Cortés: Patriots, un villano necesario en la NFL
Si no existieran el Pingüino o el Guasón, Batman no tendrÃa razón de ser.
Cuando hablamos de pelÃculas y deportes, se necesita un villano para que las cosas sean más interesantes, y uno de los villanos de la NFL son los Patriots de Bill Belichick y Tom Brady.
Piensen en esto: ¿creen que todo este escándalo de los balones desinflados serÃa la nota principal de cara al Super Bowl si hubieran sido los Colts los que lo hicieron y avanzaron?
Por supuesto que no. Pero hablamos de los Patriots, la dinastÃa moderna de la liga más popular del deporte americano, el mismo equipo que ha sido el modelo a seguir –al menos en cuanto a resultados se refiere– de la última década y media, y que no tiene récord perdedor contra ningún equipo de la NFL desde que Brady y Belichick están juntos.
La animosidad contra los Pats tiene muchas aristas. Son el equipo “colmilludo†que casi siempre gana, y no solo eso, sino que además muchas veces humilla a sus rivales si se da la oportunidad, algo que genera una gran animadversión en el público.
Súmenle a eso que tienen un coach huraño y con frecuencia arrogante, combinado con un quarterback franquicia que a veces juega de modelo y tiene una esposa que lo es, y encontrarán todos los ingredientes necesarios para que el equipo les desagrade (siempre y cuando no sean sus seguidores).
Lo dije la última vez que escribÃ: la trampa es eso, sin importar si al final se saca ventaja de ella o no. Lo que hicieron los Pats estuvo mal y fue estúpido porque no necesitaban hacerlo, pues eran superiores a Indy y lo demostraron en la segunda mitad de ese juego, cuando los balones ya estaban bien calibrados.
La falta fue una pequeñez, pero cuando tu historial ya está manchado por un antecedente de ilegalidad (el “spygate†del 2007), entonces pierdes el beneficio de la duda.
Muchos se cuestionan ahora si el legado de “dúo dinámico†de los Patriots quedó manchado por siempre. La respuesta es sÃ, sin importar si es cierto o no, porque muchos aficionados de la NFL confirmaron su percepción de que en Nueva Inglaterra existe una cultura de la trampa –incluso si es intrascendente, como es en los dos episodios en los que el equipo ha sido sorprendido cometiendo actos fuera de las reglas–.
Sin embargo, seamos honestos: no conozco a nadie que no trate de sacar la mayor ventaja posible de una situación. Esa misma gente que ahora se dice indignada por lo que hicieron los Pats, es la misma que no es del todo recta a la hora de hacer sus impuestos, o que se sale del trabajo cuando sabe que le quedó algo pendiente.
Lo que este penoso episodio le da al Super Bowl es un ingrediente más de interés y motivación, porque mientras los Seahawks tratarán de “confirmar†que los Pats no son dignos de estar en el juego por el tÃtulo, en Nueva Inglaterra están ansiosos de demostrar que con cualquier balón pueden ganarle a quien sea y conquistar su cuarto Trofeo Lombardi.
La única diferencia es que aquà no se trata de una batalla entre el ‘bueno’ y el ‘malo’, sino entre dos villanos, porque los Seahawks también tienen ‘cola que les pisen’, pero esa es otra historia.
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