Tras la eliminación tempranera de los playoffs, Clippers deberá tomar decisiones claves para su futuro
Los Angeles — Los Clippers se despidieron de la postemporada el domingo de manera histórica… pero no de buena manera.
Contando la serie contra el Jazz de Utah, los angelinos se convirtieron en el primer equipo en ser remontados y eliminados de los playoffs en cinco ocasiones: Grizzlies (2-0), Thunder (1-0), Rockets (3-1), Blazers (2-0) y Jazz (2-1).
Aunque las vacaciones empezaron tempraneramente para los Clippers, la organización angelina tendrá que tomar serias decisiones de cara a la temporada 2017-18, ya que varios de sus jugadores terminarán sus contratos con el equipo y posiblemente no regresarían.
Chris Paul, Blake Griffin y J.J. Redick serán parte de la agencia libre y posiblemente podrían abandonar el equipo. Paul tendrá que analizar su futuro si es que tiene interés en seguir con los Clippers.
El guardia es considerado uno de los mejores en su posición en su generación y aún así no ha podido llevar a su equipo a la “tierra prometida”.
Sin embargo, ¿qué tan importante es asegurar a Paul para la próxima temporada?
El talento de Paul es indiscutible, pero ha demostrado no tener el “instinto asesino” que se necesita para terminar el trabajo en la duela.
En 2014, Paul cometió errores ante el Thunder de Oklahoma en un año en que las posibilidades de ir a Las Finales de la NBA eran muy reales.
En 2015, Clippers estaba en ventaja en la serie 3-1 contra los Rockets de Houston y en el Juego 5 las cosas parecían terminarían pues tenían una ventaja de 19 puntos en el último período de ese partido. Desde ese momento, todo se fue abajo y Clippers perdió ese juego y dos más que lo vieron despedirse sorpresivamente de los playoffs. Paul no fue capaz de evitar la caída vergonzosa de su equipo.
Como líder del equipo, Paul debería haber sido capaz de explotar el talento de sus compañeros. Junto a Blake Griffin y DeAndre Jordan, los Clippers parecían tener un trio especial bajo el mando de Doc Rivers. Pero las cosas no han funcionado y el equipo nunca ha llegado a las instancias de las finales de conferencias.
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La gran duda
El dueño del equipo, Steve Ballmer y su gerencia tendrán la ardua tarea para responder a varias incógnitas de lo que querrán hacer en la postemporada.
¿Paul, Redick y Griffin deben quedarse? ¿Debe irse el entrenador Doc Rivers? ¿Cuáles suplentes hay que mantener?
La realidad es que los Clippers han tenido amplias oportunidades de alcanzar el éxito. Posiblemente es una cuestión mental que el equipo no ha podido superar.
Los Clippers han sido considerados por años la “sombra de los Lakers”, quienes han ganado 16 títulos y que vive un proceso actual de recambio.
Paul dijo no estar pensando actualmente en su futuro, pues apenas terminaron los playoffs para ellos y quiere tomar su tiempo para analizar la situación. Ante un posible recambio en el equipo, prefiere no opinar.
“Por suerte, ese no es mi trabajo. ¿Sabes a que me refiero?”, dijo el guardia tras la derrota de su equipo ante Utah en el Juego 7. “Mi trabajo es venir, tratar de asegurarme que este en mi mejor forma posible, tratar de liderar a mi equipo y cosas así. Mi trabajo no consiste en maniobrar quién está aquí o quién está allá”.
Otra de las grandes dudas es Griffin, quien no pudo finalizar los playoffs por dos años consecutivos por culpa de lesiones. El ala-pívot tiene 28 años, en quizá el mejor momento físico para un jugador de básquetbol y posiblemente quisiera probar qué hay disponible para él en el mercado de la NBA.
Pierce es parte de la historia
Cuando Paul Pierce se unió a los Clippers en 2015, seguramente por su mente pasó que tendría una seria oportunidad de volver a quedar campeón previo a su retiro. Sin embargo, las dos temporadas con las que estuvo con el equipo pasó con más pena que con gloria.
El jugador aportó poco al equipo, que esperaba contar con su experiencia, y parecía estar cómodo en la banca sin tener la presión de hacer por el equipo.
Su contratación no cumplió con las expectativas del quinteto angelino.
El jugador de 39 años jugó su último partido como profesional en el Juego 7 ante Utah y se le recordará por ayudar a llevar a los Celtics de Boston a dos finales, ambas contras sus acérrimos rivales, los Lakers, ganando uno en 2008, en el que fue elegido como el Jugador Más Valioso de Las Finales y perdiendo en 2010.
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