El virus sigue expandiéndose y se tambalean los Juegos Olímpicos
Mientras los contagios se disparaban en Europa y Estados Unidos y la economía mundial seguía cayendo, Japón insinuó el lunes que la próxima víctima de la pandemia del coronavirus podrían ser los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, admitió que aplazar el evento más importante del deporte podría ser inevitable. Después Canadá y Australia agravaron la enorme presión sobre los organizadores al plantear que quizá no enviarían deportistas a Tokio este verano.
“Si resulta difícil celebrarlo al completo, la decisión de aplazarlo sería inevitable”, dijo Abe.
El tremendo dolor de cabeza de repensar la logística de un evento planificado durante años, sin mencionar el enorme coste y el golpe que supondría para el orgullo nacional, sería sólo un nuevo ejemplo de cómo lo que antes era impensable ahora es una realidad, ante el empuje de un virus que está desmoronando la vida cotidiana.
La acumulación de eventos cancelados, trabajo perdido o modificado y una reducción generalizada del gasto y la interacción está lastrando a las economías. En Estados Unidos, los políticos negociaban un enorme paquete de rescate que podría equivaler a casi 2 billones de dólares.
El pico de contagios ha provocado escasez de material médico en muchos lugares. España levantó un hospital de campaña en un centro de convenciones. Personal médico británico pedía más equipamiento, diciendo que se sentían como “carne de cañón”. Y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó que se enviaran módulos hospitalarios portátiles a Washington, California y Nueva York.
Mientras crecía la sombra del virus, continuaba el recuento de políticos y celebridades que anunciaban haber dado positivo o se ponían en cuarentena.
El republicano de Kentucky Rand Paul fue el primer senador estadounidense en anunciar que estaba infectado. El superastro de la ópera Plácido Domingo anunció que padecía COVID-19, la enfermedad que produce el virus, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, se puso en cuarentena después de que un médico que le puso una vacuna diera positivo.
Para la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus causa sólo síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. Pero algunos, especialmente ancianos y personas con problemas médicos previos, pueden sufrir complicaciones más graves como neumonía.
Las infecciones seguían subiendo el domingo en Italia, que alcanzó 59.000 casos y 5.476 muertes. El primer ministro de India pidió a los 1.300 millones de habitantes del país que se quedaran en casa, con resultados dispares.
Australia aplicó el lunes un cierre a bares, gimnasios, cines, clubes nocturnos, restaurantes y otros establecimientos que reunían a grandes grupos de personas.
Japón parecía haber evitado por el momento un contagio descontrolado del virus, como temían algunos. Pero para muchos allí, el destino de los Juegos Olímpicos de 2020 ha sido una preocupación diaria.
Muchos miembros del gobierno han insistido en que el virus no obligaría a hacer cambios en los juegos, que debían comenzar el 24 de julio en Tokio.
Pero ese mensaje flaqueaba el lunes.
El Comité Olímpico Internacional anunció un plan para analizar la situación en las próximas semanas y tomar una decisión, lo que podría incluir un aplazamiento.
Australia, por su parte, emitió un comunicado recomendando a sus deportistas que se preparasen para unos Juegos Olímpicos en 2021.
Abe descartó una cancelación y dijo el lunes que confiaba en que el COI tomara una decisión pronto si se aplazaban los juegos, porque el proceso requeriría mucho trabajo y las autoridades tendrían que empezar a hacer cambios lo antes posible
La antorcha olímpica llegó el viernes pasado al norte de Japón para iniciar los relevos el 26 de marzo, aunque las autoridades intentaban evitar grandes aglomeraciones a lo largo del recorrido.
Japón tenía el domingo 1.719 casos confirmados del virus, incluidos 712 de un crucero con 43 muertes.
Por ahora el país ha logrado frenar la curva de contagio, aunque los expertos han encontrado cada vez más focos de infección en zonas urbanas de origen desconocido.
Mientras otros países trataban de contener el virus, la ciudad china de Wuhan, donde comenzó el brote, dijo el lunes que permitiría movimientos limitados tanto dentro de la ciudad como para salir, suavizando las restricciones tras varios meses.
La provincia de Hubei, donde se encuentra Wuhan, tiene 67.800 casos, la mayoría de los 81.093 de China. Los primeros contagios se detectaron allí, y Wuhan fue la primera ciudad en quedar aislada.
Las noticias en círculos empresariales eran menos prometedoras.
Singapore Airlines dijo que reduciría el 96% de su capacidad hasta finales de abril. La aerolíneas se han visto muy afectadas por las restricciones de frontera introducidas para frenar el COVID-19, la enfermedad que produce el virus.
Por su parte, la compañía surcoreana de bajo coste Eastar Jet anunció el cierre temporal de todos sus vuelos internos, días después de paralizar los vuelos internacionales que aún operaba.
En Nueva York se acabaron desde los planes infantiles para jugar a los picnics o los juegos de baloncesto, después de que las autoridades impusieran duras restricciones para combatir el virus. Se temía que el estado pudiera convertirse en uno de los lugares más afectados del mundo.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ordenó cerrar todos los negocios o esenciales y que los trabajadores no esenciales se quedaran en casa a partir del domingo por la noche, endureciendo las restricciones previas.
Los hospitales de la ciudad de Nueva York estaban a 10 días de quedarse sin “suministros muy básicos”, indicó el domingo por la noche el alcalde, Bill de Blasio. “Si no conseguimos el material, literalmente vamos a perder vidas”, dijo a CNN.
El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, prometió en una intervención en CBS que los suministros empezarían a llegar pronto e irían “claramente dirigidos a aquellos lugares que más los necesitan”.
Pero los esfuerzos de aprobar un paquete rápido de ayudas tropezaron en el Congreso. El Senado de Estados Unidos votó en contra de dar luz verde a un paquete de rescate valorado en 2 billones de dólares. Los demócratas alegaron que favorecía a las corporaciones en lugar de a los trabajadores y servicios médicos. Las negociaciones seguían en marcha.
En todo el mundo se han infectado más de 335.000 personas, y más de 14.600 han muerto, según la Universidad John Hopkins. En Estados Unidos había más de 97.800 personas, la mayoría en China.
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