El narrador miembro del Salón de la Fama, Jaime Jarrín, comparte recuerdos de Fernando Valenzuela, revelando que la estrella silenciosa sabía más de lo que dejaba ver.
El narrador de los Dodgers en español y miembro del Salón de la Fama, Jaime Jarrín, se dio a conocer nacionalmente cuando se convirtió en el intérprete de Fernando Valenzuela durante su temporada de novato. Jarrín compartió algunas de sus reflexiones sobre trabajar con Valenzuela, quien falleció el martes a los 63 años.
Cuando venía un jugador de Ligas Menores, un jugador latino, siempre bajaba yo al camerino, al clubhouse para darle la bienvenida al pelotero en nuestro idioma, darle la bienvenida, que se sienta a gusto con la organización, explicándole lo que es la organización de los Dodgers, cuáles son los lineamientos que hay que seguir y todo eso.
Y recuerdo perfectamente que estábamos en Houston con el equipo de gira en 1980, cuando me llamaron. Me dijeron ‘tenemos aquí a un muchacho que lo subieron de AA, San Antonio’. Bajé y era Fernando. Entonces me encontré con un jovencito de 19 años de edad, pelo largo, gordito, no hablaba una sola palabra de inglés, facciones indígenas y me llamó la atención.
Era muy, muy introvertido, no hablaba mucho, era muy amable, pero siempre no hablaba mucho. Era muy, muy retraído, pero me cayó tremendamente bien porque era humilde. Se veía humilde y se veía admirado de haber llegado a Grandes Ligas.
Fernando Valenzuela, el lanzador de origen mexicano que llevó a los Dodgers a ganar la Serie Mundial y amplió enormemente la base de seguidores latinos de la MLB, ha fallecido.
Para 1981, Fernando fue señalado como el tercer abridor del equipo. Jerry Reuss iba a vivir el primer juego, Burt Hooton el segundo, y Fernando debía lanzar el tercer juego en la primera serie de 1981, pero luego se lastimó un tobillo Jerry Reuss. Acudieron a Burt Hooton, pero también se lastimó una uña en el pie, y entonces llamaron a Fernando, y ahí comenzó lo que todos conocemos, la famosa ‘Fernandomanía’.
Entonces, como Fernando no hablaba inglés en absoluto, le pidieron a un segundo base dominicano, Pepe Frías, que le ayudara a Fernando, traduciéndole. Y lo hizo uno de los juegos, luego después le pidieron a Manny Mota, que era coach de primera, que le ayudara a Fernando.
Pero luego Fred Claire que era el Jefe de Publicidad de los Dodgers se acercó y me dijo: ‘Jaime, no es justo que estemos molestando a los peloteros y a los coaches para que le ayuden a Fernando como su traductor. Como tú trabajas con el equipo y tú estás con el equipo en todas partes, nos gustaría que le ayudaras a Fernando como su intérprete’. Y le dije, ‘¿cómo no?, con mucho gusto’.
Y así fue cómo empecé a estar con Fernando en todas las partes, en todas las giras.
Siempre salíamos nosotros, Fernando y yo. A veces también el agente de Fernando, Antonio DiMarco, y nos íbamos siempre un día antes que el equipo para poder complacer los pedidos de la prensa en todas las ciudades. Y así fue como empecé yo a estar siempre de cerca con Fernando.
Me sorprendió Fernando que a pesar de que no hablaba mucho y no sabía nada de inglés, siempre fue atento y amable con la prensa. Yo solamente le di una vez un consejo, le dije: ‘Fernando, tú no tienes, no estás obligado a contestar cada una de las preguntas que te hagan, si por alguna razón no te gusta una pregunta, di amablemente: no me interesa contestar esta pregunta, por favor la próxima pregunta’. Fernando siempre tuvo el interés de enfrentarse a la prensa, para procurar de responder siempre a todas las preguntas y no tuvimos gracias a Dios ningún incidente desagradable, como veo que otras personas tienen con la prensa. Gracias a Dios, todo transcurrió sin ningún problema.
Muchos creían que Fernando no se daba cuenta del éxito que estaba teniendo. Que no se daba cuenta de lo que él estaba protagonizando, eso no es verdad. Fernando siempre supo todo lo que pasaba alrededor de él, era tan inteligente en el juego y muy inteligente después del juego. Durante el juego era una maravilla en verdad lanzando, para a dónde tirar la pelota en un abrir y cerrar de ojos, era increíble, (tenía) unos instintos maravillosos que hicieron un valor completo y además era magnífico bateador. A pesar de ser pitcher, bateaba muy bien y bateaba con poder. No creo que se hubiera acostumbrado al bateador designado de estos días porque algo le encantaba era batear, así es que fue un pelotero completo. Durante seis años de 1981 hasta 1986, Fernando fue en verdad un espectáculo increíble, increíble de verdad.
Fernando nunca cambió, Fernando fue el Fernando de siempre. Él se dio cuenta de que estaba protagonizando no solo un evento deportivo, un fenómeno deportivo, sino un fenómeno sociológico. Él se dio cuenta de que tenía una gran responsabilidad con la comunidad mexicana en particular, mexicomericana y latina en general. Yo creo que su proceder fue encomiable, fue extraordinaria y fue un ejemplo maravilloso de superación para los niños y los jóvenes.
Sinceramente, creo que Fernando debía haber sido votado para el Salón de la Fama, por una simple razón: si bien él no logró los números necesarios para entrar al Salón de la Fama, como son el tener más de 200 victorias, en el credo del Salón de la Fama dice lo qué has hecho por el beisbol, y yo creo que no hay ningún pelotero que haya hecho más por el bien de béisbol que Fernando Valenzuela.
Fernando creó un fanbase latino increíble que ayudó tremendamente, no solo a los Dodgers, sino al béisbol en general. Recordemos que en los años 80 el béisbol andaba de capa caída, no teníamos ídolos, estaba latente la amenaza de una huelga que estalló en 1981. Ahí fue cuando Fernando surgió y salvó al béisbol. Entonces Fernando ha hecho tanto, no hay ningún otro pelotero, ningún otro personaje dentro de béisbol de Grandes Ligas que haya creado tantos nuevos aficionados al béisbol como Fernando.
Sandy Koufax, Don Drysdale, Maury Wills, Orel Hershiser, han sido tremendos, pero aquí los niños nacidos en Estados Unidos ya conocen el béisbol desde la escuela, porque empiezan a jugar béisbol desde los cinco seis años de edad.
Con Fernando sucedió algo diferente, personas de México, de Centroamérica, de Sudamérica que eran indiferentes totalmente al béisbol gracias a la magia de Fernando se convirtieron en seguidores de béisbol al extremo de que los Dodgers crearon una base de aficionados increíble, de un poderío económico extraordinario.
Cuando yo empecé con los Dodgers, los latinos que venían al estadio eran un ocho o 10 %. En la actualidad, los latinos que vienen al estadio son el 42 al 46 % y eso le debemos a Fernando Valenzuela. O sea que por esas razones yo creo que Fernando debería estar en el Salón de la Fama de Cooperstown.
Me dio un gusto enorme, una satisfacción profunda, al ver que los Dodgers lo homenajearon retirando su número 34. Es una de las pocas veces que yo vi en Fernando una gran emoción. Cuando hubo la ceremonia y él iba caminando desde el dugout hasta donde estaba la tarima y el micrófono cerca del montículo. Le vi que finalmente él demostró un entusiasmo y una emoción bastante grande, una sonrisa de oreja a oreja, y estaba feliz. Además, ahí estaban todos, su familia, su esposa, sus dos hijos, sus dos hijas, sus siete nietos. Y por eso felicito a los Dodgers, por tener el acierto de poner a Fernando en el Anillo de Honor.
El legendario lanzador mexicano Fernando Valenzuela vio su número retirado en Dodger Stadium en frente de su familia, amigos y aficionados.
Ahora debemos tener la satisfacción y el orgullo de saborear el legado que nos deja Fernando, el legado que deja Fernando a las juventudes y a la niñez. Él vino aquí como un inmigrante a realizar su sueño dorado de ser uno de los mejores en jugar profesionalmente. Eso inspira a las juventudes para que se esfuercen más y se den cuenta de que en este país hay oportunidades.
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