Seguidora de Trump: “Me encantarÃa presentarme voluntaria para construir el muroâ€
WASHINGTON/EFE — Cientos de seguidores de Donald Trump se congregaron hace unos dÃas en Washington con la esperanza de que el nuevo presidente cumpla dos de sus grandes promesas: la de devolver al paÃs los empleos que se han trasladado al exterior y la de construir el prometido muro en la frontera con México.
Nelly Carmenatty madrugó para llegar desde las afueras de Washington hasta la explanada central de la capital y ver el discurso de Trump. La lluvia y las más de tres horas de cola no le quitaban la sonrisa de ilusión por la inminente investidura de alguien que, a su juicio, “cambiará el paÃs para mejorâ€.
“Me encantarÃa presentarme voluntaria para construir el muro†en la frontera con México, aseguró a Efe esta puertorriqueña de mediana edad residente en el estado de Virginia, que se reconoce como latina pero no le “gusta†la inmigración ilegal.
“Hay gente que llega aquà y trata de aprovecharse del Gobierno. Y yo he trabajado muy duro por lo que tengoâ€, añadió Carmenatty, que lucÃa orgullosa unos pendientes con los nombres de Trump y de su vicepresidente, Mike Pence.
Más adelante en la cola que rodeaba varias cuadras al suroeste del Capitolio, Lisa Maruschak se aseguraba de que todos vieran bien su camiseta con el lema “Orgullosa de ser una deplorableâ€, el calificativo con el que la candidata demócrata, Hillary Clinton, se refirió a los simpatizantes de Trump durante la campaña electoral.
“Creo que Trump nos va a devolver los trabajos. Es hora de que las cosas que se fabrican fuera estén sometidas a muchos impuestosâ€, dijo la fan incondicional del magnate, residente en Youngstown (Ohio), una de las localidades más afectadas por la desindustrialización y la pérdida de empleos en el paÃs.
Si Trump le concediera un deseo, Maruschak pedirÃa que “devuelva a Estados Unidos la fábrica de las Oreo, porque las producen en México, ¡y ésa es nuestra galleta!â€.
Pero también espera que “revierta todo lo que ha hechoâ€el presidente saliente, Barack Obama, a quien considera “socialistaâ€, y que “bloquee la inmigración ilegalâ€.
“Estoy a favor de la diversidad y de toda esa basura, pero no quiero que la gente viva aquà a costa de mis impuestosâ€, subrayó.
A su lado, su hijo Eric Miller asentÃa convencido. “Estoy bastante seguro de que va a empezar pronto a deportar a inmigrantes indocumentadosâ€, sostuvo.
La multitud que esperaba para acercarse todo lo posible a Trump era abrumadoramente de raza blanca, pero también más joven de lo que indican los perfiles demográficos del votante de Trump, con numerosos adolescentes en la cola.
Muchos de ellos participaban en excursiones escolares organizadas meses antes de las elecciones y no eran necesariamente seguidores del nuevo presidente, pero otros, como Hunter Lacey, no tenÃan tapujos en expresar su apoyo incondicional al magnate.
“Creo que en los últimos ocho años, este paÃs ha caÃdo más bajo que en ningún otro momento en Estados Unidos. Es hora de unirnos y reconstruir la economÃaâ€, indicó a Efe ese joven de 18 años, que viajó a Washington con sus padres desde el sureño estado de Georgia.
“Va a ser un presidente fuerte en lo militar y eso me gusta, porque mi padre es militar y yo quiero serloâ€, agregó Lacey.
El joven también confÃa en que Trump cumpla su promesa respecto al muro en la frontera con México, aunque advierte que “no va a ser lo que todo el mundo imagina, no va a ser un muro grande de ladrillos rojos, pero sà hace falta un mayor control en la frontera y echar a la gente (indocumentada) fueraâ€.
“No es que yo crea que la inmigración sea mala. Los que apoyamos a Trump no somos gente mala. No somos gente racista. Tengo muchos amigos negros y muchos amigos hispanos (...). Pero va a deportar a la gente mala, a los narcotraficantesâ€, concluyó Lacey.
En la cola también hay entusiasmo por otra propuesta principal de Trump: la de derogar la reforma sanitaria de Obama y reemplazarla por otro sistema. Es el caso de Sil Schooler, una dueña de un “pequeño negocio†en el corazón del estado de Virginia.
“Nos han forzado a contratar el seguro médico (para nuestros empleados), y no nos gusta tener que garantizar cobertura por maternidad cuando nadie en nuestro grupo va a tener hijosâ€, apuntó.
Otros asistentes, en cambio, evitaban profundizar en sus expectativas y se limitaban a regocijarse del “momento históricoâ€.
“Trump ha sido un soplo de aire fresco†en la polÃtica de EEUU, aseveró a Efe Roger Granquirst, de Michigan.
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