Mario Torero habla de su arte, activismo y una nueva exposición en San Diego Mesa College
Mario Torero es una gran presencia en el arte visual, el activismo y la cultura chicana, y sus murales a gran escala son ciertamente una parte importante de esa presencia. Es uno de los fundadores de Chicano Park (un monumento histórico nacional) y el Centro Cultural de la Raza en Balboa Park, destacando el arte y la cultura chicana, latina e indígena.
Torero, artista y activista que creó el término artivista para él y su obra, viajó por todo el mundo pintando murales e instalando la obra que refleja la belleza y la riqueza de su herencia, al tiempo que critica una historia de opresión a la que han estado sometidas las personas marginadas.
“Cuando colocamos las primeras pinceladas de colores en el puente (San Diego-Coronado), supimos que estábamos destruyendo y creando al mismo tiempo”, dice sobre el movimiento para establecer Chicano Park a principios de los años setenta. “Destruir mitos y mentiras con nuestros hechos y verdades recién descubiertos acerca de quiénes somos realmente... Nuestros murales no sólo cuentan, gritan acerca de nuestra grandeza y glorioso pasado, sino que también expresan nuestra lucha actual y hacen un llamado a la acción a medida que los climas políticos se calientan en nuestras ‘fronteras’”.
Torero, de 72 años y originario de Perú, vive en University Heights y tiene cinco hijos y “un montón de nietos”. A lo largo de los años, ha dirigió varias galerías de arte con su padre, el artista Guillermo Acevedo, y actualmente dirige Mundo Gallery & Healing Center. Se tomó un tiempo para hablar sobre el legado de sus años de artivismo y su última exposición, Mario Torero: Artivismo Loko, en exhibición en la galería de arte de San Diego Mesa College hasta el jueves 21 de marzo.
P: ¿Qué puede esperar ver la gente en su exhibición Mario Torero: Artivismo Loko?
R: Mi trabajo desde principios de la década de los sesenta hasta el presente, que incluye muchas pinturas grandes sobre lienzo y vinilo y algunos fragmentos de los sentimientos por los que pasaba en ese momento, proyectados en mi arte. Algunas de estas piezas son muy atractivas debido a la influencia que tienen en mi los artistas musicales de la chicha de las amazonas, y usé pinturas fluorescentes. Habrá diferentes temas, algunos relacionados con proyectos artivistas como el intercambio cultural Peregrinación a Machu Picchu con Perú. Y la galería tiene múltiples proyectores que usaremos con videos de arte público de artivistas en San Diego. También he invitado a otros artistas (incluido mi hijo, Pablo Acevedo) a que formen parte de estos tours de “Peregrinación”, y tendrán piezas en el espectáculo.
P: ¿Su padre le enseñó a dibujar y pintar?
R: Nací con su talento. Él era un gran dibujante. Comencé a dibujar desde el año de edad y desde los tres años lo acompañaba a trabajar a su oficina del centro de la ciudad, hasta que cumplí los 10 años. Conocí a todos los artistas activos de la bohemia de Lima de los años cincuenta. Ellos creaban y me enseñaban trucos y estilos sobre cómo hacerlo funcionar, porque la mayoría de ellos eran muy dinámicos y se esforzaban por ganarse la vida. Eran un grupo cerrado.
P: ¿Y qué fue lo que le atrajo por primera vez del arte visual?
R: Fue divertido y se trataba de poder producir obras de arte que se pudieran admirar y valorar. Vi lo que hacían los demás y supe que podía hacerlo mejor. Vi un arte fantástico y pensé que también podía hacerlo. Formé parte de los proyectos públicos de papá. Me conecté con él y vi y sentí sus movimientos, y lo admiré. Éramos similares, y ahora, mucho después de su muerte, él soy yo (o yo soy él).
P: Cuando recién combinó las palabras artista y activista para referirse a sí mismo como un artivista, ¿qué quería transmitir al identificarse de esta manera?
R: Ser un artivista es llevar con honor y orgullo la responsabilidad humana de ver hecha una realidad una Tierra más humana y considerada. Y esta realidad sucederá a través de cualquier acción creativa que tomemos en comunidad con los estudiantes, otros artistas y amantes del arte. El artivismo es una escuela de arte que sirve para el desarrollo de la verdad y el amor a través de las expresiones del arte. Es la forma de dar voz y presencia a la mayoría silenciosa.
P: Usted es miembro fundador del Centro Cultural de la Raza y del Parque Chicano. ¿Puede contarnos por qué quería involucrarse con estos dos espacios en ese momento?
R: Mi padre me preparó para enfrentarme al mundo del arte y yo le entre duro como artista/chamán en progreso yo solo hasta enero de 1970, cuando me integré a un grupo de artistas chicanos que se habían reunido frente al edificio Ford (que se convirtió en el museo aeroespacial). Nos encargamos del edificio, lo ocupamos y creamos un Centro Cultural de la Raza. Comenzamos el movimiento chicano cuando la mayoría de los mexicoamericanos nos quitaron las etiquetas y creamos esta nueva cultura… Éramos nuestros propios héroes, inspirados por nuestra gran historia y el ejemplo de nuestros ancestros para volver a vivir, unidos en el espíritu de la cultura chicana.
P: ¿En qué esperaba que se convirtieran?
R: Nada más ve como hemos crecido en nuestros primeros 49 años. En 1970, fuimos segregados. No había chicanos en ningún lugar de San Diego, excepto en los barrios. Ahora, estamos en todas partes, excepto en la televisión y en las películas. El sistema escolar es abrumadoramente café en toda la ciudad y el estado. Chicano Park, que al principio fue ignorado y rechazado por la ciudad, adoramos lo que tenemos allí con todos los cada vez más visitantes que vienen a ver el vibrante distrito de las artes de San Diego en Barrio Logan.
P: He leído que parte de lo que quiere hacer es resaltar el trabajo de los artistas de Barrio Logan que a menudo pasan por alto. ¿Puede nombrar a un par de estos artistas y contarnos un poco sobre ellos y su trabajo?
R: A los chicanos se les ha pasado por alto, como inexistentes, en el arte masivo, pero nuestro arte y cultura han estado cambiando eso. Ha tomado años y una nueva generación de artistas y seguidores que han creado nuevas oleadas de artistas jóvenes, como César Castañeda, un artista local de graffiti que se crió con el arte del parque y con los maestros que los pintaron. Vino a mí un día, hace años. Se ofreció como voluntario para trabajar conmigo mientras yo me dedicaba a embellecer Logan Avenue pintando las cajas eléctricas. Pintó una con estudiantes más jóvenes y hoy, durante más de tres años, César ha estado desarrollando constantemente nuestro talento local mediante la promoción de sus obras en su Galería de Arte Chicano en 2117 Logan Ave.
Recientemente fui descubierto por la Biblioteca del Congreso, que compró 20 piezas mías para su nueva colección de arte chicano. Los visité el año pasado y me convertí en una especie de embajador cuando sugerí a un gran artista que ellos no conocían, pero que debían incluir en su colección: nuestro cofundador de Chicano Park, Salvador R. Torres, quien es un pilar en el movimiento chicano.
Deaderick escribe para el U-T.
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