanford sobre Pobreza y Desigualdad en 2016, Estados Unidos ocupó el último lugar en términos de sus esfuerzos para sacar a los trabajadores de la pobreza.

Estados Unidos proporcionó menos de la mitad de la asistencia necesaria para elevar los ingresos de todos al 150% del nivel de pobreza de la nación (este año, eso sería $39.300 para una familia de cuatro). Dinamarca lideró la lista, proporcionando más del 75% de lo que se necesita. Ningún país cayó por debajo del 50%, excepto EE.UU.

La brecha entre los trabajadores de base y el resto de la fuerza laboral estadounidense se ha ampliado desde fines de la década de 1970, en gran parte porque las ganancias de productividad que impulsan el crecimiento económico se han elevado hacia los ricos.

Estados Unidos hace menos que cualquier otro país desarrollado para sacar a sus trabajadores de la pobreza, de acuerdo con este gráfico de cuánto gasta cada nación en comparación con lo que se necesita para elevar todos los ingresos al 150% del nivel de pobreza de EE.UU.
(Stanford University)

Desde 1948 hasta 1979, según las estadísticas del Instituto de Política Económica respaldado por el sindicato, la productividad, medida como la producción de bienes y servicios por hora trabajada, creció en un 108%, mientras que los salarios y beneficios para los trabajadores de producción y no supervisores crecieron en un 93.2%. Sin embargo, desde 1979 hasta 2018, la productividad se elevó casi un 70%, pero la compensación aumentó sólo un 11.6%.

De acuerdo con el Proyecto para aumentar los salarios de Estados Unidos, la reducción de la participación del trabajo en el crecimiento económico ha resultado en $30 billones en salarios perdidos transferidos a altos ejecutivos y ganancias corporativas, es decir, accionistas, desde 1973.

Los frágiles estilos de vida de los trabajadores de bajos ingresos de Estados Unidos van más allá de estas cifras crudas. Los estadounidenses de clase trabajadora tienen menos acceso a la atención infantil, la atención médica y los servicios digitales, como la conectividad a Internet, que los trabajadores de ingresos medios y altos han dado por sentado.

Como resultado, incluso si tienen empleos que se pueden realizar desde casa durante el cierre estadounidense, no cuentan con los recursos para hacer el trabajo.

Los trabajadores de base comenzaron a quedarse atrás a finales del decenio de 1970, cuando la compensación empezó a ir a la zaga de las ganancias del crecimiento de la productividad.
(Economic Policy Institute)

No pueden confiar en Internet, ni permitirse contratar a alguien para mantener a los niños ocupados y atendidos, una necesidad ahora que todas las escuelas están cerradas. Solicitar beneficios de desempleo a menudo significa un sinfín de papeleo y un retraso antes de que incluso los escasos fondos de desempleo empiecen a fluir.

A menudo no tienen ahorros que les ayuden a pasar de un salario a otro, y mucho menos de un sueldo al desempleo.

Si necesitan ir al médico, a un hospital o incluso a un centro de atención urgente, es posible que tengan que pagar un deducible elevado o copagos si tienen seguro, o inclusive un gasto mayor si no lo tienen. Por lo tanto, pueden posponer la atención médica necesaria, lo que podría significar condiciones de salud más graves o mayores gastos en el futuro.

Sorprendentemente, el presidente Trump y los líderes del Congreso, especialmente los republicanos, no parecen haber recibido el mensaje, incluso ahora.

Una medida propuesta por los demócratas de la Cámara de Representantes que habría previsto la licencia por enfermedad con goce de sueldo permanente y los beneficios pagados de licencia médica y familiar fue diluida en una reunión legislativa. La versión final firmada por Trump prevé el reemplazo de salario completo para los trabajadores que toman licencia por enfermedad para su propio cuidado, pero sólo dos tercios de la paga por licencia para cuidar a un niño enfermo u otro miembro de la familia.

“Este salario reducido realmente puede dificultar que los trabajadores que sólo ganan el sueldo mínimo puedan permitirse tomar esta licenciaâ€, dice Pronita Gupta, del Centro de Derecho y Política Social.

La medida, además, exime a las empresas con 500 o más trabajadores, como las grandes cadenas de restaurantes, y permite a las compañías con menos de 50 empleados buscar exenciones. Haciendo un corte entre los empleadores más grandes y los más pequeños que emplean trabajadores de bajos ingresos.

Los negociadores del Congreso también diluyeron las disposiciones de licencia familiar pagada del proyecto de ley. La versión final proporciona hasta 12 semanas de licencia con goce de sueldo sólo para padres de niños menores de 18 años cuya escuela o servicio de guardería está cerrado. Pero los primeros 10 días de licencia no están pagados, y las 10 semanas restantes están cubiertas sólo hasta dos tercios de los salarios.

Mientras tanto, un plan de estímulo para el próximo paso propuesto por el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky.) reduciría aún más a los estadounidenses más necesitados. McConnell describió el plan para proporcionar hasta $1.200 para un individuo o $ 2.400 para una pareja, más $500 por cada niño. (Hasta aquí todo bien).

Pero según su plan, los pagos, incluidas las eliminaciones progresivas, se basarían en las declaraciones de impuestos de 2018, o en 2019 si no se presentaron en 2018. Pero los ingresos de 2018 de uno pueden no dar una idea de lo necesitado que se ha vuelto. Marzo de 2020: aquellos cuyas ganancias en 2018 superaron los $75.000, donde comienzan las eliminaciones, pueden necesitar mucho más hoy.

Es posible que algunos trabajadores con bajos salarios no hayan ganado lo suficiente como para presentar una declaración de impuestos para 2018, cuando los solteros menores de 65 años y que ganan menos de $10.400 no tuvieron que presentar una solicitud (para las parejas, el umbral era de $20.800). Los trabajadores de ingresos más bajos recibirían sólo $600, mientras que aquellos con ingresos salariales de menos de $2.500 no recibirán nada.

En otras palabras, para los estadounidenses más vulnerables, incluso la asistencia del gobierno aumentará esa desigualdad.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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