El poder ofensivo de Adrián González será importante para los Dodgers en el Juego 3

Los buenos recuerdos de los playoffs quedan marcados por pequeños detalles.

Ahí es cuando entra en la discusión el primera base de los Dodgers de Los Ángeles Adrián González.

Por más que a muchos les cueste aceptar, la ofensiva de los Dodgers depende demasiado del estado de González.

Para mala fortuna del equipo angelino, en los últimos dos años de playoffs, nada le ha salido bien al mexicano.

González es cuarto bate debido a que por tercer temporada consecutiva fue líder en el equipo de los Dodgers en cuadrangulares y carreras impulsadas.

No hay duda que el mexicano es consistente, productivo y crea mucho peligro en el sector ofensivo.

Sin embargo, el año pasado no tuvo respuesta ante los Cardenales y conectó solamente tres imparables en 16 turnos al bate.

A pesar de que González tuvo molestias en uno de los nervios de la espalda durante el mes de septiembre, el primera base aseguró que se encuentra mejor.

“Pienso que estoy dejando ir pelotas a las cuales le puedo pegar en situaciones decisivas”, explicó González. “Me tengo que enfocar más en hacer contacto que en tratar de conectar cuadrangulares siempre, es algo en lo que tengo que trabajar”.

En la derrota del pasado viernes ante los Mets, los Dodgers dejaron a ocho corredores en base, situación a la cual no le han encontrado la forma de sacar provecho incluso durante el transcurso de la temporada regular.

“No tengo una respuesta concreta sobre por que no sabemos aprovechar cuando hay corredores en base”, destacó el entrenador de los Dodgers Don Mattingly. “Ese es nuestro mayor problema, no avanzar a nuestros jugadores cuando están en base, simplemente si no se mueven es imposible anotar”.

La evaluación de González en la victoria ante los Mets fue positiva, ya que terminó el partido con un imparable (doblete) que impulsó a Chase Ultey y Howie Kendrick.

Además, el mexicano supo aprovechar las circunstancias, ayudó al equipo en el aspecto que más necesita hasta ahora, y fue determinante para que los angelinos empataran la serie divisional a un partido por bando, lo que agrega más emoción al Juego 3.