Hay fiesta en el Puerto de Veracruz
Agencia Reforma — Veracruz es un carnaval, sí, pero por culpa de sus Tiburones Rojos.
Después de mucho sufrimiento, de peleas con el Gobierno, de los desmanes del dueño, de la abrupta salida de Carlos Reinoso, hoy el equipo respira porque con dos triunfos al hilo ya acaricia la permanencia en la Primera División, porque el gol de Egidio Arévalo de ayer, en el 1-0 sobre Monterrey, fue de auténtico oro en la lucha contra Monarcas y Jaguares.
El silbatazo final de Marco Antonio Ortiz desató los abrazos en la tribuna del Luis “Pirata” de la Fuente y en la cancha, las explosiones de júbilo, como justa recompensa a un equipo que gana con los riñones, que hasta su tanto tuvo ese sello más allá del error del portero Hugo González.
Al 14’, Adrián Luna se tuvo fe en un disparo de cerca de 30 metros que rechazó mal el guardameta, Ángel Reyna no dio el balón por perdido y lo sirvió al “Cacha”, que en su festejo hizo la señal de los Libres y Lokos, de los Tigres, para echarle más sal a la herida de unos Rayados que dejaron el subliderato a merced de otros equipos.
Y los Tiburones Rojos se alejaron a cinco unidades de Monarcas y cuatro de Jaguares. En caso de que Morelia no gane ante Pumas o Jaguares pierda, estarán salvados.
El “Cabezón” alguna vez resucitó al peor América de la historia, en 2008, y ahora hizo lo propio confiando en jugadores borrados en el anterior proceso como Jefferson Murillo, Leandro Velázquez y Miguel Herrera Equihua.
El DT le inyectó determinación a un equipo limitado en nombres, pero cuyo ADN lo tiene cerca de la proeza de mantenerse en el Máximo Circuito.
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